Sunday, February 25, 2018

Jean-Michel Basquiat, un pintor del Club de los 27


MAURIZIO BAGATIN

“La naturaleza está en el interior” - Paul Cézanne -

I hope to die before I get old cantaban The Who… Keith Moon cumplió lo prometido aunque no entró en el Club de los 27 con Jimi Hendrix, Brian Jones, Amy Winehouse, Jim Morrison, Kurt Cobain, Janis Joplin y Robert Johnson. Pero al rock le quedó una deuda con la pintura, la deuda es con Jean-Michel Basquiat, pintor y pintura como el rock, él entró en el Club de los 27.

Africano por la pureza de su fuerza animal… quiso ir más lejos, aportar con su cuerpo… como una poesía de Tristán Corbière. No solo el rock, My generation, Satisfaction, The End… los dioses desean siempre almas jóvenes, reclaman, se nutren deleitándose de armonías y apogeo, disfrutan solo de la eterna belleza y mueren jóvenes los que son amados por los dioses                                                                                                                                                                               
El niño radiante pintó nuestro origen, desde las selvas más profunda de África hasta el canibalismo urbano postfordista de la Big Apple de Andy Warhol, de Lou Reed, de la Factory… primitivismo del Van Gogh de un nuevo siglo, el maudit ante litteram que aprendió más que nadie la lección, la visión y toda la poesía de Pollock… me pierdo en sus desmedidas pinceladas, en su musical orden rockero del caos: Heroin cantaba un Lou Reed aplastante, asfalto, basura y nihilismo, todo el underground de un mundo que se desnuda en los muros, en lo ilegal, en todas las subvidas a las que Basquiat le sigue ofreciendo una oportunidad. Caminar bajo la lluvia neoyorquina de noviembre, asolearse en el Central Park en abril… town del arte… su retorno, su bosquejo de la sangre primordial, del misterio de la vida.                                                    

El pintor mientras pinta practica una teoría mágica de la visión… animales de las cuevas rupestres de Lascaux y de Altamira, vudú y negritud, esclavitud y ternura, guitarras eléctricas y acero. Cuando los dioses vuelvan los hombres perderemos esta unicidad del alma, escribía Tabucchi, la naturaleza seguirá su curso y Jean-Michel seguirá pintando, con su violenta timidez y con su inquieto amor, la perdurable magia de la escena      
Febrero 2018

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Imagen: Jean-Miche Basquiat/Charles the First, 1982 

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