Miguel Sánchez-Ostiz
Hace casi veinte años que paso junto a esos robles, en el camino de Arrazkazan a Legate. Los conozco. El amigo Etxebeste, difunto, me replicaría que ellos también me conocen, por lo menos de vista, y más de lo que yo creo. Cada cual empieza el año como mejor le parece. A las doce se escuchó un “güete” (así aparecen nombrados en papeles del siglo XVIII), luego nada. Esta mañana el silencio era total. Estaba helado hasta el aire. Al bajar del monte escuché y vi, muy cerca, hermoso, en faena, al picapinos de “pecho colorado” que seguro no había leído a Vallejo cuando consideraba en frío, imparcialmente, que el hombre es triste y etcétera… Ah, sí, me se olvidaba. En el monte no conviene emocionarse porque si te pones en plan San Virila, te puedes dar un buen porrazo, de esos que en Año Nuevo traen buena suerte. A ver si es verdad y para todos (la suerte) porque de lo otro ya vamos sobrados.
_____
De VIVIRDEBUENAGANA, blog del autor, 01/01/2015
No comments:
Post a Comment