Wednesday, February 4, 2015

Ajedrecismos retóricos


JORGE MUZAM

Noche de santos bebedores. Percival trajo el vino, Nubia las nueces y un bizcocho de naranja. Quedaban cervezas sin dueño en el refrigerador, media botella de pisco Mistral, un cuarto de gin prehistórico, vino blanco para los melones. Lorena se instaló en el bar y mezcló y mezcló como una coneja loca que intenta explosionar el planeta. La madrugada llegó tan rápido. Me recuerdo alegre, locuaz, ferozmente antichileno. No tolero a mi gentuza, sus costumbres tan rastreras, tan poco honorables, su hipocresía a flor de piel, su indignidad, sobretodo su indignidad. Ni sé cómo llegué a la cama. Me despertó el señor Ron a las seis de la mañana. Arañaba la puerta, parecía tener hambre o congoja de soledad. Le di sus galletitas baratas, le acaricié el lomo. Me dio un suave mordisco en señal de agradecimiento y se fue moviendo la cola. Sentí el afilado hachazo de la resaca. Encendí la cocina, un poco de agua a la tetera, dos cucharadas de café instantáneo al tazón del Colocolo, un chorro de endulzante y la ventana con niebla, ciruelos sedientos, una tórtola ensimismada y pollos castellanos escarbando entre la manzanilla reseca. La imagen del ebrio Joyce dormitando en el escaño de una estación ferroviaria me acompañó el resto de la mañana. No podría explicarlo. El amor por la obra y su autor se confunden. Husmeo sus libros, la asombrosa poesía de ciertos pasajes de Ulises, la complejidad de Finnegans Wake, la claridad narrativa de Dublineses, las jugarretas del artista adolescente, la belleza absoluta del final de Los Muertos. Me entusiasman las cumbres artísticas, los diálogos mente a mente. A veces encuentro obstáculos, empedrados resbalosos, logicismos espirituales, ajedrecismos retóricos, ánimos en desbandada, pero entonces me ayudan Vladimir Nabokov y Ricardo Mena, mis queridos amigos dioses, mis linternas mágicas, mis compañeros de viaje.

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De CUADERNOS DE LA IRA, blog del autor, 02/02/3015

2 comments:

  1. Siempre es un gran honor para mi ser publicado en Sugiero Leer.
    Muerta Ciudad Viva, El Certificado, de Bashevis Singer, y Habla memoria, de Nabokov, son parte de mi felicidad intelectual nocturna, tras agotadoras jornadas de brutos trabajos campestres. Entremedio, a cualquier hora, igual se sigue escribiendo.
    Un abrazo fuerte, querido amigo.

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    1. Honor que me hacs, querido Jorge. Bashevis Singer, como conversamos hace unos dias, es una alegría. Estoy con La casa de Jampol, ahora. He vuelto a la Polonia de mi juventud, donde mi mente estaba más en Zhitomir que en Cochabamba, o en Zamosc. Para mí, leerte, es igual que con Singer, un festejo. Abrazos.

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