ÁNGEL VIVAS
De entre
los muchos títulos que pueden consultarse para saber qué fue/supuso Stalingrado
(disponibles en librerías como las consultadas para este texto: Marcial Pons y
Rafael Alberti), dos nombres destacan sobre cualquiera otros: el de alguien que
estuvo allí como periodista y vivió para contarlo, Vasili Grossman, y uno de
los grandes historiadores militares de estos años, Antony Beevor.
De Grossman
se pueden leer Stalingrado. Crónicas desde el frente de batalla (Galaxia
Gutenberg), una selección extraída de su libro Años de guerra, en
la que despliega su capacidad para centrarse en los detalles humanos del
conflicto y en cómo éste afecta a las vidas cotidianas de seres anónimos,
soldados y civiles. Pero Grossman quiso ir más allá y, años después, escribió
-con el mismo propósito de reflejar el sufrimiento de la gente corriente bajo
los dos totalitarismos enfrentados en Stalingrado- la novela Vida y
destino, considerada su obra maestra y a la que, según sus propias
palabras, le había dedicado su vida. Aunque trató de publicarla tras la muerte
de Stalin, la novela fue prohibida por sus sucesores y sólo pudo aparecer
póstumamente, ya en época de Gorbachov.
Por su
extensión (más de mil páginas), ambición, complejidad y riqueza de personajes,
ha sido comparada con Guerra y paz y considerada la gran
novela rusa del siglo XX. (También disponible en Galaxia Gutenberg).
Antony
Beevor es un prestigioso historiador militar que se ha ocupado de las grandes
batallas de la Segunda Guerra Mundial (Berlín, Las Ardenas, Normandía...) y,
por supuesto, de Stalingrado (Crítica), de la que hace un minucioso y vívido
relato en el que nada queda fuera: los movimientos, el armamento, los horrores
de la guerra y el sufrimiento de la población, la personalidad de los
protagonistas...
Uno de los
principales protagonistas fue Friedrich Paulus, el mariscal alemán que,
contraviniendo las órdenes de Hitler, que le sugería un suicidio honroso, se
rindió a los rusos. Su visión de los hechos se encuentra en Stalingrado
y yo (La Esfera de los Libros).
Paulus se
vio atrapado en el dilema de obedecer a Hitler, siguiendo no sólo la disciplina
sino también la convicción de que el Führer tenía una visión más amplia de los
hechos, o tomar una decisión autónoma. No sólo hizo lo segundo, pese a su certeza
de que, si se fracasaba en Stalingrado, se perdía la guerra, sino que acabó
colaborando incluso con los soviéticos.
Galaxia
Gutenberg también tiene un ensayo de Jochen Hellbeck: Stalingrado. La
ciudad que derrotó al Tercer Reich, que recoge cientos de testimonios de
combatientes y civiles soviéticos, y documentos como entrevistas y
correspondencia de los alemanes hechos prisioneros.
Supervivientes
de Stalingrado (Salamina)
es también una recopilación de testimonios de veteranos del Sexto Ejército alemán.
De nuevo, los horrores de aquella batalla de crueldad suprema, la lucha casa
por casa y alcantarilla por alcantarilla (peor que el infierno, según quienes
la vivieron), los estragos de los francotiradores, la esperanza en el rescate
que siempre prometía Hitler... Un francotirador legendario fue Vasili Zaitsev,
aficionado a la caza, como el sargento York americano de la Primera Guerra
Mundial (como él, también tiene película: Enemigo a las puertas).
Sus recuerdos, Memorias de un francotirador en Stalingrado (Crítica),
se han convertido en un clásico de la literatura de guerra.
A las
puertas de Stalingrado (Desperta Ferro) es el primer volumen de la gran
tetralogía de David M. Glantz sobre la batalla, en el que se centra en sus
prolegómenos: la disposición de los ejércitos, sus planes, las operaciones
previas a la batalla propiamente dicha... basándose en los informes oficiales
diarios de los dos bandos.
La
bibliografía no se agota en lo anterior. Carlos Alberto Marmelada tiene Stalingrado,
la derrota decisiva (Sekotia); Michael Craig, La batalla por
Stalingrado (Noguer y Luis Caralt); Juan Vázquez García, La batalla
de Stalingrado (Galland Books); Peter Antill y Peter Dennis,
ilustrador, El sitio de Stalingrado (Osprey).
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De EL
MUNDO.es, 29/01/2018
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