Wednesday, July 25, 2018

78/52


ELOY TIZÓN

Veo el documental 78/52. La escena que cambió el cine, de Alexandre O. Philippe, centrado en el análisis pormenorizado del famoso crimen de la ducha de Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock. El documental repasa esos 78 planos y 52 cortes de edición, de poco más de tres minutos, a los que Hitchcock consagró una semana entera de rodaje en California. Cuchillos y muslos, sumideros y pelucas, dinero robado y aves disecadas, voyeurismo en estado puro (el agujero en la pared por el que Norman Bates espía a mujeres desnudas está tapado por el lienzo de Susana y los viejos), chapoteo de apuñalamiento al perforar carne humana que el director diseñó acuchillando melones de la variedad Casaba (después de probar con docenas de ellos, hasta encontrar el idóneo), todo ello ahogado por la partitura cítrica de Bernard Hermann.
 
Esos tres minutos de horror fílmado, con su caligrafía de esguince, cortados y pegados como a tijeretazos, sin relación alguna con el resto de la película (como si el espacio con violencia requiriese de una escritura distinta que el espacio sin violencia), le bastaron a Hitchcock para sobrecogernos. Acribilló al mismo tiempo las pupilas de los espectadores de medio mundo junto a las leyes sacrosantas de la narrativa de ficción. Al asesinar a Marion Crane en la ducha, Hitchcock asesina también nuestras expectativas. Todo eso se marchó por el desagüe. El cuerpo muerto de la ficción, de una belleza alicatada, yacía envuelto en la cortina del baño, metido en el maletero del coche y arrojado a las profundidades de una ciénaga, para no emerger nunca más. El futuro se convirtió en la madre de Norman Bates. El miedo en una pastilla de jabón. Las audiencias temblaron.

Valga como síntesis la opinión de uno de los comentaristas del documental: “Tu vecino dejó de ser Norman Rockwell; a partir de entonces tus vecinos eran la familia Manson”. 

__
De EL CULTURAL, 20/07/2018 

No comments:

Post a Comment