Sunday, January 13, 2019

Décadas y siglos atrás


JORGE MUZAM

Romina preparó un kuchen de membrillo. Tiene el sabor de la ternura que se escenifica con la distancia, suavidad de tostada piel de marzo, textura de una caricia somnolienta de invierno austral. Pido a los dioses que bendigan su magia culinaria. Le aderezo una capa de miel de castaño. Mate amargo para espabilar demonios improductivos. Mi mano como un catalejo para supervisar la cumbre del Malalcura.

He madrugado para aspirar los aromas de enero, las flores húmedas del poleo, la lavanda en su apogeo. No han llegado pájaros operáticos esta mañana. Las tencas se fueron de farra. Los manzanos no acusan ni rumor de brisa. A lo lejos, los queltehues parlotean como en un bar de Joseph Roth. Ni ellos parecen entenderse.  

Abro el archivo de Joe Hisaichi, marchas nupciales de nubes grandilocuentes, anillos que se multiplican en un estanque de ranas contemplativas, hojas secas de platanero trituradas por un poeta descuidado. Cada nota es un haiku que araña el corazón, latidos de un alcanfor centenario, hologramas del Yo-Niño que aparece y desaparece en un bosque de nunca jamás.

Los periódicos no traen buenas nuevas. Solo miseria moral, tergiversaciones malintencionadas, fascistismos travestidos con mantos de pureza. No hay acápites para la generosidad humana, anexos para el lado de la condición humana que sigue resistiendo a la inmundicia de la historia.

El sol se alza pegándole codazos a las nubes. Es hora de iluminar el valle de Alico, darle un manto turquesa al río Ñuble y vitaminizar los durazneros que se aprestan a la maduración. 

Vuelvo atrás, décadas y siglos atrás. Un mensaje de Mozart, un poema encriptado de Joyce, un chiste elegante de Nabokov. Los mejores capítulos de la gran marcha ya fueron escritos.  

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De CUADERNOS DE LA IRA, blog del autor, 13/01/2019 

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