Tuesday, July 30, 2013

Fantasías. Respuesta al post de Žižek

Hace unas semanas, preguntado de pasada, en el curso de una entrevista oral, por el famoso publicista esloveno Slavoj Žižek, Chomsky realizó una sumaria declaración –transcrita y traducida para SinPermiso por su amiga Julie Wark— en la que manifestaba su total falta de interés por el personaje, a quien, dijo, no podía tomarse en serio. La celebridad eslovena replicó con una de sus espásticas escenificaciones habituales. Esta es la sumaria respuesta de Chomsky.

NOAM CHOMSKY
He recibido unas cuantas peticiones de comentario al post “Slavoj Žižek Responds to Noam Chomsky: ‘I Don’t Know a Guy Who Was So Often Empirically Wrong’” (“Slavoj Žižek replica a Noam Chomsky: ‘No conozco a ningún gachó que haya metido tanto la pata empíricamente’”: http://www.openculture.com/2013/07/slavoj-zizek-responds-to-noam-chomsky.html).
Lo he leído con cierto interés, esperando aprender algo, y dado el título, descubrir algunos errores a corregir. Los hay, ni que decir tiene, en prácticamente cualquier cosa que llegue a imprenta, incluso en las monografías académicas técnicas, como puede apreciarse leyendo las reseñas que aparecen en las revistas especializadas. Y cuando los descubro o se me informa de su existencia, corrijo los errores.
No en este caso, sin embargo. Žižek no encuentra nada, literalmente nada, que sea empíricamente erróneo. Lo que apenas puede sorprender. Cualquiera que se jacte de descubrir errores empíricos y sea mínimamente serio, tendrá que terminar aportando alguna que otra pieza probatoria: citas, referencias, algo. Pero nada hay de eso, lo que tampoco me sorprende. Ya me había tropezado con algunas muestras del concepto zizekiano de hecho empírico y de argumento razonado.
Por ejemplo, en el número de invierno de 2008 de la revista cultural alemana Lettre International, Žižek me atribuía a mí un comentario racista que sobre Obama había hecho Silvio Berlusconi. Lo ignoré. Cualquiera que ande al estricote con la ortodoxia ideológica está hecho a ese tipo de trato. Sin embargo, un editor de la revista Harper, Sam Stark, se interesó en el asunto, y lo siguió. En el número de enero de 2009 publicó el resultado de sus pesquisas. Žižek decía que basaba la atribución a mi persona en algo que había leído en una revista eslovena. Maravillosa fuente, si es que existe. Con todo y con eso –proseguía tan terne—, atribuirme a mí un comentario racista sobre Obama no era una crítica, porque yo habría hecho esas observaciones como “una caracterización enteramente admisible en nuestra lucha política e ideológica”. Dejo a otros la decodificación de eso. Cuando el periodista/activista esloveno Igor Vidman le preguntó al respecto, Žižek le respondió que ya había discutido el asunto por teléfono conmigo y que yo estaba de acuerdo con él:http://www.vest.si/2009/01/31/zizkov-kulturni-boj/. Pura fantasía, huelga decirlo.
No es el único caso. Y ahora, en efecto, sus comentarios vienen a suministrarnos un buen ejemplo de sus prácticas. De acuerdo con él, yo sostengo “que no necesitamos ninguna crítica de la ideología”, es decir, que no necesitamos aquello a lo que yo he venido dedicando enormes esfuerzos durante muchos años. ¿Sus pruebas? Se lo habría oído decir a alguien que habría hablado conmigo. Pura fantasía, de nuevo, y otro indicio de su concepto de hecho empírico y discusión racional.
No podía yo, así pues, esperar gran cosa.
El único ejemplo de Žižek es este: “Me acuerdo de cuando [Chomsky] defendía esta manifestación de los Jmeres Rojos. Y escribió unos cuantos textos diciendo: ‘No, eso es propaganda occidental. Los Jmeres Rojos no son tan terribles’. Y cuando luego se ve obligado a admitir que los Jmeres Rojos no eran los tipos más amables del Universo, etc. etc., su defensa me resultó bastante chocante: ‘No, con los hechos de que disponíamos en ese momento, yo llevaba razón. Entonces no sabíamos todavía lo suficiente, bueno… ya sabe’. Pero yo rechazo totalmente esta forma de razonamiento”.
Vayamos a los hechos empíricos que Žižek encuentra tan aburridos.
Žižek no cita nada, pero se refiere presumiblemente a un trabajo mío de los 70, coescrito con Edward Herman (Political Economy of Human Rights [Economía política de los derechos humanos]), así como a Manufacturing Consent [La producción de consenso], en donde, una década después, repasábamos hechos y respondíamos al tipo de objeciones y críticas que aparentemente tiene en mente Žižek. En PEHR habíamos elaborado con muchas ilustraciones la distinción de Herman entre víctimas dignas e indignas. Las víctimas dignas son aquellas cuyo destino puede atribuirse a algún enemigo oficial; las indignas son las víctimas de nuestro propio estado y de los crímenes de éste. Los dos primeros ejemplos en los que nos centrábamos eran la Camboya bajo los Jmeres Rojos y la invasión indonesia del Timor oriental por la misma época. Se dedicaba un largo capítulo a cada caso. Son ejemplos muy elocuentes: atrocidades comparables, en la misma región, en el mismo momento. Las víctimas de los Jmeres Rojos son “víctimas dignas”, cuyo destino ha de atribuirse a un enemigo. Los timoreses son “víctimas indignas”, porque nosotros somos los responsables de su destino: la invasión indonesia fue aprobada por Washington y plenamente apoyada luego, hasta en sus peores atrocidades, las cuales, aunque calificadas luego por una investigación posterior de NNUU como “genocidas”, estaban ya ampliamente documentadas en ese momento. Nosotros mostrábamos que subyacía en ambos casos una mentira de tan extraordinaria escala, que habría impresionado al mismísimo Stalin. Pero de direcciones opuestas: en el caso de los JR, una enorme falsificación de supuestos crímenes, incluyendo la reconfiguración de las acusaciones tras demostrarse falsas, y la intencionada ignorancia de las pruebas más creíbles, etc. En el caso del TO, en cambio, silencio, por lo general, o negación de la evidencia.
