Friday, March 30, 2012
A propósito de "Son de gaita"
Pablo Burgos
Traer algo a la memoria o a la imaginación, es la definición de “evocar” del diccionario de la RAE. Carlos Carrera, el director mexicano, decía que en el cine importa más lo que no se muestra que lo que se muestra. Que las películas se crean con lo que sucede entre escena y escena. El espacio oscuro, el enigmático fade a negro, que encadena un beso apasionado con una pareja desnuda fumando en la cama. Todos imaginamos, evocamos, lo que sucede entre una cosa y la otra. El director de cine trabaja con lo que nos permite evocar más que con las imágenes.
Durante el rodaje de nuestro documental “Son de gaita” sucedió una escena oculta tras las cortinas del fade a negro, que es como la nada del cine. Como diría Alicia, la nada donde todo es posible.
Después de varios días de parranda gaitera, en los que se bebía, se comía y se bailaba, mientras otros bebíamos, comíamos y grabábamos. Otros, palabra justa para este oficio, detrás de las cámaras y los micrófonos estábamos los otros. Delante de cámaras y micrófonos estaban los mismos. Después de varios días de parranda, temprano en la noche, se acabó la música, se acabó el ron, todos tendimos nuestras hamacas. Las cámaras se apagaron y los micrófonos se desconectaron. Bajo el manto de la oscuridad y en el silencio todos fuimos por una vez los mismos. No podría saber cuántas hamacas se tendieron en la casa, y los árboles que protegían la casa, del maestro gaitero Jesús Saya, de 76 años. Eran muchas.
El silencio era denso, profundo. En casa del maestro Saya sólo había una cama, un catre en realidad. Como bien dice el diccionario de la RAE de catre, cama ligera para una sola persona, que esta noche fue compartida por el maestro Saya y el maestro Antonio García, gaitero de San Jacinto. Era una noche sin viento, sin murmullos. Después de días de tambores y tamboras, parecía que incluso los insectos que habitan la noche estaban durmiendo.
Se escuchaba sólo una conversación en voz baja. Una conversación entre los dos maestros gaiteros, Toño García y Jesús Saya, que compartían un viejo catre. Campesinos, hombres del campo y de la tierra, el maestro Toño le preguntaba a Saya sobre el agua y el aljibe. Saya le explicaba el diámetro de los tubos, la forma como supo dónde había una corriente subterránea. Hablaban sobre la duración del verano. Las señales de la lluvia. La calidad del ñame. Las pestes que asolan al plátano.
Quizás algo de esta vida, la siembra y la lluvia, pueda ser traído a la memoria o a la imaginación de quien ve las imágenes que sí podemos mostrar. Algo del silencio en medio de la bulla. Algo de oscuridad entre el sol y la luna. Algo de la vida y la tierra negra. Parece, una vez más, que es la vida lo que sucede entre escena y escena.
Publicado en el blog Post Office Cowboys, marzo 2012
Imagen: Un disco del gaitero "Paíto" Sixto Silgado
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