OSVALDO
ARDIZZONE
El último
miércoles. Las diez de la mañana. Estoy aquí en Neuquén con Alfieri. El auto de
Morales Palacios. La ruta principal que atraviesa el valle. Morales, periodista
del diario "Río Negro", sabe dónde está. Al menos, dispone de las
pistas... La casa del presidente del club... Si, puede estar ahí, porque, según
Morales, allí pasa la noche. No sé, algo así como que eso forma parte del sueldo… ¡Oreste!.., ¡Caray
que es lindo hacer moral con el muchacho juicioso que se labra el porvenir! Ese
triunfador de los optimistas avisos de la televisión... Señor lector, aquí le
muestro la imagen de este gran muchacho para el ejemplo que cosechó de la vida
todo lo que la vida... ¡La vida! Banca con las dos únicas alternativas...
Croupier que a veces se viste con frac negro... A veces con el blanco... A
veces te canta la de uno. A veces la otra... Simpática esa nota que leí el otro día. Ese
muchacho que salió de la nada y que llegó a triunfar. Fama, dinero, una casa,
afectos, la admiración de la gente. Estuvo muy bien el periodista porque esas
notas son ejemplo…
¿Por
qué estamos aquí, en Neuquén? Por eso que salió de Oreste. Que en un partido lo
insultaron. Que hasta le pegaron. Que fue necesario llevarlo al hospital... Señor
lector, aquí le muestro la imagen de este gran muchacho para el ejemplo... La
calle de tierra que se va haciendo interminable, hasta allá lejos donde las
largas hileras de álamos parecen juntarse... Toda la fiesta vegetal del
valle.... El aroma de los manzanares. Allí está la finca del presidente... Juan
Agapito Torres. Un hombre de piel oscura, de rasgos aindiados. Unos cuarenta y
cinco años, tal vez. Aire reservado, lo mismo que en las palabras. Apenas si
articula al pronunciarlas... Toda una vida se dedicó a la docencia. Ahora está
retirado. ¿Esa finca? Media hectárea con manzanos, nogales... Algo se vende en
la cosecha, no mucho... ¿Oreste? Si, duerme allí... ¿Quiere ver la habitación?
La comparte con Vortiche, un chico que también juega en la Colonia
Confluencia... Aunque también trabaja en la usina del valle porque es
especializado en electrónica... Pero esa noche Oreste no fue a dormir... Hace
ya un par de noches que no iba... ¿Ve? Es aquí donde duerme... Esas dos camas
ya levantadas por la limpieza matinal.... Pero, ¿van a tomar un café?... ¿O un
vaso de vino del Valle? Es glacial el señor Torres. Cuesta traspasarle ese
hermetismo de gestos y palabras... Aunque la breve sonrisa sirve como preámbulo
para decirnos que, en la actualidad, comenzó a hacer periodismo deportivo en el
diario "Suelo Argentino"... ¿Corbatta? Y.., usted sabe cómo es...
Todavía es ídolo aquí en el Valle... Pero, a veces… No, todo eso que salió en
el diario no es cierto... Ni le pegaron ni tuvo problemas... Apenas un cambio
de palabras con el utilero del otro club, del Italia Unida… Pero la verdad es
que Oreste a veces anda en cosas ligeras que lo comprometen... Es un muchacho
así, ¿vio?... Creo que ya casi ni lo escucho al señor Torres... Es un muchacho
así, ¿vio? Sí que sé quién es Oreste… Lo sé desde hace mucho tiempo. Tal vez
desde que lo conocí. Desde que llegó a Racing... Sí, señor Torres, sé que es un
muchacho así... De las dos alternativas siempre le cantaron la otra... De los
dos croupieres siempre el de frac negro... ¿Alguna alegría? Si, la pelota… El
loco genial... El pequeño y frágil loco... Aquel de Racing, aquel de Lima...
Aquel de la doble página de "Life" cuando aquel gol interminable...
Algunos pesos en el bolsillo generoso, abierto para toda la picardía de los que
se acercaban... Aquel triste rey de la corte grotesca de los tiempos de fama...
Caray... Cien veces caray... ¡Simpática, simpática aquella nota que leí el otro
día!... Ese muchacho que salió de la nada y que llegó a triunfar... Muy bien
para el señor periodista, porque eso sirve para el ejemplo... No, si ya no lo
escucho al señor Torres ¿No ve? Por ejemplo, anoche no vino a dormir aquí...
