Monday, September 6, 2021

LA SUERTE DEL RIO Y LA CIUDAD


JUAN CRISTÓBAL MAC LEAN

 

Se han escrito millones de páginas sobre el río, los ríos, desde la mitología a la historia, la poesía a la geografía, el urbanismo o la agricultura. El río, es simplemente uno de los grandes habitantes del imaginario humano, así como siempre fue cuna de civilizaciones y culturas, cuando no todo un ser aparte y vivo de grandes ciudades a las que forma y tipifica, tan famoso como ellas mismas.

Pero de todas formas, lo sabemos, independientemente de su tamaño y su volumen, de su fama o variabilidad estacional, el río, donde sea, es el personaje principal de miles de ciudades por todo el mundo y cuyo mismo origen se confunde con el de antiguos cauces, orillas y parajes.

Es el caso de Cochabamba y el Río Rocha. Y es de la historia y el devenir de ambos, de su “gran amor y gran divorcio” que trata el afortunado, el pertinente libro “Elementos para una historia ambiental del río Rocha. Un enfoque ecocrítico y biorregional”, de Carlos Crespo Flores y Laura Crespo Peñaranda.

Tomar al río como tema (justo cuando éste se encuentra poco menos que moribundo) da cuenta, por supuesto, de una gran inteligencia práctica y que se pregunta, con urgencia, sobre los más cercano y lo más concreto, lo que directamente nos atañe y hoy, con su pestilencia, nos acusa. A partir de un tema tan puntual, se despliega toda una historia y se revelan políticas y actitudes, versos, historias de vida, fotos, cuadros, memorias. Por el cauce del río no sólo es agua la que corre.

Para tratar su tema, los autores despliegan, inicialmente un gran conocimiento bibliográfico, centrado en la ecocrítica, y se pasean por varios libros que tratan de temas aledaños y ayudan a entender, en toda su magnitud, el problema de un río y sus cuencas, un paisaje y sus derivas, una ciudad y su torpe crecimiento. En resumen, se trata de la causa de un cauce y la calidad de un caudal.

Hay, por supuesto una historia ambiental y una historia del propio río, de su encuentro y de cómo era el paisaje antiguo, cómo la ciudad se fue formando cerca suyo y cómo en tiempos ahora ya lejanos, el río fue amado, visitado, vivido, y cantado.

Aparte de hermosas fotos antiguas (generalmente debidas a Rodolfo Torrico) que se van mostrando, los autores también se preocuparon de leer y encontrar cuanta mención literaria hubo del río y hay páginas entonces que son un festín de sabrosas citas, desde autores ya olvidados a plumas contemporáneas, de Nataniel Aguirre o Adela Zamudio a Terán Cabero.

Y de no ser por este libro, por ejemplo, nunca nos hubiéramos enterado de que don Mario Unzueta, recordado como uno de los muy buenos pintores del valle en sus mejores épocas, también era autor de poemas, y entre ellos, estos versos tan hermosos:

Quisiera mojar mis pies en la ribera

para saber lo que ha escuchado el río

Pero después de tan amables introducciones y páginas inevitablemente nostálgicas, venidas desde una perspectiva “ecológico social”, después de minuciosas descripciones e historias, el libro termina “reconstruyendo cronológicamente el proceso de intervención antrópica sobre el río Rocha, sus hitos más importantes, que paulatinamente fueron modificando el paisaje, degradando la calidad ambiental, debilitando sus capacidades de proveer recursos, servicios ambientales o asimilar residuos, convirtiéndola en un espacio socialmente segregado y contaminado.”

En el último y muy informado capítulo se traza la historia del río desde muy antiguo hasta desembocar en el inicio del desastre, en los 80s, hasta la pestilencia actual, de un río semi seco y que arrastra cualquier cosa menos aguas claras.

La actual pestilencia que, a ciertas horas, se desprende del río y se siente hasta varias cuadras alrededor, problematiza la propia ciudadanía y la relación con la misma ciudad: ¿cómo se puede amar una ciudad apestosa?

Pero la desgracia lamentablemente va mucho más allá: ahora mismo, la pestilencia material del río hace recuerdo, inevitablemente, a la pestilencia moral desatada tras el conocido, y más que ampliamente demostrado, fraude de Evo. Las secuelas del mismo son la campante represión, la persecución y actual pestilencia de la “justicia” a cargo de quienes hacen todo para ser considerados, por la ciudadanía, nada más que como obedientes peones jurídicos.

Entre la pestilencia del río y la pestilencia jurídico/política que nos asola, no lo tenemos fácil. Libros como el reseñado, sin embargo, son de todas formas un aliciente que anima a seguir pensando, mirando, haciendo lo que se pueda.

(Este magnífico libro, de más de 220 páginas y que también por sus fotos uno ya quisiera uno tener, típicamente no se distribuye. Lo regalan, eso sí, pero tan lejos como en la Facultad de Agronomía de la UMSS de Cochabamba. Sin embargo y menos mal, también se lo encuentra, buscándolo, en PDF).

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De LOS TIEMPOS, 05/09/2021 

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