MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ
Esta imagen de
Keith Haring, me lleva a esta otra, no sé si del antropólogo y religioso Martin
Gusinde, el defensor de los indios fueguinos y denunciador, en balde, de su
exterminio llevado a cabo por uniformados, estancieros y matones a sueldo, por
cazadores de indios, como el rumano Popper, un genocidio que duró hasta finales
de los años veinte del siglo pasado y del que se habla lo menos posible. A los
estancieros que se reunían cada noche en la Taberna del Club de la Unión, plaza
Muñoz Gamero, de Punta Arenas, no les fueras con historias. Hablar del pasado,
sí, pero del suyo con olor a libras esterlinas y a dólares americanos y a
alambradas y a miles de cabezas. A Gusinde le llamaron Mankazen, cazador
de sombras... No sé si no es en eso en lo que nos convertimos los husmeadores
de la memoria, compulsivos fotógrafos de lo fugaz y de lo efímero.
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De VIVIRDEBUENAGANA
(blog del autor), 11/03/2015
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