Los dos casos son distintos, huelga decirlo. El caso del TO es incomparablemente más significativo, porque podría haberse puesto fácilmente fin a las atrocidades, como se hizo finalmente en septiembre de 1999, simplemente con una indicación de Washington de que el juego había terminado. En cambio, nadie tenía una propuesta sobre lo que podía hacerse para poner fin a las atrocidades de los JR. Y cuando una invasión vietnamita terminó con ellas en 1979, los vietnamitas fueron duramente condenados por nuestro gobierno y nuestros medios de comunicación. Y castigados por ello: los EEUU empezaron de inmediato a apoyar diplomática y militarmente a los JR. Llegados a ese punto, cesaron prácticamente los comentarios: los camboyanos se habían convertido en víctimas indignas, atacadas por sus torturadores JR sostenidos por Washington. Análogamente, habían sido víctimas indignas antes de la toma del poder por los JR en 1975, porque padecieron el asalto de los EEUU en el bombardeo más intenso de la historia –equivalente a todo el bombardeo aliado en el teatro bélico del Pacífico durante la II Guerra Mundial— dirigido contra una indefensa sociedad rural siguiendo órdenes transmitidas por Henry Kissinger: “a todo lo que vuele, a todo lo que se mueva”. Consiguientemente, poco se dijo sobre su miserable destino entonces, y hasta el día de hoy.
Los especialistas en Camboya sostienen que ha habido más investigación del período entre abril de 1975 y 1978 que del resto de toda su historia. Nada sorprendente, dada la utilidad ideológica del sufrimiento de las víctimas dignas, otro de los asuntos sobre los que reflexionábamos.
En esos libros y en otros logramos reunir una amplia documentación que mostraba como bastante normal la pauta seguida: la Camboya bajo los JR (pero –repárese bien en ese hecho crucial— antes, no luego) y el TO resultaban casos paradigmáticos y particularmente espectaculares. Mostrábamos también que esa pauta resulta imperceptible: dábamos muchos ejemplos y ofrecíamos la obvia explicación.
Lo que escribimos sobre el caso, harto más importante, del TO, entonces y desde entonces, ha sido prácticamente ignorado. Lo mismo puede decirse de lo que nosotros y otros hemos escrito sobre Camboya en los momentos en que eran víctimas indignas, sometidas a ataque estadounidense. En cambio, se ha creado toda una industria, rebosante de histeria, empeñada en descubrir errores en nuestro repaso de los hechos desarrollados en la Camboya bajo los JR y en nuestro tratamiento de esos hechos. Hay que decir que, hasta la fecha, sin éxito. Estoy seguro de que hablo también en nombre de Ed Herman si digo que estamos orgullosos de la recientísima reedición de ese viejo texto, junto con el trabajo, mucho más importante, sobre las víctimas indignas, del mismo modo que nos sentimos felices de revisar los hechos y de responder a la tormenta de críticas una década después
No es demasiado sorprendente que no se hayan descubierto errores. Porque hicimos poco más que pasar revista a lo que estaba publicado, dejando muy claro –conforme a la cita de uno de los comentaristas sobre Žižek– que “nuestro principal cometido aquí no es el de establecer los hechos en relación con la Indochina de postguerra, sino más bien el de investigar la refracción sufrida por esos hechos al pasar por el prisma de la ideología occidental, un cometido muy distinto”; y harto más sencillo, todo ha de decirse. Escribimos entonces que no podíamos saber cuáles eran los hechos reales, pero sugeríamos a los comentaristas que se atuvieran a la verdad y prestaran atención al registro documental y a los observadores más calificados, en particular a las conclusiones que citábamos procedentes de la inteligencia del Departamento de Estado, reconocida como la fuente más informativa. Además, el capítulo fue cuidadosamente leído por académicos de primer nivel especialistas en Camboya, antes de ser dado a imprenta. De modo que la falta de errores no es una gran sorpresa.
Harto más interesante resulta el hecho de que quienes en nuestros días se hallan totalmente atrapados por la propaganda occidental adhieren religiosamente a la doctrina prescrita: aspavientos de gran indignación respecto a los años de los JR y a nuestro concienzudo escrutinio de la información disponible y de la torrentada falsificacatoria; y silencio sobre los casos mucho más significativos del TO y de la Camboya sometida a los ataques de los EEUU, antes y después de los años de los JR. Los comentarios de Žižek constituyen un caso paradigmático de eso.
Como el lector puede fácilmente comprobar, Žižek no ofrece ni un adarme de prueba para sostener sus acusaciones; se limita simplemente a repetir lo que probablemente ha escuchado (o leído por acaso en una revista eslovena…). No menos interesante es que le resulte chocante que nos sirviéramos de los datos accesibles. Él “rechaza totalmente” ese proceder. No es necesario comentar una observación que abona la mala reputación de la irracionalidad.
El resto de los comentarios de Žižek no guardan la menor relación con nada que yo haya dicho o escrito, de modo que puedo ignorarlos.
Queda la cuestión de por qué este tipo de hueras escenificaciones se toman en serio. Pero la dejaré también de lado.   

