Wednesday, March 6, 2019

Bajo la sombra alargada de las crónicas de Vasili Grossman


ÁNGEL VIVAS

De entre los muchos títulos que pueden consultarse para saber qué fue/supuso Stalingrado (disponibles en librerías como las consultadas para este texto: Marcial Pons y Rafael Alberti), dos nombres destacan sobre cualquiera otros: el de alguien que estuvo allí como periodista y vivió para contarlo, Vasili Grossman, y uno de los grandes historiadores militares de estos años, Antony Beevor.

De Grossman se pueden leer Stalingrado. Crónicas desde el frente de batalla (Galaxia Gutenberg), una selección extraída de su libro Años de guerra, en la que despliega su capacidad para centrarse en los detalles humanos del conflicto y en cómo éste afecta a las vidas cotidianas de seres anónimos, soldados y civiles. Pero Grossman quiso ir más allá y, años después, escribió -con el mismo propósito de reflejar el sufrimiento de la gente corriente bajo los dos totalitarismos enfrentados en Stalingrado- la novela Vida y destino, considerada su obra maestra y a la que, según sus propias palabras, le había dedicado su vida. Aunque trató de publicarla tras la muerte de Stalin, la novela fue prohibida por sus sucesores y sólo pudo aparecer póstumamente, ya en época de Gorbachov.

Por su extensión (más de mil páginas), ambición, complejidad y riqueza de personajes, ha sido comparada con Guerra y paz y considerada la gran novela rusa del siglo XX. (También disponible en Galaxia Gutenberg).

Antony Beevor es un prestigioso historiador militar que se ha ocupado de las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial (Berlín, Las Ardenas, Normandía...) y, por supuesto, de Stalingrado (Crítica), de la que hace un minucioso y vívido relato en el que nada queda fuera: los movimientos, el armamento, los horrores de la guerra y el sufrimiento de la población, la personalidad de los protagonistas...

Uno de los principales protagonistas fue Friedrich Paulus, el mariscal alemán que, contraviniendo las órdenes de Hitler, que le sugería un suicidio honroso, se rindió a los rusos. Su visión de los hechos se encuentra en Stalingrado y yo (La Esfera de los Libros).

Paulus se vio atrapado en el dilema de obedecer a Hitler, siguiendo no sólo la disciplina sino también la convicción de que el Führer tenía una visión más amplia de los hechos, o tomar una decisión autónoma. No sólo hizo lo segundo, pese a su certeza de que, si se fracasaba en Stalingrado, se perdía la guerra, sino que acabó colaborando incluso con los soviéticos.

Galaxia Gutenberg también tiene un ensayo de Jochen Hellbeck: Stalingrado. La ciudad que derrotó al Tercer Reich, que recoge cientos de testimonios de combatientes y civiles soviéticos, y documentos como entrevistas y correspondencia de los alemanes hechos prisioneros.

Supervivientes de Stalingrado (Salamina) es también una recopilación de testimonios de veteranos del Sexto Ejército alemán. De nuevo, los horrores de aquella batalla de crueldad suprema, la lucha casa por casa y alcantarilla por alcantarilla (peor que el infierno, según quienes la vivieron), los estragos de los francotiradores, la esperanza en el rescate que siempre prometía Hitler... Un francotirador legendario fue Vasili Zaitsev, aficionado a la caza, como el sargento York americano de la Primera Guerra Mundial (como él, también tiene película: Enemigo a las puertas). Sus recuerdos, Memorias de un francotirador en Stalingrado (Crítica), se han convertido en un clásico de la literatura de guerra.

A las puertas de Stalingrado (Desperta Ferro) es el primer volumen de la gran tetralogía de David M. Glantz sobre la batalla, en el que se centra en sus prolegómenos: la disposición de los ejércitos, sus planes, las operaciones previas a la batalla propiamente dicha... basándose en los informes oficiales diarios de los dos bandos.

La bibliografía no se agota en lo anterior. Carlos Alberto Marmelada tiene Stalingrado, la derrota decisiva (Sekotia); Michael Craig, La batalla por Stalingrado (Noguer y Luis Caralt); Juan Vázquez García, La batalla de Stalingrado (Galland Books); Peter Antill y Peter Dennis, ilustrador, El sitio de Stalingrado (Osprey).

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De EL MUNDO.es, 29/01/2018

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