Miguel Sánchez-Ostiz
Si algo me sorprendió ayer en El Prado fue esa mirada de Goya en el autorretrato de 1815... Fui a hacerle una visita a Los brujos, un pequeño cuadro que para mí tiene su importancia porque sirvió para ilustrar la cubierta de la primera edición de Las pirañas, en 1992. El autorretrato está enfrente, por casualidad. La mirada... tristeza, melancolía, como en muchos de sus retratos por otra parte, vejez anunciada, cansancio, exilio, país perdido antes de tener que abandonarlo, miedo también, vivir y pensar de tapadillo, Inquisición, persecución de liberales y afrancesados... vivir y pensar de tapadillo antes de escoger la expatriación. Había visto ya mucho, había puesto en escena lo que solo él veía o quería ver... no era adivinador del porvenir, no podía, ¿o sí? adivinar que le iban a aplaudir y celebrar los mismos que él retrataba en sus traseros desnudos y en su crueldad. Entonces y ahora.
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De vivirdebuenagana, blog del autor, 27/01/2014
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