Noam Chomsky es profesor emérito del Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT. Universalmente reconocido como renovador de la lingüística contemporánea, es el autor vivo más citado, el intelectual público más destacado de nuestro tiempo y una figura política emblemática de la resistencia antiimperialista mundial.
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De SINPERMISO, 28/07/2013

Monday, July 29, 2013

Puelche

JORGE MUZAM

El puelche invernal que baja por los cajones cordilleranos es un viento gélido que doblega el ánimo y maltrata los arbustos. Trae recuerdos de nieve y soledad, de pumas famélicos saboreando hojas de coigüe y zorras mirando desde las cuevas. Suele botar árboles viejos o ramajes sobre los cables eléctricos que luego nos dejan a oscuras.
Solía pasarnos hace 35 años, cuando cursaba mi primaria en San Fabián de Alico. Se nos cortaba la luz y las clases continuaban en penumbras, a 0 grados, con la mitad de los estudiantes mojados, embarrados o descalzos. La rutina colegial seguía inmutable su curso. Los muchachos y muchachas que vivían a decenas de kilómetros llegaban igual a clases, caminando, sin siquiera atrasarse un minuto. Nadie faltaba. El único premio era un tazón de leche y una galleta dura a las diez de la mañana. No eran tiempos para quejarse.

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De CUADERNOS DE LA IRA, blog del autor, 27/07/2013.
Pintura: Viento Puelche, Ulises Vásquez

Sunday, July 28, 2013

CHANDLER: EL SENCILLO ARTE DE ESCRIBIR Y MATAR



ADHEMAR MANJÓN | EL DEBER

Cuando Raymond Chandler fue retirado de la empresa petrolera en la que trabajaba y de la que era vicepresidente, el alcohol y la literatura ya formaban una parte íntegra de su vida, solo faltaba pulir la segunda. Tenía 44 años en ese entonces, en 1932.
A partir de 1933 hasta 1938, Chandler, que escribía desde joven pero no había editado ningún libro aún, publica en pequeñas revistas pulp de la época. En 1939 llega su primer novela, El sueño eterno, en la que Philip Marlowe, un cínico que hace de detective y narrador, recorre el lado oscuro y violento de Los Ángeles, investigando asesinatos en la ciudad, lanzando frases ácidas y punzantes desde el inicio (“y pude darme cuenta en el poco tiempo que la conocía, que pensar iba a ser siempre un fastidio para ella”) y desentrañando personajes solitarios y tristes. Tenía 51 años y un estilo que se convertiría en único en la novela negra.

Las pistas del crimen
“Decía Chandler que lo importante no era relatar el asesinato en sí, sino qué hacía, qué pensaba y qué preocupaba a la víctima en el instante previo”, indica el escritor cochabambino Claudio Ferrufino-Coqueugniot sobre la narrativa de este autor.
Ferrufino explica que todo esto elude la categorización de subgénero que ha castigado al relato policial y lo convierte en literatura. “Esta transición contó con dos nombres: Dashiell Hammett y Raymond Chandler, siendo este último, con su búsqueda de forma, el de estilo más rico y logrado”, afirma el autor radicado en Estados Unidos.
Finalmente, Ferrufino recuerda una frase de G.K. Chesterton sobre el policial, citada por Frank MacShane: “El policial es la primera y única forma de literatura popular en la que se expresa algún sentido de la poesía moderna actual”. En ese sentido, concluye Ferrufino, Chandler se convierte en su maestro y alterna su educación clásica, formal, inglesa, con la jerga popular americana en un péndulo incesante entre ironía y crudeza.
Chandler continuó escribiendo, bebiendo y viviendo con su esposa y amor de siempre Cissy Pascal, 18 años mayor que él y el pilar más grande de su vida, que cada vez se desmoronaba más.

Su relación con el cine
Chandler también trabajó como guionista en Hollywood, y como la mayoría de los escritores de aquellos años, lo hacía más por necesidad que por gusto. A pesar de esto realizó grandes trabajos, en especial junto al director Billy Wilder. Casi todas sus novelas fueron adaptadas, entre ellas El sueño eterno y El largo adiós (su obra maestra), que encumbrarían la figura como actor de Humprey Bogart, quien encarnó al detective Marlowe.
“El (guion) más célebre (de Chandler) es en realidad una adaptación de una novela de James M. Cain titulada Double indemnity que dirigiría Billy Wilder. La relación entre Wilder y Chandler fue cualquier cosa menos apacible (Wilder diría después que Chandler “tenía mucho de Hitler") pero de dicha colaboración salió una de las obras cumbres del cine negro”, recuerda el escritor cubano Alejandro Suárez.
El autor de  El perro en el año del perro, cuenta que Hitchcock, quien trabajó con Chandler para la película Extraños en un tren, dijo una vez: “Después de Double indemnity, las dos palabras más importantes del cine son Billy Wilder”. “No dijo nada de Chandler. Quizás para ese entonces ya había probado el trago amargo de una colaboración con este que se arruinó a medio camino cuando el maestro del suspenso descubrió que el maestro de la novela negra lo llamaba ‘that fat bastard”, acota Suárez.
 Chandler es, innegablemente una gran influencia en el campo literario y cinematográfico.
Los hermanos Coen le hacen un delicioso homenaje a El sueño eterno en una de sus mejores películas: El gran Lebowski, donde toda esa imaginería ‘noir’ es vista a través de los ojos de un hippie. También la serie de HBO, Bored to death, de 2009, trata de un treintañero sin muchas luces y aspirante a escritor, que decide hacerse detective al leer uno de los libros de Chandler.
Cuando murió Cissy en 1954, Chandler perdió el hilo de su vida. Bebía más y todo ese dolor y alcoholismo se lo transmitía a su alter ego Marlowe en su obra. Finalmente falleció el 26 de marzo de 1959. Publicó siete novelas.

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Publicado en Brújula (El Deber/Santa Cruz de la Sierra), 27/07/2013

