Jorge Damián Méndez Lozano
Mía Wallace y Vicent Vega han tenido una noche de malteadas, filetes, drogas
y baile en el Jacks Rabbit del condado de Inglewood, California. De regreso a
casa deciden tomar un whiskie en casa de Mía.
Ella inhala por error algunas rayas de heroína al creer que se trata de coca.
En la versión original, Pulp Fiction, ella necesita una inyección de adrenalina
que taladre su corazón para no fallecer de una sobredosis. Aquí, en este mundo
porno, con problemas y consecuencias porno, se necesitan soluciones porno. Por
lo tanto, es de vida o muerte que sea introducido un enorme falo de plástico a
través de los pliegues anales de la estrella pornográfica, Nikki Benz, quien
recrea a la actriz, Uma Thurman. De una sola estocada se le realiza una
penetración con un consolador de color rosa. En agradecimiento por reanimarla y
no dejarla morir, en la versión original y no en esta de nombre Pum Fiction,
ella cuenta un chiste blanco a él, pero en el mundo porno, con gratificaciones
porno, Mía se ve moralmente obligada a dar una mamada y una cogida frenética a
Vincent Vega. Así se parodia la gratitud en el mundo porno, comiendo semen.
Tiempos Porno. En el mundo porno se parodia al tiempo. Se le desdobla y se le
exprime hasta el último segundo. Se le lleva hasta al otro extremo, de ilegal.
Se le obliga a cruzar la frontera a base de eyaculaciones. El tiempo,
acostumbrado a llevar su propio ritmo, ahora se ve obligado a obedecer a un
ejército de senos inflamados de silicón y penes hinchados hasta la ultima
vena.
Al tiempo se le penetra. Cuatro cámaras graban desde distintos ángulos una
misma escena. Son los mismos gemidos, los mismos rostros de orgía. Una maravilla
de momento. Atletas sexuales en plena competencia. Se grabaron cinco minutos. Se
alternan las tomas de cada cámara y al final, todo sumado, ofrece una escena de
veinte minutos hecha de pedacería, hecha de trozos de tiempo. El tiempo como las
croquetas para perro se vende a granel.
El porno como suspenso. Hay que meterla poco a poco. Mantener la tensión del
espectador. Llevar al público al orgasmo paulatino. Nadie puede venirse
al principio de una escena. El conflicto del porno. En el cine porno la
situación provocadora de suspenso es: en qué momento y en qué cantidad el actor
eyaculará, no sólo eso, sino dónde lo hará. Como en el suspenso, las
interrogantes se responden poco a poco y al final; anal creampie, cum facial,
pearl necklace, hand job, foot job.
Todo se trata del pene. En el cine porno, el protagonista no son las actrices
ni los sementales, ellos son actores secundarios. La chila de la movie es la
verga. La trama, por decirlo de alguna manera, no trata sobre dos o más actores
en un viaje hacia el clímax, pero sí sobre un pene que tarde o temprano vomitará
placer. Cualquier video porno dedica el ochenta por ciento de los primeros
planos al pito. Las películas pornográficas tratan sobre un pene que quiere
explotar. El falo como protagonista total. El cine porno es machista.
El cine porno en cualquiera de sus dos formatos, Gonzo (cine porno sin ningún
tipo de argumento, actores cogiendo sin explicación alguna) o Features (cine
porno con algún tipo de deuda con la narrativa y que por lo tanto muestra el
porqué hay gente cogiendo en la pantalla) es una parodia del sexo vaginal. Las
vaginas están tan muertas como la muerte. La vagina murió con la liberación
femenina. Ahora, hombres y mujeres cuentan con los mismos conductos al dolor, el
placer o la humillación. El sexo vaginal es tan aburrido como drogarse
con moderación.
El coño siempre fue una parodia deslavada del sexo verdadero, el anal. El
coño es una mentira, el ano es la verdad absoluta. John Stagliano, propietario
de la productora y distribuidora, Evil Angel, en una entrevista que le realizó
el escritor inglés, Martin Amis, para la revista Talk, en febrero de 2001,
explicaba el fenómeno del sexo anal y cómo este había sepultado al sexo
ordinario:
“Los coños son puro cuento. Supón que tienes a una tipa deshaciéndose a
gemidos. El espectador que genuinamente sabe discernir tiene que estar pensando:
¿Es esto real, o es puro cuento? Con lo anal su personalidad sale. Se requiere
de tipos que cojan muy bien y que hagan que las tipas parezcan más… viriles. Se
requiere que las chicas muestren su testosterona. Lo que hoy tiene éxito en el
mercado es la realidad. Los culos son la realidad. Y los coños son puro
cuento”.
La falta de humor como el único humor posible. “Después de un tiempo
comienzas a pensar que las estrellas porno, a pesar de ser pésimas actuando, son
muy buenas para actuar en un solo detalle: saben contener la risa. Pero es que
la falta de humor, universal e institucionalizada, es el alma del porno”,
escribió, Martin Amis, en su artículo, de título, Un negocio duro. A esa
conclusión llegó después de visitar el set de grabación de Welcum Chloevillage
de la mano de la actriz porno, Chloe. Y es verdad, cualquiera que haya visto una
película porno del tipo Features, ha encontrado escenas que moverían a la risa,
sino fuera porque la excitación hace súbitamente su llegada.
En la película, Big Tits At School, vol. 6, la clase de sexo oral ha llegado
a su final. Es hora del examen que otorgará el diploma. Por lo tanto, se ha
pedido un voluntario para que pase al frente a recibir una mamada didáctica. La
primer dulce y rubia alumna reprueba porque roza con los dientes la verga del
también aprendiz. Ella llora amargamente y es despedida de la clase. La
profesora está molesta, enfadada, entonces no le queda más remedio que practicar
ella misma la felación con el único fin de instruir a sus minúsculas. Las
alumnas miran con orgullo y admiración profunda a su maestra engullir un trozo
de carne de media libra sin hacer pucheros. La clase entera se pone de pie y
entre aplausos congratulan a la instructora.
Hace unos meses leí una nota en un diario de la ciudad de Monterrey. Una
banda de secuestradores tenía cautivos a tres hombres. Cuando llega el ejército
a rescatarlos, dos de ellos mueren al caer al fondo de un barranco, consecuencia
de que la casa de seguridad estaba al pie de este. El único que logra ser
rescatado con vida, duda que la pesadilla haya llegado a su fin, más bien, ahora
comienza de otra manera. Dos de sus captores adictos a la cocaína y a la
pornografía, en un arranque de aburrimiento y excitación deciden tatuarle un
pene y un par de testículos en la frente. En su testimonio, la víctima reclama
que hasta los militares se burlaron de su desgracia. Humor negro y porno.
De Revista Diez4, 15/01/2012
Foto: La actriz porno Austin Kincaid
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