Saturday, July 18, 2015

La figura del “Capo” y el imaginario cultural mexicano


Fabián Acosta Rico


El fabricante de reinas de belleza, Donald Trump, no tardó en vociferar en Twitter un muy autocomplaciente: “¡Se los dije¡”, con dedicatoria a México y reenvío a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”. En chismes de Internet corre el rumor que el “Capo de tutti capi” ya se la tenía sentenciada a Trump. En una dudosa (yo diría que apócrifa) cuenta abierta por el jefe del cartel de Sinaloa, éste explaya su musa poética en una frase que recuerda a los mejores guiones de los Hermanos Almada: “Sigue chingando y voy hacer que te tragues todas tus putas palabras pinche güero cagaleche@realDonaldTrump” (el altisonante que cierra la frase me suena muy españolado, cero mexicano).

¿Tan mal estamos? Sólo esto nos faltaba, que el “Chapo” Guzmán (y no el Santo o Chapulín Colorado) salga en defensa de México como todo un “Cheno Cortina” y ponga en su lugar al republicano más amado por el Ku Klux Klan. No debería extrañarnos. Desde hace décadas los capos del narcotráfico, los sicarios, el corrido de Camelia la Tejana y el culto a la Santa Muerte forman parte del imaginario cultural mexicano: qué respetable lector de la revista Proceso o de la extinta revista Impacto no recuerda la promesa de Caro Quintero de pagar la deuda de México. Algunos abuelos cuentan de memoria la captura de Quintero en Costa Rica, en donde, como al “Tigre de Álica”, lo encontraron en brazos de una respetable señorita de sociedad, sobrina de Cosío Vidaurri. La historia da para una trama de novela al estilo “Sin tetas no hay paraíso” o “La reina del Sur”.

No menos carismático fue Nazario Moreno “el Chayo”, quien sorprendió a la prensa y dio tema a los blogueros con sus cuasi mesiánicas memorias “Me dicen el más loco” (ni José Vasconcelos en el “Ulises Criollo” es tan ególatra y autorreferencial) y qué decir de sus excentricidades místico-medievales que inspiraron a Melissa Plancarte, la “Barbi”, “la Princesa de la Banda” (hija del Kike) a posar de sexy templaria. Y para cerrar, ni Guillermo del Toro o Alfonso Cuarón le llegan como director (de documentales de denuncia) a Servando Gómez la “Tuta”.

La fuga del Chapo merece una película que éste a la altura de “Escape de Alcatraz” (1979). Lo que de momento me queda claro es que el pobre de Gru se va a quedar sin asistente, porque sin duda los Minions irán en búsqueda del más grande de todos los villanos, que por cierto se mudó, por un túnel de kilómetro y medio, del penal de máxima seguridad del Altiplano.

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De CRONICA JALISCO, 15/07/2015

Imagen: Alexsandro Palombo

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