Fotografía: Raymond Chandler

Friday, July 26, 2013

En el Calvario de Guaqui


MIGUEL SANCHEZ-OSTIZ

Ayer dije que esta era otra historia. Y lo es. Después de la procesión y ceremonias de Santiago, subí al Calvario de Guaqui, más arriba del santuario de los yatiris, donde uno de ellos, metido en un cerco de piedras, oficia de intermediario entre cielos y tierra, entre Illapa (Santiago) y la Pachamama, a la vista de ese ramal del lago Titikaka, antesala de su inmensidad, y de la planicie de Tiawanaku: no es tanto un lugar como «un espacio» (Morand dixit). El camino se las traía. Una vez arriba, el crucero de piedra aparecía abrazado con ofrendas de gladiolos, y a sus pies y alrededores restos de challas y de mesas a la Pachamama: botellas de cerveza, de alcohol puro, y de “vino de indios”, hogueras, infiernillos. Un grupo familiar estaba reunido en conciliábulo con el yatiri y un matrimonio con un hijo pequeño esperaba su turno. Además, una pareja de mujeres jóvenes zascandileaba con un saco de carbón vegetal para preparar la hoguera en la que quemar una mesa a la Pachamama. Un sol abrasador y una luz que cegaba. Cuando me iba, una de las mujeres me paró en seco y me dijo que si aquella era la primera vez que iba al Calvario tenía que postrarme a los pies de la cruz y rezar porque allí arriba se subía con mucho de malo y había que bajar descargado de ello. La concurrencia se sumó a la petición con una seriedad que no me gustó nada. No me arrodillé, pero si me paré delante de la cruz y cerré los ojos, simulador, impostor y pensando en la mejor manera de salir de allí sin bronca. En esto sentí unas manos en el cogote, suaves, y a mi lado alguien empezó a rezar un padrenuestro entre castellano y aymara, con referencias a santos y divinidades diversos. Ya me dije, la salmodia, el galimatías. Cuando terminó abrí los ojos y era el yatiri –un rostro arrugado y requemado de soles debajo de un chullo de colores– que había salido del cerco de piedras donde atendía a una familia entera. Me dio la mano, pequeña y muy ruda, y me abrazó. Aquello fue muy festejado por la sacristana tocada con un sombrero que le dejaba la cara en la sombra y cubierta de cremas y que me dijo llamarse Dora. Me despidió con un beso y un abrazo y me dijo que esa noche iba a soñar con cómo lo malo se esfumaba y venía lo bueno. Lo cierto es que ya raras veces me acuerdo de los sueños que tengo, pero el de esta noche empezó bien, conversando de literatura y brindando con amigos de Cochabamba a los que voy a ver pronto, pero terminó de una manera particularmente desagradable: me encontraba por casualidad y en un aula universitaria con un escritor español al que apenas conozco, pero de cuya hostilidad me han llegado puntuales noticias, y aunque él es un hombre culto y finísimo, y cruel por gusto, nos agarrábamos a puñetazos por cuenta de la lectura de un inventario de objetos absurdos que sostenían un relato novelesco... Lo que había empezado con emoción, conversando de London y Stevenson, y de los yatiris de Guaqui, terminaba en una violencia oscura, sin sentido... En eso ha sonado el teléfono móvil, me despertado y era la sacristana preguntándome por mis sueños... pero esta es otra historia.
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De vivirdebuenagana, blog del autor. 26/07/2013

Wednesday, July 24, 2013

1936. Tetas de monja con tomate



El año 1936 aterrizó en España con toda su destructiva carga sutilmente profetizada en los trazos de sus cuatro cifras arábigas: en la irreconciliable simetría del 6 y del 9 aquello que Hegel llamaba la identidad de los opuestos, el enemigo mortal que todos somos en el interior de nosotros mismos; también la chiquita pero contundente elocuencia del rabo que apunta hacia arriba y el rabo que apunta hacia abajo, como resumiendo lo que sería un combate entre un arriba-Dios bajo el que postrarse y un abajo-tierra sobre la que erguirse —el cielo aquí y ahora—, pero también entre un arriba-sueños de redención y un abajo-cementerio de libertarios. En el 1 y el 3, torrentes de ideología condensados en el minúsculo espacio de un lema, con idéntica indefinición especular: el 1 podría ser el unilema Dios y el 3 el trilema Libertad, Igualdad, Fraternidad tal como el 1 podría ser el unilema Libertad y el 3 el trilema Dios, Patria, Rey. O el 1 podría ser la unificación forzosa de las distintas y con frecuencia enemigas fuerzas profascistas impuesta por el ya gobierno de Franco en 1937 y el 3 la insujetable pluriformidad del bando republicano, que perdió la guerra contra el fascio porque primero la tuvo contra sí mismo, y a todo a la vez no se puede estar.
El problema era de orden culinario. El progreso humano es un kilo de garbanzos; la historia de España, una colección de ollas mal cerradas. Unas, por lo poco: la excesiva rendija que deja escapar el vapor y duras las legumbres. Otras, por lo demasiado: el tupimiento del agujerillo por el que el vapor debe escapar y que provoca que éste, privado de sumidero por el que colarse, presione con creciente furia las paredes metálicas que lo constriñen y pueda provocar estallidos tremebundos y desgraciados si el incauto cocinero no lo evita. En 1936, cinco siglos de anticlericalismo mal drenado produjeron el último. Casi un siglo más tarde, los manchones de oscurantismo religioso siguen adheridos a un techo que nunca fue lavado.
Cuando la Segunda República Española fue proclamada en abril de 1931, corrió como la pólvora entre el pueblo alborozado una versión satírica del nuevo himno nacional: «Si las monjas y curas supieran / la paliza que les van a dar, / subirían al coro gritando: / “¡Libertad, libertad, libertad!”». Cinco años después, ya comenzada la guerra civil española, apareció en las paredes de un monasterio de San Adrián de Besós, en Cataluña, un curioso menú del día, pintado durante la noche por un anónimo miliciano de alguna de las organizaciones de izquierda que conformaban el bando leal al gobierno republicano. De primero se ofrecían tetas de monja con tomate o fascistas estofados. De segundo, salchichón de frailes o filetes de obispo. «Todo —maliciaba deliciosamente una indicación al final— a 0 pesetas». El cambio operado en tan solo un lustro era notable: el tono jocoso y eufórico no había cambiado, pero la propuesta de una simple paliza había dado paso a una perturbadora apología del descuartizamiento y el canibalismo. Sirviendo como enésimo argumento de la teoría de que el socialismo, en muchos casos, tan solo reemplazó de forma mimética al catolicismo —la procesión por la manifestación, la misa por el mitin, la Biblia por el Manifiesto, el cielo en el Más Allá por el cielo en el Más Acá—, el autor de la pintada se apropiaba del inmemorial tremendismo típicamente católico para hacerlo rebotar contra sus propios autores, amenazándoles con las refinadas torturas que éstos, a su vez, habían proferido siempre contra los infieles, los herejes, los apóstatas y los malos pagadores del diezmo. El infierno en el Más Allá por el infierno en el Más Acá. Aquí y ahora.
En otros lugares fusilaban santos de madera, o habilitaban cuadras y burdeles en las naves vacías de los templos requisados («Los templos no servirán más para favorecer alcahueterías inmundas. Las antorchas del pueblo las han pulverizado», proclamaba Solidaridad Obrera, el órgano de la anarquista CNT).  Se hozaba en el sacrilegio con el mórbido placer de una violación en grupo a una reina destronada, y la innombrable ansiedad de emplear la cuchillada o la embestida sexual o el terror que relaja los esfínteres para demostrar al mundo, pero sobre todo para demostrarse a uno mismo —tal vez porque nunca llegara a creerse del todo—, que el interior revelado del monarca contiene y derrama los mismos fluidos esenciales que el del campesino o el obrero fabril que lo despresa. La misma creatividad latía en todo el espectro entre lo sádico y lo chirigotero: se crucificaba a sacerdotes coronados de espinas y se empleaban los cálices como aguamaniles para mojar la brocha de afeitar.
Para regocijo de quienes desde entonces comenzaron a utilizar términos aparatosos como genocidio u holocausto para nombrar lo sucedido, y a alimentar la mitología martirial que está detrás de la canonización industrial de miles de sacerdotes españoles por sucesivos pontífices vaticanos, dice el intachable historiador inglés Hugh Thomasque «en ningún momento de la historia de Europa, y quizás incluso del mundo, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y todas sus obras», y probablemente no mienta.
Pero existe en las selvas ecuatoriales sudamericanas un sorprendente pájaro, el colibrí picoespada, dotado de un vertiginoso y finísimo pico de diez centímetros de longitud, más grande que el propio cuerpecillo del ave, que no alcanza el decímetro. El caso hubiera fascinado a Darwin: la razón de semejante desbarajuste es la pasionaria trinervia, una esbelta flor de pétalos rosáceos de cuyo néctar se alimenta el colibrí, y que a lo largo de los milenios ha ido siguiendo una lenta evolución paralela a la de su Némesis. Sus pétalos, muy largos y estrechos, se cierran para formar un angosto tubo en cuyo fondo descansa el néctar, y son un negativo perfecto del pico del pájaro. Cada centímetro evolutivo arañado por el pico ha provocado una paralela ganancia de otro centímetro por los pétalos de la pasionaria trinervia. La flor explica al pájaro, y el pájaro explica a la flor, en un hermoso ejemplo de cómo funciona el universo. Un observador avispado podría deducir al pájaro contemplando la flor, y deducir la flor contemplando al pájaro. Cabe, y podría replicársele a Thomas, preguntarse qué deduciria un observador avispado de la imagen del menú del día de aquel monasterio aquella mañana de 1936 en San Adrián de Besós. Cuál es el negativo.
Buscarle vueltas a la pasmosa serendipia de que la flor testaruda e indomeñable se llame pasionaria sólo debe considerarse un banal entretenimiento. Más miga filosófica la tiene la pregunta de si es más violento el picotazo succionador del pájaro o la capacidad intrínseca de las flores de matar de hambre a toda una generación de colibríes picoespada aumentando al unísono y sin avisar la longitud de sus pétalos en un nuevo puñado de milímetros.
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De NEVILLE, 23/07/2013

