Monday, March 5, 2012
Sobre los escritores perseguidos
Homero Carvalho Oliva/Seres de palabras
La persecución política y descalificación intelectual de la que es objeto el escritor Claudio Ferrufino-Couqueugnot por parte del Viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, nos trajo a la memoria una extensa lista de escritores que, a lo largo del tiempo, han sido encarcelados, desaparecidos, exiliados o simplemente acallados, tanto por regímenes dictatoriales como democráticos.
En esta lista podemos mencionar al poeta español Federico García Lorca, asesinado por las huestes franquistas que lo encontraron culpable de ser republicano; al escritor alemán Bertolt Brecht, cuyas obras fueron quemadas por los nazis por considerarlo un autor judío y comunista, pecado imperdonable durante el reinado de terror de Adolf Hitler; a Alexander Sozshenitzin, escritor ruso, quien por su inquebrantable posición antiestalinista fue encarcelado durante ocho años y sometido a trabajos forzados; y al sonado caso de Salman Rushdie, perseguido por haber escrito Los versos satánicos, novela en la que algunos sectores islámicos creyeron ver una afrenta a sus convicciones divinas y lo condenaron a muerte.
En América Latina la lista también es larga. Solamente para nombrar a uno de los más emblemáticos escritores desaparecidos mencionaremos al argentino Rodolfo Walsh. Entre los que optaron por el exilio durante la oscura noche de los gobiernos militares citamos a Mario Benedetti, Eduardo Galeano y al gran poeta Juan Gelman. Y en la Cuba socialista son muchos los casos de persecución y de censura política, entre los más publicitados se encuentran los de Reynaldo Arenas y Cabrera Infante. La novela El hombre que amaba a los perros, que tiene como protagonista a José Mercader, el asesino de León Trotski, abunda en detalles sobre la situación deplorable en la que vivieron y viven los opositores al régimen del octogenario Fidel Castro.
En Bolivia, la historia nos muestra estragos semejantes a los que han sido sometidos los escritores junto a dirigentes políticos, sindicales y estudiantiles. En la dictadura de Luis García Meza, además del asesinato del siempre recordado Marcelo Quiroga Santa Cruz, habría que mencionar la desaparición del poeta Elías Raphael, y la persecución que sufrió Manuel Vargas por un cuento. Sin olvidar a los que tuvieron que salir forzosamente al exilio.
El PEN alemán, institución que aglutina a escritores y poetas, señala que en la actualidad a 364 escritores de todo el mundo se les enjuicia por razones políticas. “Las cifras representan los peores resultados registrados jamás”, concluye el informe.
A los inquisidores literarios del Index librorum prohibitorum et expurgatorum (Índice de libros prohibidos), se suma el boliviano Félix Cárdenas, autor (¿?), ¡qué paradoja!, de una lista de obras y autores nacionales prohibidos, quien en vez de dedicarse a la persecución intelectual y censura política, atentando contra la libertad de expresión de los escritores bolivianos y para ser consecuente con su empeño inquisitorial, debería cambiarse el nombre y el apellido europeos por el de sus antepasados y dejar que los escritores bolivianos escribamos en paz. En literatura, el tiempo y los lectores son los únicos seleccionadores válidos.
Publicado en La Razón (La Paz), 4/03/2012
Imagen: Homero Carvalho Oliva
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