Sigo
atrincherado, oteando desde una casamata de hierro oxidado abandonada en un
risco. Los caminos del enemigo dejaron de transitarse hace décadas y desde la
casamata sólo veo alondras transportando ramitas secas.
Duermo en las
noches con mi armadura puesta, el garrote bajo la almohada. Las batallas son
incesantes. Golpeo las sombras, sudo, arremeto, mis brazos están en posición
defensiva, no recuerdo el rostro de mis enemigos, sólo sé que están ahí.
Peleo por los
míos, para defender mi posición, para vengar humillaciones pasadas, alguna vez
lo hice por el socialismo, por el comunismo, por el anarquismo, por las bestias
indefensas. Pronto percibí que era una burla a mi propia hombría. El ser humano
es esencialmente una mierda anticomunista, una plaga de fieras acechando el
mejor botín.
Imagen: Hernán Arévalo
Imagen: Hernán Arévalo
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 14/03/2017
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