JORGE MUZAM
Por aquí ya es
bastante invierno, le digo por mensaje a Pablo Cingolani. Llueve con murmullo
persistente. Ha nevado en las cumbres. Las escampadas tienen rumor de viento
norte. El musgo se apodera de las piedras, de los estanques, de los troncos
viejos. El río Ñuble vuelve a adquirir la prestancia y el rugido de un río
sureño. Despierto temprano, incluso en día domingo, es una conducta propiamente
campesina que suele acompañar toda la vida. Café para espabilar mirando por la
ventana el Malalcura, comprobar que sigue en su sitio. Que la historia previa
no fue una ilusión ni menos un sueño de Monterroso. Mis ingredientes para vivir
suelen ser imaginarios. Posibilidades y recuerdos que interactúan en una novela
inédita, incongruente, circense por defecto. La soledad fantasmagórica de la
cordillera exalta mis quijotismos. Si tan solo Doré pudiera dibujarme. Mi
cabeza es un Saturno anillado de esqueletos, cañones sin pólvora, generales
rusos dubitativos.
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 11/05/2017
Gracias, querido amigo. El invierno de nuestro descontento arribó a fines de abril y seguramente se quedará hasta septiembre.
ReplyDeleteHermoso escrito, Jorge.
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