DANIEL MOCHER
Es autor de
las novelas Los papeles del ilusionista (1982), El
pasaje de la luna (1984, 2013), Tánger Bar (1984) La
quinta del americano (1987), La gran ilusión (1989),
Premio Euskadi de Literatura y Premio Herralde de novela, Las
pirañas (1992), El santo al cielo (Pamiela,
1995), Un infierno en el jardín (1995), La caja china (1996), No
existe tal lugar (1997), Premio Nacional de la Crítica, La
flecha del miedo (2000), El corazón de la niebla (2001), En
Bayona, bajo los porches (2002),Última estación, Pamplona (Pamiela,
2002), La nave de Baco (2004), El piloto de la muerte (2005), La
calavera de Robinson (2006), Cornejas de Bucarest (Pamiela,
2010) Zarabanda (Pamiela, 2011), El Escarmiento (Pamiela,
2013), El pasaje de la luna (Pamiela, 2013), Perorata
del insensato (Pamiela, 2015), El Botín (Pamiela,
2015), Rumbo a no sé dónde (Pamiela, 2017) y Diablada (Pamiela,
2018).
En el año
2000, Pamiela publicó toda su obra poética hasta esa fecha con el título La
marca del cuadrante (Poesía, 1979-1999). El libro Fingimientos y
desarraigos (2001-2017) reúne su poesía posterior. En 2019 publicamos
un nuevo volumen de poesía: El piano de Hölderlin. De sus muchos
estudios y trabajos barojianos, Pamiela ha publicado Tiempos de
tormenta (Pio Baroja, 1936-1940) (Pamiela, 2007).
Un año
después de la muerte de quien, como el propio Sánchez-Ostiz, fuera premio
Príncipe de Viana, publicó Lectura de Pablo Antoñana (Pamiela,
2010).
Entre sus
muchos libros misceláneos hay que destacar las crónicas de viajes La
isla de Juan Fernández (2005), Peatón de Madrid (2003)
y Cuaderno Boliviano (2008), así como una serie de diarios y
dietarios que se comenzaron a publicar en Pamiela en el año 1986 como La
negra provincia de Flaubert (1986), Mundinovi. Gaceta
de pasos perdidos (1987), Correo de otra parte (1993)
y El árbol del cuco (1994), a los que siguieron La
casa del rojo (2002), Liquidación por derribo (2004), Sin
tiempo que perder (2009), Vivir de buena gana (2011), Idas
y venidas (Pamiela, 2012), El asco indecible (Pamiela,
2013), Con las cartas marcadas (Pamiela, 2014), La
sombra del Escarmiento 1936-2014 (Pamiela, 2014), A
trancas y barrancas (Pamiela, 2015), Diario volátil (Pamiela,
2018), A cierta edad (Breviario para baldados) (Pamiela,
2019), Breves del desconcierto (Pamiela, 2020) y Moriremos
nosotros también (Pamiela, 2021).
Miguel
Sánchez-Ostiz es una de las voces más personales e ineludibles de los últimos
cuarenta años en la literatura española. Poco antes de aparecer El tranvía
fantasma (2023) sufre un ictus del que todavía anda recuperándose. Conscientes
del esfuerzo y de la dificultad añadida que supone contestar esta entrevista
mientras sigue convaleciente, queremos agradecer al autor su gran generosidad e
invitar a los lectores a disfrutar de su obra más reciente, magistral como
tantas de las otras que nos ha regalado hasta la fecha. Esperamos, de todo
corazón, que en el futuro más cercano podamos disfrutar de muchos más desbarres
de este autor imprescindible.
Una de las citas que abren el libro dice: «¿Qué se puede escribir? Sobre
todo, porque de todas maneras no es verdad lo que se escribe sobre nadie. Da
igual que se escriba con mucha autenticidad la verdad sobre alguien o que se
crea hacerlo, en cualquier caso, será radicalmente falso. Al fin y al cabo, se trata
solo de la visión de uno, en el estado de ánimo en que escribe.» Thomas
Bernhard. ¿Con qué estado de ánimo has escrito esta obra? ¿También tienes la
sensación de que aquí, como en Las pirañas, te has quedado corto?
Sí, pero
eso tiene arreglo. Ya tengo otro desbarre en marcha.
En el “aviso inútil” que inicia el libro a modo de prefacio, afirmas que
“este es un artefacto narrativo por completo en clave de desbarre y tarantela
de máscaras y guiñoles”. También en las primeras páginas apuntas que durante la
escritura de El tranvía fantasma vuelves a Guignol’s Band, de Louis-Ferdinand Céline,
“que ahora mismo leo de muy aplicada manera, como los curas el breviario”. ¿Por
qué artefacto narrativo y no novela? ¿Qué influencia tiene Céline y su
ametralladora prosa en El tranvía fantasma?
