Thursday, September 7, 2017

El pacifismo boliviano

HUÁSCAR SANDOVAL BAUER

Me resulta cuando menos jocoso escuchar permanentemente en la retórica oficialista, esa mamada de que somos un país pacifista y que venimos de la cultura del diálogo. Nuestra dura cotidianidad nos demuestra lo contrario, sino que lo digan los paceños en particular, que viven atormentados todos los días por muchos tipos de violencia.

Nuestros “sacrosantos movimientos sociales” (según “el licenciado”) están acostumbrados a ejercer violencia sobre los demás, estén o no de acuerdo con ellos, es igual, no conocen otra forma de protesta y el gobierno los alienta o los reprime según la ocasión y sus intereses. Los jodidos somos los ciudadanos de a pie, como siempre.

Las relaciones incestuosas entre el gobierno y sus movimientos sociales, siempre van a generar conflictos y violencia, más aun ahora que la platita solo alcanza para satisfacer la angurria de la cleptocracia reinante. Es por todos sabido que estos grupos corporativos, solo velan por sus intereses particulares y se mean en el bien común, es por eso que no es de extrañar que entren en conflicto entre ellos, y con el gobierno.

Por otro lado, todos piden diálogo, imploran diálogo –especialmente con el “jefazo”- como si el aludido matarife tuviese la varita mágica para arreglar todos los quilombos que él mismo provoca. Sin embargo aquí todos se cagan en el diálogo, de lo que se trata es de imponer su propio punto de vista o su capricho. Dialogar significa negociar, ceder, encontrar puntos en común para poder avanzar en la solución de los problemas; pero no, aquí se trata de derrotar al circunstancial enemigo por la razón de la fuerza, y no de convencerlo por la fuerza de la razón.

Bolivia es un país violento, intolerante, linchador y machista, entre otras cosas: ejemplos sobran. En esta última década, todas estas deplorables características de nuestra idiosincrasia, en vez de disminuir se han exacerbado; cómo no, si los que nos gobiernan son entusiastas promotores del “todo vale”, del “le meto nomás”. Qué más da, que se jodan los otros.

Mientras tanto, el ciudadano común, peregrino y caminante, debe soportar estoicamente todo este desmadre. Vivimos en un estado de crispación permanente y no hay donde quejarse, los derechos individuales no valen nada. Si no perteneces a un sindicato, gremio o club de madres, estás jodido, nadie te tira bola y te tienes que ir a llorar a Jerusalén.

Ni “el futuro de la patria” se salva, por el contrario, son las víctimas preferidas de cuanto energúmeno, sindicalizado o no, camina por ahí.

Así de bien estamos

Sipe Sipe, 06-09-2017

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Imagen: Blue Meanie (Yellow Submarine)


1 comment:

  1. la violación de mujeres y niñas es cosa "normal" entre cocaleros y afines....las peleas con muertos y los ataques al diverso, cosa cotidiana....no NO SOMOS PACIFISTAS SOMOS VIOLENTISTAS, violentos por que sí y porqué nos da la gan, para muestra; maneje Usted en cualquier ciudad o pueblo boliviano y ver+a que esto es casi un elogio al buen humor...!

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