Friday, August 26, 2011
DESENTRAÑANDO NUESTRO CARIBE/BAÚL DE MAGO
Roberto Burgos Cantor
La idea es fascinante. Es probable que hayan sido los economistas quienes introdujeron la idea de que las regiones pierden los años, como los estudiantes. La idea involucra una semilla de inconformidad y destino: hay que ganar los años para vivir mejor.
No es únicamente esa la idea virtuosa que se desprende de Por qué perdió la costa Caribe el siglo XX y otros ensayos de Adolfo Meisel Roca.
Este autor ha logrado en sus diverso ensayos algo apreciable para la comprensión de Colombia: por lo general encuentra algún elemento, hace una reflexión, que cambian las repeticiones aceptadas como verdades. Esta manera de armar un nuevo escenario, una trama de causas, aún en los temas arduos, tiene el atractivo de las pesquisas de los investigadores de la novela negra clásica.
Quién lo dude podrá leer el ensayo referido a la fábrica de tejidos Obregón de Barranquilla. Ordenar las piezas a partir de un diario llevado por un técnico español, conservador, casto y neurasténico, extraviado en la algarabía del trópico, es una hazaña de narrador. Esa reconstrucción le permite a Adolfo Meisel sacudir las caricaturas con las cuales se representa al empresariado del Caribe, hombres de camisas de flores, pantuflas y bailoteo perpetuo. Ineptos para la aventura del progreso. Viejo fetiche.
En Por qué perdió la costa Caribe el siglo XX se van a hallar un conjunto de ensayos que parecen refundar un espacio cierto de apreciación de fenómenos que han sido interpretados con malicia o informaciones deficientes. Esto no constituye un ejercicio inocuo de correcciones. Es una mirada indispensable para establecer causas reales, revisar distorsiones y efectos acumulados que han impedido las soluciones y han alentado la justificación de atribuir las desgracias colombianas a motivos estructurales, a veces prima el lenguaje de la sanidad y se utiliza endémicos. Se le confiere a lo estructural una condición de eternidad. Y a la eternidad un poder de inmodificable.
Con la ironía que Borges usaba para sus arbitrariedades felices, dijo, lo recuerdo incompleto, que la universidad debería insistir en lo antiguo porque si insiste en lo contemporáneo es inútil, amplia una función que cumple la prensa.
En los estudios de Meisel, en más de una situación se acerca a provocar al lector una conjetura. Lo antiguo no resuelto persiste es el monstruo del presente.
De muestra el texto en el cual se observa como el análisis del contrabando en la Nueva Granada, repite sus imprecisiones en los debates sobre el tamaño, en la economía actual del narcotráfico.
Se avanza en la lectura y se percibe que el autor prefiere la precisión de las cuestiones: una familia de gaditanos que hacen comercio en Cartagena de Indias; el situado y los gastos de la defensa; una empresa de tejidos. Eso en la novela sería la importancia del detalle, en la historia económica es la posibilidad de a partir del fragmento situar una totalidad sin acudir a las abstracciones.
Meisel confiesa que un amor de lectura lo conduce a puntos del Caribe, así comienza. Y al terminar otro acto de amor: su lucha es la de Said contra las imposiciones.
De El Universal, Cartagena de Indias, agosto 2011
Imagen: Portada de ¿Por qué perdió la costa caribe el siglo XX? y otros ensayos
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