La recuperación de un espacio de producción, reflexión y debate


La última década provocó un resurgimiento del género ensayístico. Al calor de los debates políticos y culturales que dieron forma a la época, el vigor del ensayo logró incluso una renovación de la dinámica habitual de sus espacios de pertenencia, por lo general limitados al discurso académico y a los ámbitos especializados.



Nicolás Mavrakis

De esa manera, la palabra como herramienta de construcción y análisis de conocimiento ganó también nuevos receptores y nuevos productores.
Con orígenes académicos y especialidades diversas, una generación de nuevos ensayistas locales vinculados a áreas como la literatura, la filosofía y la sociología –entre muchas otras–, han comenzado a expandir su territorio de intervención también de la mano del crecimiento de editoriales independientes que abren su catálogo no sólo a la ficción.
Autor de Flema es una mierda (Mancha de Aceite), el sociólogo e investigador Diego Vecino acaba de publicar una obra que por su aspiración podría asociarse con consagrados como Greil Marcus o Simon Reynolds, atravesando con originalidad los tópicos políticos, estéticos y culturales de los años noventa mediante un recorrido por la obra de Ricky Espinosa (1966-2002), guitarrista y cantante argentino al que se reconoce como uno de los principales agitadores de la escena punk autóctona. “La figura de Ricky Espinosa aparece justo en la intersección de tres procesos y eso le da especial interés: en primer lugar, la tradición cultural de los sectores populares en la Argentina, tradición que es de largo aliento, rica en hitos y multideterminada. En segundo lugar, el proceso de transformación material y simbólica de esos mismos segmentos durante la fase más avanzada del capitalismo de servicios en nuestro país. En tercer lugar, el movimiento de importación de una subcultura vagamente subalterna, vagamente de protesta, nacida en los centros de producción de la cultura global como herencia de la diferenciación en el primer mundo de la juventud como sujeto de consumo”, analiza Vecino.
A la hora de evaluar la situación de la sociología en los debates públicos, el autor de Flema es una mierda es más crítico. “La sociología parece haber perdido referencias en el espacio público como interlocutora del discurso mediático y del discurso político. Esto es, por supuesto, porque la disciplina constituye o un espacio muy productivo en nichos del conocimiento especializados y sin vocación pública, o una playa de estacionamiento de jóvenes improductivamente sectarizados. Sería algo muy positivo tener una sociología de divulgación o, al menos, una actualización de peso de la tradición ensayística basurera y plebeya que saqueaba algunos conceptos de la sociología, pero la verdad es que no la tenemos”, opina.
Docente y crítico literario, Sebastián Hernaiz es autor de Rodolfo Walsh no escribió Operación masacre y otros ensayos (17grises), un volumen que coloca en perspectiva los procedimientos y mecanismos de pensamiento crítico de varias generaciones. “17grises es una editorial de las llamadas ‘independientes’, una categoría muy laxa pero que tiene algunas consecuencias importantes: son editoriales que apuestan a un libro no por su potencial tasa de ganancia sino como un modo de intervenir en el presente, de hacer circular voces que consideran productivas y a las que respaldan brindando la posibilidad de ser escuchadas. En este sentido, es el lugar natural en el contexto presente para un libro que se construye desde los protocolos de la crítica literaria pero con un horizonte de intervención que excede el campo de la literatura al incluir y operar sobre la política y la historia”, dice Hernaiz, cuyo libro fue premiado por la Biblioteca Nacional.
“Si en los años ochenta el ámbito académico fue el refugio que permitió la producción de crítica y la construcción de un espacio de enunciación que la habilitaba para afirmarse en un saber validado socialmente, en los años noventa ese espacio se convirtió en una trampa endogámica al perder su capacidad de intervención en la sociedad. Pero hoy la universidad pública recuperó su lugar de espacio de formación y discusión. Además entró en diálogo con una proliferación de espacios donde también se producen discursos críticos sostenidos en mayor o menor medida en la utilización de las herramientas de la crítica literaria. El tema de Rodolfo Walsh no escribió… gira alrededor del peronismo, el antiperonismo, la militancia y la lucha armada en los años setenta, la democracia alfonsinista y el menemismo como esquirlas que se trabajan pensadas desde la crítica a la luz de las formas que toma Operación masacre a lo largo de la historia nacional. Sin pensar esos temas, no se puede enfrentarse el presente”, opina Hernaiz.
Por su lado, el docente universitario y doctorando en Filosofía y Ciencias Sociales Tomás Borovinsky encara la filosofía con su reciente Posteridades del hegelianismo (Teseo). “Junto a Fabián Ludueña Romandini y Emmanuel Taub nos propusimos armar un libro sobre los que vinieron después de Hegel. Werner Hamacher afirmó alguna vez que confrontar con Hegel implicaba ya inscribirse dentro de su sistema. Michel Foucault decía algo muy parecido, todos los que vinieron después de Hegel están marcados por él. A favor o en contra. Algunos lo señalan como el último filósofo y otros como la cumbre del pensamiento, Hegel es un  fantasma que recorre la filosofía moderna”, cuenta Borovinsky.
“Publicar en una editorial independiente como Teseo implica tener una relación directa con el director editorial, que tiene un amor y un cuidado especial por las ediciones. A su vez, Teseo tiene un sistema de distribución global vía Internet. El libro está pensado para aquellos que busquen adentrarse en nuevas lecturas de los herederos de Hegel. No es apto para ‘acartonados’, podríamos decir. Creemos que esa es la mejor forma de ser fieles a estos autores admirados por nosotros”, explica el autor, convencido de que “algunos de los más grandes sociólogos contemporáneos también son escritores como Michel Houellebecq o James Ballard."

