Tuesday, June 5, 2018

¿Anarcoperonistas?


JUAN MANUEL FERRARIO

A Angelita Sánchez Lobato, y a todos los anarquistas que enfrentaron al régimen peronista

Para empezar, el anarquismo es antipersonalista, esto quiere decir que por eso se llama “anarquismo” y no lleva el nombre de ninguna persona, porque considera a todos los hombres y mujeres como iguales, sin poner a ninguno por encima de otros.

Luego habría que recordar cómo Juan Domingo Perón, “el primer trabajador”, estuvo matando trabajadores en la llamada Semana Trágica de 1919, desatada tras la represión a la huelga de los obreros de los Talleres Vasenao Para quien ponga en duda este dato, puede remitirse a las fuentes que presenta Luis Alberto Romero al respecto. [1]

En tercer lugar, podemos leer los discursos del joven Perón en el Círculo Militar, al resto de los militares argentinos, donde les decía que había que ser ágiles y darles una migaja a los obreros para que no exijan el pan entero -entiéndase la revolución social-.[2]

Cuarto, podemos citar el conocido apoyo de Perón a la dictadura de Uriburu y más tarde al militar Justo, mientras estos dos militares fusilaron a los anarquistas Joaquín Penina en Rosario, Severino Di Giovanni y Paulino Scarfó en Buenos Aires, o apresaban y deportaban a miles de anarquistas, sin hablar de los pobres anarquistas Pascual Vuotto, Santiago Mainini y Reclús De Diago, los denominados “presos de Bragado”, que pasaron años en la cárcel por un crimen que no habían cometido. Esto pasó durante el gobierno de Justo, amigo de Perón, como así también los procesos a la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A), la combativa federación anarquista que sufrió los antes citados procesos en sus sindicatos más fuertes, el de panaderos y el de los choferes, principalmente en los años '30.

Cómo no citar la amistad de Perón con el general EIbio C. Anaya, aquel famoso fusilador de obreros en las huelgas patagónicas, quien, como Perón, formó parte de los oficiales que llevaran a cabo el golpe militar de 1943 y que más tarde sería amigo personal de otro dictador, Juan Carlos Onganía. [3]

Recordemos también aquella frase de Agustín P. Justo, el amigo de Perón, quien siendo ministro de Guerra, luego del atentado del anarquista Kurt Wilckens, decía frente a los periodistas: “Esto no quedará impune, el castigo será ejemplar”, haciendo alusión al atentado en el que el anarquista alemán mató al teniente coronel Varela, aquel represor que se encargó de fusilar a más de 1.500 anarquistas en las huelgas del sur, entre los años 1921 y 1922. Y de hecho, el castigo fue “ejemplar”, porque Kurt Wilckens será asesinado en la cárcel. [4]

Pero ya entrando en lo que fueron los gobiernos peronistas, no podemos dejar de destacar que Perón hizo del 1º de Mayo, aquella fecha originada mucho antes de este militar, (cuando ese día de 1886, fueron ahorcados varios anarquistas por pedir las 8 horas de trabajo) una fecha de comparsa y fiesta, de locro y choripán donde se elegía a la reina del 1 de Mayo, quitándole a este día su contenido combativo y aguerrido, que tantos muertos había traído al querer recordarlo en Argentina en 1904, 1905 y 1909, sobre todo.

No podemos dejar de destacar la admiración que tenía Perón por el régimen del dictador italiano Benito Mussolini, el mismo que decía Todo para el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado, frase que Perón copiará y modificará a Todo dentro de la Ley, nada fuera de la Ley.[5]

Y de Mussolini no sólo copió sus frases, también tomó su estatización de los sindicatos y su burocratización para poder controlarlos y sacarles autonomía y combatividad.

De la dictadura comunista rusa el peronismo también tomará sus planes quinquenales para regular la economía. El peronismo no tenía nada que ver con el sindicalismo de principios del siglo XX, éste era aguerrido, bregaba por la lucha de clases, era ateo, horizontal e internacionalista; el peronismo, en cambio, será católico, militarista, nacionalista, vertical, y lucha por la conciliación de clases.

Perón no sólo admiraba a Mussolini, sino también, y sobre todo, al general Primo de Rivera, el dictador español entre 1923 y 1930. Perón admiró también a Adolf Hitler, uno de los peores criminales de la historia de la humanidad, y a cuyos jerarcas sobrevivientes les dio entrada clandestina a la Argentina, con toda la documentación necesaria para pasar desapercibidos durante décadas. Fue amigo del dictador paraguayo Stroessner, reivindicó regímenes como los de Somoza en Nicaragua y Batista en Cuba. Y cuando se fue de Argentina ¿quién le dio asilo político a Juan Domingo Perón? Nada más ni nada menos que Francisco Franco, el “generalísimo” que mató y acribilló a media España, a miles y miles de anarquistas, socialistas y republicanos durante décadas de dictadura. y Perón no era el pobrecito exiliado como quisieron hacer ver luego los montoneros con su periódico “El Descamisado”, porque durante su estadía en España, Perón estuvo en uno de los barrios más residenciales de Madrid. [6]

Ni hablar de Eva Perón, aquella que fue recibida por Francisco Franco con todos los honores, que salió en fotos con sus tapados de piel saludando al criminal español y hablando de sus “descamisados”. [7]

Ésa era la misma Eva Perón que tildaba de “locos” a los anarquistas, a los que les decía: “A Perón no se le hace huelga, carajo”.

