Miguel Sánchez-Ostiz
Leo que, en una campaña publicitaria, ponen en boca de Arturo Pérez-Reverte: «Muchos escritores se callan por miedo [...] no quieren crearse enemigos». No sigo. No tengo además la seguridad de que haya dicho eso. No se puede juzgar a un escritor por los titulares de sus entrevistas o reportajes escritos por otros. Esos tardíos ajustes de cuentas que relegan a unos y ponen en valor a otros que se erigen en Espartacos de la función, me parecen sospechosos y me la bufan. Lo que está sucediendo viene de lejos, cuando incluso los que ahora claman, callaban aupados en palestras que tenían audiencia. Es posible que no quisieran perder estas ni caer en desgracia con los amos del gramófono. Cierto... más o menos cierto. La crítica, la disidencia, las voces discordantes con el poderoso, se pagan. También es posible que esos escritores, a los que no se nombra, estuvieran «a otras». No es hora de pasar lista... pero que no te la pasen a ti. Los «chorreos» para el patio del cuartel. Qué siniestra afición esa de establecer la lista de los justos y de los réprobos, de los auténticos y de los farsantes en la que el listero queda siempre del lado más ventajoso.
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De vivirdebuenagana, blog del autor, 28/11/2013
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