Friday, June 10, 2016

Bolivia: el basta ya de Chile

JUAN EMILIO CHEYRE

LOS ÚLTIMOS días no han sido buenos para el Presidente Morales. Su afición al fútbol le produjo una “rotura significativa del ligamento de la rodilla izquierda”. Después se enteró por la prensa de la inesperada demanda que Chile presentaba en la CIJ.

Nuestro país pasaba a la ofensiva y ganaba la libertad de acción rechazando la mañosa interpretación en la cual Bolivia presenta al curso de agua como un bofedal pretendiendo usar en su beneficio el 100% de sus aguas. El Silala es un río internacional reconocido entre otros documentos en el Pacto de Tregua de 1884, mapas desde el siglo XIX, el tratado de Paz y Amistad de 1904 y concesiones otorgadas por Bolivia y Chile.

Más allá de los objetivos de la demanda de Chile, ya analizadas por este medio, es oportuno enfatizar en lo adecuado y oportuno de una acción como la emprendida. Debemos respetar la investidura del Mandatario de un país vecino. Sin embargo, la conducta del Presidente Morales ha tensionado el vínculo entre Chile y Bolivia, generando barreras que nos alejan más de apostar a medidas que vayan más allá de una mera relación formal.

La intransigencia boliviana, su imposición de una solución única a su mediterraneidad -visualizada por ellos como la exigencia a nuestro país de otorgar una salida soberana en el lugar que Bolivia determine-, y el agresivo tono contra nuestras autoridades del Presidente Morales, hacían necesario que Chile ponderadamente estableciera un basta ya a ese actuar hostil. Más allá de las fundadas razones jurídicas y técnicas, la demanda entrega una potente señal. Chile no seguirá aceptando acciones como las que Bolivia hace ya tiempo viene adoptando en su relación con nuestro país pasando a llevar buenas prácticas, el derecho internacional y el respeto a tratados vigentes.

El actuar del Presidente Morales desgraciadamente debemos relacionarlo con la precariedad de su situación interna. El líder carismático que alcanzó el poder en 2005 se ha transformado en un presidente que aspira mantenerse en el poder pese al sentir de su pueblo, expresado en el triunfo del “no” en el referéndum constitucional a su pretensión de gobernar hasta el 2025. Morales olvidó sus propias palabras cuando declaró: “Si el pueblo dice no ¿qué podemos hacer? No vamos a hacer golpe de Estado. Tenemos que irnos callados”. Sin embargo la campaña de obtener 1,2 millones de firmas que le permitan la realización de una nueva consulta está lanzada. Su acción de carácter absolutista lo ha llevado a afectar la libertad de prensa. Por propia declaración ha manifestado que el Estrado controla entre el 80 y 90% de los medios. La corrupción es otra de sus debilidades. La justicia ha establecido que 49 obras son fantasmas y que habría US$ 6,8 millones de arcas públicas desviadas a cuentas privadas de sectores afines al gobierno.

Una situación como la someramente descrita refleja la debilidad de un gobierno y su líder. Lamentablemente la vía de escape más fácil es levantar como causa nacional el tema de presentar a Chile como el gran obstáculo para el desarrollo de Bolivia. Ello no puede ser tolerado. De allí que la demanda en La Haya esté revestida de un simbolismo y un mensaje. Se ha reflejado que nuestro país no puede tolerar un actuar que vulnera principios del derecho y enrarece una relación armónica como la que debiera existir entre países vecinos con un destino por construir.

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De LATERCERA, 10/06/2016


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