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De TIEMPO ARGENTINO (Argentina), 08/07/2013

Los presidentes ricos y… La Herencia de Chávez


por Thays Peñalver
Si usted se fija bien en la última historia presidencial, Hugo Chávez nació en una casita de barro, en la más absoluta miseria durante la dictadura. Y nada más llegada la democracia fueron sacados a una casa de verdad, con luz eléctrica; se le educó gratuitamente, se le operó y trató gratis. A su padre se le educó en programa especial y se le transformó en maestro, en coordinador, en director de colegio, director de grupo y  jefe de sección hasta llegar a la cúpula de los destinos públicos, jubilándose a los 20 años de trabajo y con lo reunido pasó de un rancho de bahareque, con techo de palma a dos aguas a comprar con su esfuerzo de profesor y empleado público una finca de 20 hectáreas, con tractor, desgranadoras, ordeñadoras y más de 100 animales de todo tipo (1). * Ya quisieran los campesinos alemanes esas oportunidades.
Era como para estar agradecidos con la democracia porque salieron de la miseria más absoluta, algo que en 150 años de dictadura y botas militares nadie soñó en su familia. Sus hijos serían profesionales universitarios, educados gratuitamente y a todos se les dio empleo digno. Y aun siendo ellos la prueba más clara de que Venezuela es la tierra de las oportunidades, se empeñaron en mentir descaradamente, sobre que la democracia nunca dio oportunidades a los pobres.
Abra, amigo lector, cualquiera de las biografías del despropósito que dirige esta “nueva República”, y se encontrará con una única constante. La mayoría de los ministros, gobernadores y alcaldes nacieron en la más absoluta pobreza durante la dictadura militar o el comienzo de la democracia, el resto son representantes de la clase media baja. La mayoría de ellos siendo pobres, pudieron estudiar gratuitamente en las escuelas y liceos, asistieron gratuitamente a las universidades que no existían en dictadura, absolutamente todos consiguieron buenos empleos.
Del liderazgo principal en los ministerios, a todos -y especialmente a los comunistas- la democracia les permitió no solo graduarse, sino que fueron enviados a las mejores universidades de Europa y Estados Unidos a hacer sus maestrías y doctorados. Nacidos en la pobreza y llegado Chávez, todos ellos ya eran universitarios, maestros y doctores, con sus casas y automóviles, todos tenían buenos empleos y una vida digna. ¿Pueden ellos decir que los pobres no tuvieron oportunidades, siendo ellos la prueba clara de lo contrario?, ¿Pueden ellos hablar de que los oligarcas no les dieron oportunidades, si sus propias biografías son prueba categórica de lo contrario?
Y ¿quiénes fueron los oligarcas? ¿Rómulo Betancourt? Hijo de un inmigrante canario establecido en la Guarenas del siglo XIX. ¿Raúl Leoni? Hijo de otro inmigrante radicado en El Manteco asolado por la malaria. ¿Carlos Andrés Pérez? Que nació en un rancho del siglo XIX y que salió a lomos de un burro de su tierra. ¿Jaime Lusinchi? Hijo de una increíble doña María que regentaba una pensión y a veces se iba sin comer a la cama para que su hijo pudiera estudiar medicina. ¿Rafael Caldera? huérfano de padres españoles y criado en el estricto hogar de Tomás Liscano. Si algo ha tenido la presidencia democrática de Venezuela, sus ministerios y la mayoría de su funcionariado toda la vida es que ha estado “100% libre de ricos y burgueses”.
¿Justicia, Independencia de Poderes? ¿Acaso no hay mayor mentira cuando los golpistas hablan de la justicia de la 4ta República, cuando ellos querían nombrar al Fiscal General, Ramón Escobar Salom, para su Junta de Gobierno?
La verdad es que los ancestros de Chávez y de quienes hoy gobiernan estaban relegados a vivir en la edad de los metales, porque el cabito  terminó viviendo en un hotel de París con botellas de coñac de 1.000 dólares de la época; Gómez legó a los suyos nada menos que todo un Estado, y Marcos Pérez Jiménez en su cuenta tenía nada menos que el presupuesto de la educación de todos sus ancestros.
Mientras que a Rómulo hubo que hacer una colecta para comprarle una casa porque no tenía dónde vivir y aceptó el regalo condicionado a que una vez muerto, la casa sería un museo. Sus hijos, por tanto, no heredaron absolutamente nada, como tampoco heredaron fortuna los hijos de Leoni. Conozco a los hijos de Lusinchi que heredaron solo buenos recuerdos, y Caldera legó su dignidad a toda prueba, como Luis Herrera del que nadie puede negar que más allá de sus quesos llaneros, jamás se preocupó en hacer fortuna. Dejo de penúltimo al “7mo hombre más rico del mundo” que muere en estado de semiabandono (por los millones que votaron por él).
Y de último dejo al hombre que nunca sabremos cuánto legó a sus hijos (supongo que nada, porque con “su sueldito”, dos ex esposas y varios hijos, es difícil). Pero a Venezuela sí dejó un legado: Hugo Chávez dejó partido en dos al país, destruyó a la izquierda, reinstauró el militarismo, triplicó la deuda, quebró las arcas, y parafraseando a Cabrujas: “Ni la caída del muro de Berlín, ni Yeltsin inaugurando un McDonald’s junto a la tumba de Lenin, hicieron tanto por la derechización nacional”.

* Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, Inspección Judicial Sol. 174, Barinas, 21 de Abril de 2.009
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De ABC de la semana (VENEZUELA), 19/07/2013

Tuesday, July 23, 2013

La prostitución de pollera está en su auge en la tierra de la coca


Roberto Navia / Chapare - rnavia@eldeber.com.bo

El orgullo indígena llegó también a los centros del placer sexual del trópico de Cochabamba. Aquí, las reinas de la noche no son rubias ni flacas de minifaldas y escotes que caminan con tacones de aguja.  Las que reciben las mejores ofertas para un trabajo de alcoba son las damas de pollera, las cholitas de trenzas largas y de sandalias de charol; las que, por la creciente demanda de clientes nacionales y extranjeros, dominan el mercado de la prostitución que se consume en los puticlub de carretera.

Algunos lo relacionan con el despertar del orgullo indígena que arrastra Evo Morales a escala nacional y extranjera. En otra época, cuando gobernaban Sánchez de Lozada, Hugo Banzer o Jorge Quiroga, no se veía, por lo menos en esta magnitud, a cholitas en los afamados ‘Baldes Rojos’, como se llama a los prostíbulos que hay en los pueblos del Chapare.

En aquellos años, los campesinos y cocaleros, los camioneros y otros clientes de la prostitución, las preferían de faldas o pantalón y mejor si eran flacas y esbeltas. Pero ahora ya no. Los lugareños quieren pagar por un momento de placer otorgado por una mujer de la propia tierra y los extranjeros las buscan originarias para estar a tono con el momento histórico que vive el país. La situación ha llegado a tal punto que hay muchachas de Santa Cruz y de otros lugares del interior del país, que alquilan polleras para convertirse en cholitas y así formar parte de la nueva onda.

La noche ya sobrevuela en las afueras de Ivirgarzama y en este lugar ellas y los clientes están jugando a un romance de alquiler, acaramelados, en el interior y debajo de los aleros de cuatro burdeles en hilera medio iluminados con luces rojas. Es martes pero hay un ambiente de fiesta de fin de semana. La juerga a las 21:00 está en su "punto caramelo". Ivirgarzama pertenece a la provincia Carrasco de Cochabamba y está a hora y media de Villa Tunari, dentro del circuito productor de hoja de coca.

A dos kilómetros está la Alcaldía y en una oficina trabaja Oliver Argote, exintendente y actual jefe de Recursos Humanos del municipio. Dice que entre 2011 y 2012 había cinco prostíbulos registrados legalmente y que nunca se pudo contabilizar cuántas muchachas trabajaban en ellos, porque siempre rotaban, eran como gitanas que se movían constantemente hacia los lugares donde les caían más clientes.
Los contrastes
 Pero esta noche, los focos rojos rompen la oscuridad de la carretera y los hay en diferentes lugares y ya no solo son cinco. A distancia se ven por lo menos siete. Viajando de Santa Cruz a Cochabamba, al llegar a Ivirgarzama, hay uno al lado izquierdo de la carretera. El local se llama La Garza y tres muchachas vestidas con minifaldas están aburridas porque ni un cliente les ha caído aún. Incluso bromean de sus contexturas rellenas. "Este boliche no debería llamarse La garza, sino, Las ballenas", dice una, la de la sonrisa de luna, la morena de cabello rizado, la que en algún momento ha pensado en alquilarse una pollera para utilizarla como anzuelo en la pesca nocturna de hombres temporales. Ella sabe que no son sus kilitos de más los que ahuyentan a los que buscan saciar sus apetitos de bajo vientre.

Al otro lado de la carretera, a 200 metros de La Garza, todo es jolgorio. En los cuatro prostíbulos en hilera hay movimiento y la música de un local se choca con el del otro. Hombres morenos llegan en motos y también algún rubio que baja de un taxi. Las cholas y las de vestido están sentadas en banquetas a un costado de la puerta y también hay otras paradas con las piernas cruzadas cerca de las ventanas.

Lo que cobran
Hilda lleva puesta una pollera rosada que no le cubre sus rodillas. A dos horas de haber empezado su jornada nocturna ya se llevó a la cama a tres hombres que no pasaban de los 40. "Dos eran cocaleros y uno me dijo que llegó de Holanda", cuenta ella, voluptuosa y con dos dientes de oro. Por cada acto amatorio, cobra Bs 150 con derecho a 15 minutos. "Si el cliente quiere llevarme a su hotel, le cobro Bs 500 por tres horas y 800 toda la noche". En sus noches más gloriosas dice que engorda su billetera porque hace el servicio con cinco, con siete y con más.

