MAURIZIO BAGATIN
“Fratello ateo, nobilmente pensoso, /alla ricerca
di un Dio che non so darti, /attraversiamo insieme il deserto. /Di deserto in
deserto andiamo oltre/la foresta delle fedi, /liberi e nudi verso/il Nudo
Essere/e là/dove la parola muore/abbia fine il nostro camino” - David Maria Turoldo -
Hablar de los
hombres, escribir de ellos y luego encontrarnos con la Historia, la Historia con la mayúscula para todos quienes admitan
que no hay Historia sin guerras, sin revoluciones, sin violencia, sin
injusticia, sin poder; fue Raymond Queneau quien dijo que la historia es la ciencia de
la infelicidad de los hombres…
Padre Sperandio,
(¿y qué tal si el nombre fuera todo: nuestras vidas, nuestras muertes, nuestros
legados?) hizo de la fe esperanza, de la esperanza un camino hacia el hombre… a pie descalzos, sembrando semillas de
humanidad, un día león en la selva de los desplazados
de la tierra, otro día caminante en la altura donde las papas encuentran
sus minerales, se vuelven chuño, carbohidratos, azucares, energía para el ser
humano; siempre buscando al hombre, el otro, el pleno, el verdadero, a su
imagen y semejanza, lo que por su misma gente fue humillado, ofendido,
trapeado, crucificado, muerto. El hombre
nuevo que nunca llegó, ilusión de una generación que pronto se perdió; el
hombre de los siglos de los siglos, caminante nómada y luego campesino: espada
y cruz, Biblia y mercado, tragedia y farsa, ser y no ser, amor y desamor.
Siempre poeta.
No pudo la
Iglesia, pudo el hombre…admirando la fuerza de la naturaleza, el encanto del infinito creado… reconocer la Historia en un Bartolomé Arzáns de Orsúa
y Vela, en la Villa Imperial donde se estrenó el capitalismo, en la figura del
pajpaku, perfectamente mimetizada en el extremo y violento paisaje, en la
tragedia del neoliberalismo, en el paraíso
infernal de nuestras Bolivias… realismo
mágico que nunca salió del medioevo y ya se encontró con miles problemas
del posmodernismo, niños que pasaron más rápidamente de la desnutrición a la
obesidad que de la pobreza a la felicidad… él, que bajó montañas de confín, leñadores
y cuidadores de ovejas y cabras un día, luchadores bergamascos aun hoy, pueblos
de emigrantes en la fe, con la fe en el progreso del hombre, en el crecimiento,
en el sueño way of life Made in Italy,
olvidar el fascismo y que haya pan y polenta para todos, justicia, un trabajo
digno, paz y mucha salud… tal vez simplemente humanidad.
Años tras años,
estaciones que piden otras estaciones, tiempo que recorre otro tiempo, lo del
hombre, el tiempo biológico, no la Historia
de los patrones, no el tiempo del poder, del rencor, del resentimiento y de
la revancha… ahora que te vas y te sinceras contigo mismo, llegaste en primavera
para crear veranos, te irás en otoño hacia la primavera de las raíces de tu
tierra… al teléfono me confesaste que
llegaste con un color del cielo y que te irás con otro: no eres perdedor,
sino el Quijote de tu tiempo, cual generación de hombres soñadores y de luchas,
nacidos antes de la némesis médica,
antes de la desmineralización, del analfabetismo funcional, del “logro” de la
estupidez humana. Una Historia la que
tú viviste, otra Historia la que
otros contarán, al fin siempre se escribirá la historia de la clase dominante,
no la de los últimos sobre la tierra. Leí muchas macanas, pésimas crónicas,
atroces barbaridades, como dirían los cochalas
de otra generación: unos que exigen el Derecho
Canónico, otros que difunden como un virus el desarrollo alternativo, en fin todos, o casi todos, pajpaqueando
sus ideas, sus voluntades, sin principios y sin responsabilidades… ni ética ni
estética. Sin saber aún nada del hombre.
Sumergido en el
bochorno de Eterazama, en la puerta de la Amazonía, entre cocaleros, ex mineros
y bananeros, con burócratas de Villa Tunari o del arzobispado, mientras el
viento andino se acuerda, nostálgico y melancólico, de Melga y un poco más allá
de Wakanqi, de todas esta humanidad, tal vez perdida, tal vez nunca catalizada
en la memoria de dioses y de hombres, de la naturaleza del creado o de una evolución… tercermundismo y federaciones del
trópico, historias de luchas y de mentiras, del eterno gatopardismo del poder, del hombre lobo del hombre…
Hoy que la
conciencia del presente es siempre más ausente, hoy que un Don Camilo auténtico
se va, es cuando más el hombre - Peppone, el
orinoquense al cual le salvó más de una vez la vida, arriesgando la suya,
los burócratas de la prostituta de
Babilonia - lo necesitamos, el hombre como Jesús, sin el dogma y sin el
pecado, el hombre libre y nudo, como en la poesía de Turoldo…
Mayo 2019