"Escribo una
vez más la gran pregunta incontestable: ¿eso que se adivina más allá del último
confín es aún la vida?". Recita Caballero Bonald en su intervención
durante el homenaje que le ha dedicado la Residencia de Estudiantes bajo el
título "¡Por Caballero Bonald! Con él, en la residencia". El poeta se
muestra emocionado y agradecido ante un salón de actos repleto, no solo de
lectores y admiradores, también de amigos (entre los que se encontraban Ana Belén,
Víctor Manuel o el político Alfonso Guerra) y colegas. Desde el púlpito, con el
sombrero bien calado para no dejar a la vista "unas lesiones cutáneas muy
poco presentables", según sus propias palabras, Caballero Bonald lee el
último párrafo de unos de sus libros y conmueve al público con su inconfundible
dicción andaluza. No son versos porque, aunque la organización le sugirió la
posibilidad de leer un poema inédito, afirma que ya no tiene, que no ha vuelto
a escribir ninguno después de su último libro porque "la poesía es
una visita inesperada, no se sabe cuándo llega ni cuándo se va, y todavía no ha
llegado esa visita". Por eso lee un párrafo de uno de sus libros
en el que se considera que él mismo está "muy bien expresado por su
carácter testamentario". Antes de esto, el escritor da las gracias a todos
los participantes, sobre todo a los poetas que han subido al estrado para leer
un poema propio y otro del maestro: Clara Janés, Antonio Lucas, Aurora Luque,
Carlos Pardo, José Luis Rey y Javier Rodríguez Marcos. "Que me hayan
ofrecido su tiempo y su poesía me supone una satisfacción impagable. Ellos son
realmente los que constituyen la máxima altura de la poesía española
actual", asegura Caballero Bonald.
El acto arranca
sin embargo por el final, por Examen de ingenios, el último escalón de la obra del poeta
de Jerez de la Frontera, o al menos eso asegura él. Publicado recientemente por
Seix Barral, se trata de una recopilación de cien perfiles de personalidades de
la cultura en español con los que a lo largo de los años tuvo algún encuentro
el autor. Un libro que, de Azorín a Juan Gelman, repasa las sucesivas
generaciones literarias, la del 98, la del 27 y la del 50, así como a célebres
artistas, bailaoras, actores, guitarristas… En la Residencia el encargado de
presentar el libro es el académico Manuel Gutiérrez Aragón que, cómo todo el
mundo, empezó a leer el libro directamente por el perfil de Camilo José Cela.
"Aquí la tentación principal es ver como se retrata el retratista
después de hacer los retratos", opina Gutiérrez Aragón.
"Aunque Examen de ingenios rebosa ironía y mordacidad,
tanta que tiene miedo de haberse pasado, también es cierto que hay mucha
seriedad y un gran trabajo detrás. Son retratos implacables, pero también
únicos e irrepetibles como somos todos los seres humanos. Todos los textos
están hechos con una gran cercanía, pero una cierta distancia". Para el
académico, se trata de una nueva entrega de memorias que demuestra que la
literatura de Caballero Bonald ha ido creciendo con el tiempo.
Tras Gutiérrez
Aragón desfilan los poetas por el escenario. Clara Janés primero leyó palabras
de Bonald sobre temas importantes como la vida, la literatura ("una
defensa sobre las ofensas de la vida"), la política o la cultura para
seguidamente recitar su poema La casa de Mazandarán y Causus
belli del jerezano. Antonio Lucas aseguró que Caballero Bonald
"es uno de esos poetas cuyos poemas suelen durar más que las ciudades
donde fueron escritos y cuyo sedimento irá haciendo poco a poco placas
tectónicas hasta sumar montañas para nuevas generaciones". Por su parte,
Aurora Luque afirmó que le había enseñado que "la literatura es una
cuestión de lealtad, de tormentosa fidelidad a las palabras, de enamoramiento
de las músicas difíciles del idioma, de ardiente respeto hacia los poetas
solventes de los ayeres y del hoy, de erótica codicia hacia los que son los
escondidos en las aulas infractoras de las gentes, de búsquedas siempre
insaciadas".
Carlos Pardo
recordó que leyó por primera vez al maestro con 17 años y que en sus versos
encontró "la capacidad para que nombrar la realidad fuera también nombrar
lo irracional, nombrar los sueños, las pesadillas y sobre todo acosar ese lugar
de incertidumbre que es la propia conciencia". José Luis Rey habló en
nombre de los poetas de Córdoba, donde Caballero Bonald es "muy leído y
admirado" y, por último, Javier Rodríguez Marco agradeció con bastante
gracia no haber sido uno de los retratados en Examen de ingenios.
"En este libro yo he encontrado rastros de Pepe en los retratados",
explica Rodríguez Marco. "De Bergamín dice que era insolente con
los bienpensantes, cortés con los humildes e implacable con los dogmáticos y
Caballero Bonald también es así".
Para acabar, José
María Velázquez Gaztelu recordó que el flamenco siempre formó parte de la obra
de Caballero Bonald y presentó un emocionante fin de fiesta con el cantaor
David Lagos y el guitarrista Alfredo Lagos.
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De EL CULTURAL,
23/05/2017
Imagen: José
Manuel Caballero Bonald. Foto: José S. Gutiérrez
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