Pero yo sé dónde puede estar ahora... Con el repartidor de bebidas, de la
Coca-Cola, creo... Es una camioneta multicarga de color blanco con la chapa
terminada en doscientos diez... Deben andar por el pueblo... Por aquí la gente
lo quiere, pero a veces... Lindo hacer moral con el muchacho juicioso que se
labró el gran porvenir. Ah, ése sí que pensó en el futuro... Por eso
tiene afectos, dinero, casa, mujer, hijos... La admiración de todos... No, si
aquí a Oreste lo quieren... Pero, a veces. A veces... El amor que llegó una
vez... Que después se fue... Y las ganas de agarrarse a la vida... Porque hace
falta. Mucho más cuando uno se siente frágil, indefenso, postergado... Por eso
se quiere agarrar otra vez... Aunque se equivoque otra vez... Y cien veces más.
Y, entonces, después de tantas barracas, es que uno es ese que a veces... Está
bien, señor Torres, ha sido usted muy amable... Me voy a buscar a Oreste por
ahí... ¿Cómo me dijo? La camioneta multicarga con la chapa terminada en
doscientos diez... O si no en la sede del Club Colonia Confluencia... O si no
aquí mismo, en su casa, sobre el mediodía... Le agradezco su gentil invitación,
señor Torres. Si, de acuerdo, almorzaremos juntos… Con Oreste también.
Gracias otra vez. Hasta luego…
Ese tipo
que me abraza. Ese que me trasmite el temblor. Que me hace aflojar por adentro,
porque no me larga. Porque hace falta agarrarse de algo. O de alguien... Y,
ahí, yo soy alguien. Como también lo es Alfieri. Dos que fueron de antes. De
los viejos tiempos del loco. De aquellos años de Racing. De las nostalgias de
Lima. De aquel gol contra los chilenos, ese de la doble página de
"Life". Dos, de antes del crepúsculo. De antes de la penumbra... Diez
años. Pasaron ya diez años desde aquella casa vacía allá en La Lucila, cuando
aquel primer golpe duro. Cuando el croupier de frac negro le cantó la primera
bola en contra... ¿Qué pasa, Oreste? Bien... bien... muy bien... estoy
fenómeno... Aquí la estoy rompiendo... La gente es muy macanuda... Me quieren
todos... Una remera a listas horizontales. Un pantalón. Un par de mocasines. Un
cuerpo enjuto, delgado... Tal vez el mismo de antes, con algunos kilos más… La
misma pinta. La misma manera de andar. Como si ensayara un amague, la picardía
de una gambeta... De esas de antes... Moviendo la cintura. Con los brazos
recogidos como en la marcha acompasada de los boxeadores... Y, después la cara.
La cara que es otra. Si, que es otra. Con toda la vida que le marcan ese par de
arrugas que le hunden los pómulos. Con los ojos hundidos, siempre
asombrados... "Bien... bien... estoy fenómeno... Ya van a ser dos
años que estoy aquí en el Valle... Y... a ver.., vine en marzo del setenta y
uno... ¿Por qué llegaron ustedes? ¿Porque me pegaron en el partido con Italia
Unida? No.., ¿quién me va a pegar aquí? No, si todos me quieren. _ Y se arma si
me pegan... Porque se meten todos los muchachos, todos los hinchas. — ¿Quién me
va a pegar a mí...? No... ni loco... Son todos grupos... Sí todos me quieren...
Toda la gente me brinda la casa. Me invitan a todos lados... ¿No es cierto,
Tito? ¿Lo conoce? Tito Herrera... El jefe de deportes del "Suelo
Argentino", el diario de aquí... Un gran amigo... Él le puede decir
todo... ¿No es cierto, Tito? Fenómeno... Muy bien..." Y ensaya otro
abrazo afectuoso... Y otro con Alfieri... Y una finta como amagando un
golpe... "Fenómeno que vinieron... Fenómeno. .. Ahora vengo de dormir
en la casa de un amigo... ¿Ustedes buscaban la camioneta del reparto? Si, a
veces voy... Son amigos... Como ahora terminó el campeonato no hay mucha
obligación de entrenar... ¿Cómo anda el Cabezón Pizzuti? ¿Estaba en la
selección, no? ¡Mirá vos! Pero ¿quién habrá puesto eso de que me pegaron y de
que estaba en el hospital...? Mirá lo que pensará la Tita... ¿Está siempre allá
en Racing? Llámela cuando llega allá… Dígale que estoy fenómeno... fenómeno.
Que siempre me acuerdo de ella. ¡Qué fenómeno la Tita! De pibe me tuvo... ¿Y
los viejos bien? Don César... Un gran tipo No, por mí que no se preocupen...
¿No es cierto, Tito? Tengo todas las casas abiertas... ¿El mango? Y a
veces los hinchas… Siempre algo se cobra... Igual que las pilchas... El otro
día un señor me llevó a una tienda... Se gastó ciento cincuenta y cinco mil
mangos en ropa... Remeras, pantalones, zapatos. Bien... De primera... Todo de
primera... ¿No ve lo que Ie digo?"
