Miguel Sánchez-Ostiz
San Martín, día de matanza, al menos en el refranero, pero sabemos que no a todo cerdo le llega su San Martín, no por fuerza, y que lo más probable es que los más dañinos escapen al degüello, sobre todo al incruento judicial. Sabemos y no queremos saber que «No es la Justicia quien mejor sirve a los hombres, sino el accidente, el azar, la Fortuna, aliados del paciente Tiempo», como escribe Joseph Conrad en Lord Jim. Bien, así las cosas no ha sido este un día ni mejor ni peor que otros para ver Regeneration, perlícula en la que aparecen como sombras Siegfried Sassoon –"Menin Gate": ¿Quién recordará, al cruzar esta puerta/ a la muerta y olvidada carne de cañón ?/¿Quién les dispensará de lo obsceno de su destino/ Aquellos, reclutados para la condena de la derrota–, Wilfred Owen, el de la vieja mentira del Dulce et decorum est, poema que en parte se recita en la película..., y el mismo Robert Graves. Como alegato antibelicista prefiero esas primeras páginas de Viaje al final de la noche en las que Céline barbota contra la patria, el ejército y la guerra. A mí modo de ver, la denuncia más válida que se hace en la película por boca de Sassoon es la que se refiere a los jóvenes proletarios o campesinos utilizados como muy barata carne de cañón, asunto este que siempre cae en saco roto. Y con esto quedan pocas semanas para que termine el negocio del centenario de una hecatombe que ya no conmueve de verdad a nadie... mejor las hecatombes del pasado lejano hechas conmemoración, evento, exposición de culto, que las más cercanas. ¿Y las de ahora mismo? Esas ni tocar.
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De vivirdebuenagana, blog del autor, 11/11/2014
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