Tampoco hay que olvidar que Perón mantuvo la Ley de Residencia, aquella sancionada en 1902 exclusivamente para expulsar obreros anarquistas inmigrante s, y que fue derogada recién en el gobierno de Frondizi, cuando ya casi no habían quedado anarquistas vivos o fuera de las cárceles.

Ni hablar de las increíbles escuelas racionalistas creadas por los anarquistas a principios del siglo XX, para educar libremente a los niños, que luego serán reemplazadas por “Evita me ama” en los pizarrones de las escuelas estatales.

Cómo olvidar el atentado peronista contra la antigua Biblioteca Emilio Zola, fundada por los anarquistas, y que a punta de pistola fue copada por matones peronistas para convertirla luego en una unidad básica del Partido Justicialista. Frente a esa biblioteca, en 1923 y en plena huelga tras el asesinato de Kurt Wilckens, los anarquistas se habían tiroteado con la policía. [8]

Sin olvidar a los obreros gráficos rosarinos, que fueron expulsados de su local por la CGT, la central peronista, y que a partir de entonces tuvieron que reunirse en un bar de calle San Martín y San Lorenzo de dicha ciudad. Tras la huelga gráfica de 1949, muchos de los gráficos fueron apresados. [9]

Por otra parte, no se puede dejar de lado la vinculación de Perón y su segunda esposa, María Estela Martínez de Perón, con José López Rega, la máxima figura criminal, que pasó de ser un simple cabo de policía a líder de la Alianza Anticomunista Argentina (puesto en ese lugar a dedo por el mismo Perón), agrupación parapolicial que asesinó a cientos de estudiantes, intelectuales, políticos, obreros, actores, etc.

Y fue también Perón quien ascendió al comisario Fernández Bazán, el mismo que en 1936 asesinó a los anarquistas Miguel Arcángel Roscigna, Fernando Malvicini y Andrés Vázquez Paredes, arrojándolos al fondo del Río de la Plata con peso en los pies, método conocido como “Ley Bazán”, que se generalizaría luego en los años '70. y decíamos entonces que en 1946, Perón ascenderá a este criminal a subjefe de la Policía Federal, y más tarde cumplirá su sueño dándole un cargo como diplomático de su gobierno. [10]

Jacinto Cimazo, el militante anarquista, nos resume al peronismo de la siguiente forma:

Sometimiento absoluto a la CGT; plan quinquenal de tipo militar; militarización de la infancia; monopolio estatal del comercio exterior; enseñanza religiosa en las escuelas; centralización financiera en manos del Banco Central; avasallamiento de las universidades; monopolio oficial de la propaganda radiotelefónica; acción impune de las bandas nacionalistas; sometimiento de la prensa y campañas violentas

Y luego prosigue:

destrucción y persecución de los gremios obreros independientes; censura radial; sabotaje del correo a la prensa y propaganda opositoras; prohibición de las huelgas y orden de producir al máximo; procesos por desacato.

Y hay más aún:

creciente dominio de la Iglesia; auge del nacionalismo en las reparticiones públicas; alianza virtual con el régimen de Franco..., etc, etc. [11]

Luis Danussi, otro militante anarquista, define al peronismo como demagogia, soborno a escala colectiva planificado por el gobierno que manejaba discrecionalmente la economía del país, y la represión que no conoció límites para aplastar a quienes protestaban aunque luego apareciera la concesión por vía oficial, como acto de gracia y con el programado agradecimiento de los 'humildes' a su benefactor. Todo ello al tiempo que se eliminaba a los militantes más conscientes y dignos, como una de las formas, entre otras muchas, de lograr la total extinción del espíritu aguerrido que tradicionalmente animó a nuestra clase obrera. Y agrega más tarde: El propio fenómeno fascistizante del peronismo tuvo origen en los cuarteles donde se incubó el GOU, que creía en el triunfo de los nazis cuando el movimiento obrero bregaba por su derrota... [l2]

Anarquistas como Mario Franchotti, serán perseguidos durante la huelga ferroviaria nacional de 1951. Este compañero logra evadir a la policía gracias al periodista y abogado David Kraiselburd, quien el 17 de Julio de 1974 será asesinado por Montoneros.

