MARIO ALBERTO MEDRANO
Ciudad de
México, 7 de noviembre (SinEmbargo).- Leer una obra publicada hace más de un
lustro permite analizarla sin la efervescencia de las entrevistas y los
comentarios a bote pronto, en medio del caldo gordo de la publicidad, y esto
cobra relevancia si se trata de una novela galardonada con un Premio Nacional,
como es el caso de Y en el fondo tu ausencia (Alfaguara,
2013), de Rosario Barahona Michel (Sucre, Bolivia).
Reconozco,
de inmediato, en esta novela la mirada de la autora, aquella que evoca, pero
con la capacidad de temperar el imaginario, donde reconoce la existencia de los
otros, de los antepasados, sus condiciones y circunstancias.
Es justo en
esa luz, la que comparte con la sombra, donde se halla esta novela, que si bien
se posiciona en el género histórico, no se ciñe al ajustado corsé de la
narración lineal, sino que alterna tiempos, recurre a las figuras retóricas
como la analépsis, a una polifonía muy controlada y a un dominio de arcaísmo y
localismo lingüísticos.
Grosso
modo, Y en el fondo tu ausencia desarrolla en la Charcas del
Siglo XVIII bajo un ambiente religioso, como era en aquella época en la región
de La Plata, que podría considerarse el nombre colonial de la capital
boliviana. A pesar de a lo largo de la historia diversos narradores se
intercalan, los protagonistas, los guías del lector, son María del Carmen Gil y
el Padre Suero.
Por su
parte, María del Carmen, quien supone un desdoblamiento entre la primera y la
segunda voz, pero sobre todo la segunda, narra las causas del porqué está al
cuidado de Juana de Dios, su hermana mayor, quien supone una suerte de acertijo
silencioso. Asimismo, da cuenta de la muerte de sus cuatro hermanas menores y
las enfermedades febriles que las hicieron sucumbir. Junto a María del Carmen
aparece un personaje misterioso, Santusa Nava, a quien Barahona le otorga su
propia voz para narrar, en primera persona, sus infortunios, al ser una mujer
“parda y libre”. Hasta aquí, es la historia de una familia y su relación con su
tiempo. Por otra parte, el Padre Suero es, a la manera de las novelas de
Faulkner, un flujo de conciencia. Se podría decir que el Padre Suero es
estertor, una expiación de culpas.
Es,
precisamente, esta expiación de culpas el hilo conductor, el cauce oscuro por
debajo de las historias de familia, sociales, económicas, el verdadero
quebranto de Y en el fondo la ausencia. Si es cierto que el telón de fondo, una
bibliografía histórica, un acervo historiográfico de Bolivia, es una primera capa
de la novela, por debajo la rendición de cuentas, el redimir de sus personajes
es la fundamental.
Me interesa
especialmente la disposición estructural. Lo que en cine funciona como flash
back. Creo que Barahona maneja prolijamente este ir y venir, de intercambiar
voces –otras formas de volver en el tiempo, en otros ojos-. En esta historia de
la americanización, ese ir construyendo sociedades con raigambre, un haciendo
la nueva América, entre hacendados segundones, colonias, paisajes, hábitos
–Barahona procuró no caer en el costumbrismo ni del barroco-, hay momento que
el narrador se convierte en omnipresente, una presencia superior, por encima de
los hechos, y que es un efectivo recurso para dar paso a voces analépticas.
Es
importante mencionar que las historias de esta novela se adentran, como en
Anábasis, en lo personal, y como caja china, en lo estructural. Conocer la vida
de algún personaje, supone ir hacia el fondo, hacia atrás, siempre con el eje
rector de alguno de los protagonistas. Se infiere, entonces, que esta obra es
un ir hacia adentro, una indagación exhaustiva, tanto en la investigación
histórica como en el carácter de los personajes.
Rosario
Barahona Michel es escritora e historiadora. Es autora de la novela Huésped (2010),
obra finalista del Premio Nacional de Novela Alfaguara, en 2003. En 2012,
obtuvo el Premio Nacional de Novela con su obra Y en el fondo tu
ausencia (Alfaguara, 2013). En 2017 publicó el cuento “Cosas
consabidas” con la editorial ecológica cochabambina Yerba Mala Cartonera. Su
nombre se encuentra en las autoras que mejor entrelaza la historia con la
literatura, es decir, la realidad con la ficción.
Con esta
entrega, recupero La ruta de viaje por la obra de escritoras latinoamericanas.
En este momento, continúo en la estación Bolivia.
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De SIN
EMBARGO, México, 07/11/2020
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