PABLO CEREZAL
Hay una
habitación que es leyenda y un vendaval de aliento con sabor a semilla. Un
vértigo de piernas que solo saben caminar senderos de sábana gastada y
hambrienta de pantalones pijama.
Hay una
cicatriz de poesía mal curada y un acertijo de respiración entrecortada. Un
reloj que no funciona y un avión que se lesiona atragantado de nubes, velocidad
y pupilas carentes de miedo.
Hay una
ciudad herida por la humedad y una humedad que muerde la entrepierna. Un abismo
de vicio macerado en ternura al calor de un café que no recuerda su origen
porque tú se lo perdiste.
Hay el
tremor de una canción y el cilicio manso de un poema escanciándome la lengua.
Un correr beodo tras trenes hechos de andenes cuyos raíles perdieron el paso
desde que no te contemplan.
Hay un eco
y tu presencia batallando ajedrez sobre mi torso, un reguero de orgasmo
minusválido cuando la luna se estrecha en el dorso de una habitación palpada a
tientas por no encender la luz que me descubra tu ausencia.
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De
VISLUMBRESDEELDORADO, blog del autor, 19/12/2021
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