¿Para qué
Oreste? ¿Para qué vamos a jugar con la baraja marcada...? Fenómeno... Todo
fenómeno... Ya sé, Oreste., Todo fenómeno… Señor lector... Aquí le muestro la
imagen de este gran muchacho que es ejemplo... Simpática, muy simpática esa
nota que leí el otro día... Ese muchacho que salió de la nada y que llegó a
triunfar. Fama, dinero, una casa, mujer, hijos, afectos, la admiración y el
reconocimiento de todos.... Estuvo muy bien el periodista porque esas notas son
ejemplo.
"No, usted no lo quiere creer, pero ando fenómeno. Allí, tirado atrás, de
ocho... Y le pego hasta mejor que antes. El chanfle... Meto cada pelotazo... Y
los tiros libres. EI otro día perdimos el campeonato con el Centenario...
Lástima que entramos segundos... Pero, ando bien... Fenómeno ¿Sabe los corners
que tiro desde la zurda con la derecha? Pregúnteles a todos... Le meto la comba
al primer palo... gol olímpico... De ésos marqué varios... Cuando vamos afuera aquí
me anuncian... A Bariloche, a Zapata... También estoy en la selección de la
Liga de Confluencia... ¿Hace mucho que no lo ve a Belén? ¡Mama mía qué jugador
La Bruja...! ¡Qué zurda que tenía...! Antes, todo eso es de antes,
Oreste... Todo es de ayer... “Estoy en la selección de la Liga
Confluencia... Así me dijo... ¿Se acuerda de Lima? Al principio no me
querían los peruanos porque había tenido un problema... Después se volvían locos
conmigo... ¡Las cosas que me decía Pipo! Al único que insultaba era a mí...
Siempre a mí... La tribuna se divertía con las barbaridades que me decía...
Pero siempre que le preguntan, el Patón dice que yo fui el mejor de Lima... Eso
lo dice siempre... Porque a veces leo aquí, ¿vio? ¡Qué jugador el Patón! Mire,
ése es el mal del fútbol argentino... Si ese equipo del cincuenta y siete va al
Mundial lo ganamos. Seguro que lo ganamos... Pero vendieron a todos. ..
¿Usted se acuerda que yo también tenía que irme a Italia con el Bocha, el
Cabezón Sívori y Angelillo...? Pero, final, qué sé yo... Racing no me quiso
vender... Y todos hicieron un vagón de guita..."
Esa tarde
se cambió la pinta. Lo vi con un saco de sport claro. Un pantalón más oscuro.
Camisa blanca. Corbata. El pelo alisado. "¿Y qué tal? ¿Qué se cree?
¿Que no tengo pilchas? Me iba a ir a General Roca a ver a unos amigos...
Pero mejor, me quedo con ustedes... Hay que empilcharse bien, ¿no? ¿Así que
vamos a comer un asado al Aero Club...? Me dijo Tito Herrera y gran amigazo...
Aquí, son gente fenómena… Siempre hay asados... De amigos, ¿vio? Una
noche en un lado. Otra noche en otro... Fenómeno, siempre así, bien, muy
bien... Según como vengan las cosas voy a ver qué hago... Total, recién tengo
treinta y seis... Creo que para dos años más tengo para darle en la cancha...
Después, veremos. Enseñarle a los pibes... Porque ahora ayudo a los técnicos el
campo... Sí, sí, hacemos dos grupos y uno lo atiendo yo y hacen
caso..." ¡Todavía tengo para dos años más...! Después, vamos a ver
qué hago... Fenómeno, todo fenómeno. Este tipo que ahora me abraza fuerte. Este
tipo que me pega el temblor... Que me hace aflojar de
adentro... "Porque a veces a uno le vienen cosas en el balero ¿vio?,
y hace alguna macana. La piba que ahora debe tener como catorce... ver... sí
más o menos... Después, el pibe de seis y la otra nena de
cuatro..." El avión… Ya llaman para viajar, Oreste y, mejor que me
vaya... Seguro que es mejor... "¿Sabe goles olímpicos que hago de
córner...? ¿Sabe los chanfles que meto...? Aquí en el Valle, en todo el Sur me
anuncian El Colonia Confluencia con el ex internacional Oreste Omar Corbatta..." ¡Caray!
Que la bronca y la blasfemia a uno se le aprietan en la garganta... ¡Cien veces
caraj...! Que este abrazo que me sigue pegando el temblor... Que me afloja de
adentro... Que ese tipo, que este loco que ahora se va de espaldas, caminando
con el contoneo de los boxeadores... Solo, chiquito, cada vez más chiquito...
Cada vez más chiquito...
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De EL
GRÁFICO, 1972
Imagen: 1957.
Ricardo Alfieri retrata a Corbatta en Racing, en uno de sus mejores años.