Compañeros anarquistas como el científico Rafael Grinfeld serán expulsados de la Universidad. Grinfeld pierde así su cargo de director del Instituto de Física de la Universidad de la Plata, por no adherir al peronismo.

Ya en 1943, el anarquista Jacobo Prince señala cómo el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), al que pertenecía Perón entre otros, seguía manteniendo relaciones con los nazis, siguiendo la política nazifascista del presidente Castillo, quien había gobernado antes del golpe de 1943. [13]

Serán los obreros marítimos, los navales y los portuarios los que más combatirán al régimen de Perón, y serán todos los sindicatos los que sufrirán la Ley de Asociaciones Profesionales, tomada del fascismo italiano y aplicada en la Argentina por Perón, que, entre otras cosas, da personería jurídica sólo al sindicato único controlado por el Estado, desconociendo cualquier intento de hacer otro sindicato paralelo libre de la burocracia sindical, que ya nacía. Esa ley fue la que fomentó el sindicalismo pago, sacando al obrero de su medio para convertirlo en un traidor al servicio del capitalismo.

Luis Danussi recordaba cómo en un acto en Plaza de Mayo, un conocido dirigente de la CGT le gritaba a Perón: “¡Hágase dictador, mi general!”.

Luego, mientras Perón pactaba con Frondizi, cientos de anarquistas de la F.O.R.A, panaderos, choferes, plomeros y cloaquistas, eran apresados.

Por último, quiero recordar que Perón no le dio nada al obrero (si te robo 100 y devuelvo 25 no te estoy dando nada) y si dio algo en función de que lo voten, fue terrible demagogo que jugó con la necesidad del pueblo.

Después de lo hasta aquí expuesto, podemos decir que autoproclamarse anarcoperonista no sólo es un absurdo, porque se trata de conceptos totalmente opuestos, sino que es burlarse de los miles de anarquistas que, no conformes con su heroísmo al enfrentar a Franco en España, al exiliarse cruzaron la frontera hacia Francia donde militaron en la Resistencia Francesa, combatiendo la ocupación nazi. Y los que sobrevivieron vinieron a la Argentina y aquí también tuvieron que darle batalla al peronismo, mientras los jerarcas nazis entraban al país con toda la impunidad que les dio Perón, o mientras luego un criminal como Franco le daba asilo a Perón en España.

Decirse anarcoperonista es burlarse de los miles de anarquistas presos, torturados, expulsados durante el régimen de Perón y de las miles de personas que mantuvieron durante años las bibliotecas anarquistas y los locales anarquistas de la F.O.R.A que fueron incendiados o copados a punta de pistola por matones peronistas.

Citas:
1 - “Breve historia contemporánea de la Argentina”, Luis Alberto Romero. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 1994. Seguir Leyendo
2 - “Montoneros, la soberbia armada”, Pablo Giusani. Editorial Sudamericana-Planeta. Buenos Aires, 1984. Seguir Leyendo
3 - “La Patagonia Rebelde”, Osvaldo Bayer. Tomo IV. Editorial Planeta. Buenos Aires, 1997. Página 219. Seguir Leyendo
4 - Osvaldo Bayer. Op.cit. página 205. Seguir Leyendo
5 - “De Alfonso XIII a Franco”, Diego Abad de Santillán. Tipográfica Editora Argentina. Buenos Aires, 1974. Seguir Leyendo
6 - Diego Abad de Santillán. Op cit. Seguir Leyendo
7 - Recuerdo que “El descamisado” fue el nombre de un antiguo periódico anarquista, por lo que el peronismo no sólo usurpó fechas y sindicatos, sino también nombres de periódicos. Seguir Leyendo
8 - Osvaldo Bayer. Op.cit. Página 256. Seguir Leyendo
9 - “Luis Danussi, en el movimiento social y obrero argentino” (1938-1978), Jacinto Cimazo y José Grunfeld. Editorial Reconstruir. Buenos Aires, 1981. Seguir Leyendo
10 - “Los anarquistas expropiadores”, Osvaldo Bayer. Editorial Recortes. Montevideo, 2001. Seguir Leyendo
11 - Fragmentos extraídos del periódico “Acción Libertaria” Nº 97, marzo de 1947, reproducidos a su vez en el libro “Escritos Libertarios”, de Jacinto Cimazo. Editorial Reconstruir. Buenos Aires, 1989. Seguir Leyendo
12 - Jacinto Cimazo y José Grunfeld. Op.cit. Página 248 y 267. Seguir Leyendo
13 - “Una voz anarquista en la Argentina” (Vida y pensamiento de Jacobo Prince), de Jacinto Cimazo. Editorial Reconstruir. Buenos Aires, 1984. Seguir Leyendo

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De EL LIBERTARIO 

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