Esta tabla de precios es superior un 20% a lo que pide Valentina, beniana y rubia arrepentida. Desde hace dos días, esta mujer delgada sufre momentos de sequía laboral. "No hice ni para la leche de mi hijo", cuenta y le echa la culpa de su mal momento a esos jeans apretados que lleva en el cuerpo y a sus cabellos amarillos. "He pensado en ponerme pollera y teñirme el pelo", dice.
En una moto acaba de llegar Carlos. Vive en Villa Tunari. Está con dinero porque en la tarde vendió dos tambores de coca. Piensa celebrar con una mujer, pero de pollera. “Voy a dejar mi plata en una cholita, que es de esta tierra. Me siento orgulloso de ser indígena”, dice con euforia.

Antes de medianoche, llegan dos hombres blancos en una vagoneta tipo taxi. Mastican un castellano cojo, dicen que son de Inglaterra, que han llegado a Chapare atraídos por el deporte extremo que se practica en sus ríos y en sus montes y que hoy quieren experimentar el turismo sexual porque escucharon que mujeres de pollera trabajan en el tema del sexo.
En cada centro nocturno trabajan entre cinco y 10 mujeres  y solo en Ivirgarzama se estima que por noche trabajan 70 muchachas. Pero no solo es esta población en la que se ofrecen servicios sexuales. En Entre Ríos hay por lo menos seis locales, pero el martes, con mujeres de vestidos cortos, estaban casi vacíos  

CLAVES
Mujeres con cara de niñas- Indira parece una muchacha de 17 años, pero ella asegura que tiene 20. Aquí no están permitidas las menores de edad, dice y promete mostrar su carné el día de mañana porque se lo ha olvidado en su casa.
Los clientes son jóvenes
En los prostíbulos se ve a muchachos que tampoco parecen haber llegado a la mayoría de edad. Llegan en motos, toman cerveza y se los ve ingresar a los cuartos donde las mujeres venden por unos minutos su cuerpo.
Los controlesEn la Alcaldía de Ivirgarzama aseguran que se hacen batidas para inspeccionar que todo esté en regla en estos lugares.
Sanidad- En la Alcaldía también aseguran que los controles de sanidad se los hace en el hospital municipal. Sin embargo, las trabajadoras sexuales dicen que no siempre pueden ir porque como algunas provienen de otros lugares, es en sus pueblos de origen donde se hacen revisar con los médicos.
PreciosLa Alcaldía no puede regular el tema de los precios. Cada trabajadora sexual maneja su propia tarifa y la implementa según la demanda que exista.
CompetenciaHay competencia entre las prostitutas de pollera y las que utilizan faldas o pantalones.

UNA FIESTA CON CUSTODIA POLICIAL
La movida en los pueblos de Chapare rompe la noche cualquier día de semana. Es martes y en Entre Ríos hay dos fiestas con juego de luces; una de ellas está custodiada por dos policías que portan pistola en la cintura.
El plato fuerte lo ofrece una amplificación que llegó de Cochabamba. La entrada cuesta Bs 20 para la pareja y Bs 10 quien se anime a entrar solo. Los policías están aquí por si acaso, por si se presenta cualquier problema al caer la madrugada. Pero ahora son las 10 de la noche y ellos en este momento, como todo está tranquilo, se dedican a abrir y a cerrar el portón de metal por donde ingresan los bolicheros.
Afuera hay un proyector de luz, de esos que alumbran hasta el cielo y que sirve como guía para que a lo lejos se sepa que aquí es donde está la diversión.
La muchacha que vende entradas cuenta que ayer hubo otra fiesta, que llegó un grupo musical del interior del país. En Villa Tunari, en Ivirgarzama y en otros pueblos hay ofertas similares, cuentan la juventud que de día va a clases y que algunas noches se divierte.
“Ahora podemos trabajar sin necesidad de escondernos”MARISOL - TRABAJADORA SEXUAL
  
Lleva orgullosa una pollera y no duda para hablar de su oficio. Vende su cuerpo y es consciente de que su ropa, sus trenzas y su origen son el atractivo principal.¿Desde cuándo hay tanta demanda de cholitas ? Yo trabajo desde hace cuatro años en este rubro. No voy a mentir diciendo que fue por conseguir dinero para mi hijo que me metí en esto. Fue porque como trabajadora del hogar me ofrecían poco y porque una amiga me contó que en los burdeles ya prefieren a las mujeres de polleras que a las de vestido. 

¿Hay mucha competencia entre la pollera y el vestido? A un comienzo había rivalidad. Nos miraban con desprecio, enojadas porque noche a noche veían cómo se les escapaban los clientes de las manos. Pero no les quedó otra que hacerse amigas de nosotras porque, además, hay noches en que llegan a prestarse polleras para cautivar a los hombres.
¿Quiénes prefieren cholitas y quiénes a mujeres de falda?Nuestros clientes seguros son los cocaleros, los campesinos y los turistas. Los hombres de Chapare siempre nos dicen que cómo pues no van a preferir a una mujer de esta tierra, que ya está bueno de darles importancia a las de afuera. Y los extranjeros bromean con nosotras y nos dicen que quieren conocer de cerca a una indígena de la estirpe de Evo Morales. A las de vestido las buscan los camioneros cambas. Pero los transportistas que vienen de Argentina, siempre a nosotras no más nos buscan.
¿Y qué dicen los pobladores del Trópico? 
¿Qué pueden decir?, ¿Acaso ellos nos dan de comer? En este mundo cada quien se gana la vida como puede. Y si habemos prostitutas, es porque hay hombres que demandan nuestro cuerpo. Si hay cholitas en este rubro, es porque ahora abiertamente somos atractivas, incluso, los hombres nos cuentan que cuando vuelvan a sus comunidades o a sus países, van a contar a sus amigos que han estado con una chola, con una mujer indígena. Yo tengo amigas que antes ofrecían sus servicios a escondidas, en las cantinas de los pueblos cuando se hacían pasar por meseras. Ahora podemos trabajar sin escondernos.

¿Hay menores de edad?
Hay hombres que buscan de 17 años. Pero no puedo hablar de eso.

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Publicado en Séptimo Día (El Deber/Santa Cruz de la Sierra), 21/07/2013

Fotografía: Clovis de la Jaille