Directa
creo que ninguna, indirecta mucha, sobre todo al tour de force del
lenguaje sobre el que se sostiene mi sucesión de relatos, pero en este libro yo
veo la influencia de Torrrente Ballester y del irlandés Flann O’Brien, del
lenguaje que sostiene este desbarre, más que artefacto prefiero desbarre en la
tercera acepción que da la Rae.
¿Por qué es El tranvía fantasma un libro testamentario?
Porque toca
rincones de mi memoria que preferiría no volver a frecuentar.
Tu tranvía traspasa sin dificultades todas las fronteras que encuentra en su
trayecto: el tiempo y el espacio, lo real y lo imaginario, la vida y la muerte…
Biargieta, Madrid, Torresmotzas del Baruglio, Paris, Valparaíso; el café de los
Desamparados, el cabaret I Gobbi, un tranvía fantasma; pasado, presente y
futuro entreverados; el narrador ya no sabe si está vivo o muerto… esta manera
de hacer memoria, onírica, alucinada, en ocasiones esperpéntica y goyesca, ¿es
la forma más veraz, paradójicamente, de hurgar en las entretelas del ser
humano?
Ese viaje a
través del tiempo y del espacio está en Eliot, citado en el aviso inútil que
abre este libro.
El caso Alsasua, el encarcelamiento en Polonia del reportero Pablo González,
inmigrantes que mueren en el Mediterráneo, la guerra de Ucrania, la memoria
histórica. Son temas recurrentes en tus artículos, en tu blog y en tu obra
literaria. También aparecen en este Tranvía. ¿Vivir emboscado, apartado, como
tú has querido vivir estos últimos en el medio rural, no es óbice para mantener
un ojo crítico siempre enfocado a la actualidad de un mundo que tiene más
codicia que alma?
Esa
realidad es para mí ineludible. Lo fue en mis artículos de prensa y en mis
breviarios.
¿Qué función cumplen los grabados, de Jacques Callot y Tiépolo, entre otros,
y las fotografías que ilustran esta obra?
No son
meras ilustraciones, sino que guardan una estrecha relación con el texto, en
algún caso, muy evidente, lo provocaron o de ellos se habla.
“La memoria está llena de zaborra que parece como que tiene gracia, pero en
ese pozo sin fondo (a poca imaginación que tengas), no hay más que cieno”. Ante
este recuento de errores, de compañías tan poco recomendables que salieron muy
caras, ¿recordar es flagelarse, un modo de expiación o ambas cosas?
A veces.
Todo depende del modo en que miramos o del humor con que nos asomamos al
espejo, sea el de vidrio o el de papel y tinta.
Algunos de los individuos que transitan por las páginas del tranvía padecen
el síndrome de Korsakoff, otros lo impostan como medida “higiénica y
saludable”. ¿No recordar el fracaso de la vida en balde, ser tontos felices, es
lo poco que puede hacer esta caterva de perdidos para soportar la sordidez de
sus vidas, este “desbarre crepuscular que huele a pólvora quemada”?
El refugio
de la vida imaginaria presente, pasada y futura.
El narrador, ese Capitano della Valle Inferna, no deja títere, o guiñol, con
cabeza; tiene munición para todos pero nunca reparte estopa desde el púlpito de
la autocomplacencia, chapotea, y así llega a reconocerlo, en el mismo cieno que
los demás personajes. ¿Es esta una marca de autor que aparece en gran parte de
tu producción literaria?
En la
picota cabemos todos, lo contrario es un abuso. A mí no me queda más remedio
que reconocerme en alguno de esos muñecos de Guiñol.
Asesinatos, suicidios, desapariciones, alguno que cae reventado de tanta
cocaína… muere hasta el apuntador y el que no está muerto se lo hace. Todos
suben y bajan del tranvía fantasma. Aparecen personajes que ya pasaron por
otros de tus libros. ¿Es este un aquelarre de canallas? ¿Polifonía de
ultratumba, memorial fantasmagórico, último ajuste de cuentas, duelo de honor
entre nieblas de recuerdos vagos cuando ya se va teniendo un pie en el estribo?
Pues sí, me
gusta eso de akelarre. Lo voy a utilizar, pero gamberros más que canallas, en
la línea de I vitelloni de Fellini.
¿Qué podemos esperar de Miguel Sánchez-Ostiz a partir de ahora si “queda
cerrado el camino del desbarre de la memoria”?
Por el
momento más adelante ya veremos.
_____
De revista PURGANTE, 19/06/2023
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