Tuesday, January 30, 2018

País

EMILIO LOSADA

Un chorizo embustero impresentable como él solo como presidente del Gobierno, una pandilla de caranalgas inútiles en la oposición, una familia de chupópteros desequilibrados como representantes de la unidad del Estado y todo quisqui ahí, idiotizado con la aventura de un triste saltimbanqui en Bruselas. Como venía a decir el tío Lou, nos clavan un tenedor en el culo, nos dan la vuelta y ya estamos hechos. País.

_____
Imagen: Goya/La romería de San Isidro

Sunday, January 28, 2018

Los colmillos de la mafia

ROBERTO NAVIA GABRIEL

Hay un cráneo que está en las manos de un cazador. Es un cráneo de jaguar que tiene todos los dientes en su lugar, menos los cuatro colmillos con los que el felino de América hundía en el cuello de sus presas hasta antes de que Jesús le dispare con su escopeta vieja en las profundidades de la Amazonia boliviana. El ¡bang bang! alteró la música del bosque y los pájaros huyeron en estampida de las ramas de los gigantes almendros. Un silencio enorme reinó tras que enmudeció el arma de fuego y el animal se desplomó con una mancha roja en el pecho.

- Al tigre hay que apuntarle en el corazón para dejarlo seco, dice el cazador, pavoneando su puntería.

Jesús, al igual que muchos otros cazadores de las selvas bolivianas, al jaguar no lo conoce como jaguar. Le dice tigre y es un tigre el que ha matado en la espesura del bosque que él conoce al dedillo.

Jesús asegura que lo mató hace tres meses porque el tigre lo estaba por atacar, que lo tumbó a balazos a 30 metros de distancia. Pero también dice que lo volvería a hacer porque dos ciudadanos chinos lo visitaron en su casa del Sena (departamento de Pando de Bolivia) para ‘abrirle los ojos’ y para ofrecerle 215 dólares por colmillo. También dice que él se los vendió a manos llenas porque nunca había visto tanto dinero junto, que se sorprendió de que alguien le pague por unos colmillos que para él no valían nada.

En el Sena, un rincón norte de Bolivia, en esa población de casas de madera cuyos primeros habitantes de origen tacana, cavineño, araona y ese’ ejja empezaron a construir a comienzos del siglo pasado, en esa su vivienda modesta que levantó con sus manos a dos cuadras de la iglesia y a media de un karaoke que se llama Calamina, ahí donde ahora está agarrando el cráneo del tigre que él mató, Jesús desconoce las leyes bolivianas que sancionan con cárcel de hasta seis años a quien cace animales silvestres en estado de vulneración como, según lo asegura El libro rojo de la fauna silvestre de los vertebrados de Bolivia (edición 2009) se encuentra el jaguar que habita en tierras bolivianas.

Jesús también desconoce que el precio de los colmillos del felino, al igual que la cocaína boliviana, se eleva 10 veces más en los mercados de China y que la caza ilegal de jaguares es el nuevo y actual gran enemigo mortal de este animal, que vive en los bosques de la región chaqueña, en las de tierras bajas y en la amazonia del norte boliviano, lugares históricos donde los jaguares lucharon por su existencia, escapando durante décadas a las balas enemigas que los mataba para arrancarles la piel, cotizada por los mercados de la moda internacional, y por un incremento de las áreas agrícolas, forestales y ganaderas que avanzan a pasos de gigante, dejando al jaguar con menos territorio, destrozando su hábitat, obligándolo a salir a las haciendas en busca del ganado, arrastrado por el hambre que la ley de la selva herida ya no lo puede saciar.

Pero ahora el enemigo mayor es otro, y hasta el 2014 el tráfico de sus colmillos era un fantasma silencioso que deambulaba por poblaciones de Santa Cruz, de Beni, de La Paz y de Pando, cercanas a selvas y parques naturales donde mora;  el jaguar está siendo perseguido por traficantes chinos, en coordinación con bolivianos, para matar al animal, para que se le arranquen sus colmillos, y sus garras y testículos,  que en el mercado chino se cotizan a precio de oro, ante la fama de que supuestamente aumenta la potencia sexual de los hombres y cura enfermedades que la medicina científica no puede aliviar.

Los colmillos también son apetecidos por el mercado de las vanidades. En China, y en otros países asiáticos, hay quienes ostentan un colmillo en su cuello como símbolo de estatus, fuerza y poder. Todo eso lo saben varias autoridades de Gobierno y ecológicas del país.

La presencia en Bolivia de traficantes que incentivan la matanza de jaguares y de un creciente mercado chino que atiza el tráfico de partes del felino ya no son un secreto para el Viceministerio de Medioambiente y Agua, para la Dirección de Biodiversidad y Áreas Protegidas, para los pocos policías forestales, para la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol), para los directores de algunos parques naturales ni para uno que otro funcionario municipal de comunidades asentadas a lo largo y ancho de la ruta del tráfico de colmillos, que tiene su epicentro desde Trinidad, la capital beniana, hasta el municipio del Sena, en Pando.

Todo un contingente de instituciones y autoridades que han hecho hallazgos sorprendentes y preocupantes. Desde el 2013 hasta el 2016, la Dirección de Biodiversidad, con el apoyo de la Policías Forestal y Ecobol, se incautó  de un total de 380 colmillos, lo que pone en evidencia la muerte de 95 jaguares, una prueba que detectó el tráfico de colmillos, cuyas operaciones tomaron como lugares estratégicos Rurrenabaque, San Borja, Santa Rosa y Reyes en Beni, y los aeropuertos de Santa Cruz y La Paz como puertas de salida hacia los ansiosos mercados de China, donde, a decir de Rodrigo Herrera, especialista en normas de vida silvestre de la Dirección de Biodiversidad, por cuatro colmillos del jaguar, sus 10 garras, su piel y sus genitales un ciudadano chino paga por todo ello entre 2000 y 3000 dólares en Bolivia, en el mercado asiático lo vende en 20 000 dólares. Esta ganancia sustanciosa, dentro del oscuro negocio de la ilegalidad, es comparable con el tráfico de cocaína, que en Bolivia el kilo cuesta en promedio 2.500 dólares y que en el mercado internacional se dispara a 25 000 dólares.

Declaratoria de guerra

Hay una mujer que comanda una cruzada para sancionar y luchar contra los traficantes que incentivan la muerte de los jaguares. Teresa Pérez, directora de  Biodiversidad y Áreas Protegidas, empezó su guerra el 2014 de una manera puntual: hizo seguimiento a ciudadanos chinos porque sus investigaciones le revelaban que eran chinos los que encabezaban la ilegal actividad.

Una guerra con varias batallas libradas. En el camino encontró muchas cosas: realizó el allanamiento al domicilio de un ciudadano chino en el turístico pueblo de Rurrenabaque (Beni) y cree que con ello obtuvo uno de los hilos conductores del tráfico de colmillo de jaguar. Pero también lamenta que se topó con algo muy duro, no contar con el apoyo de la justicia, cuyos jueces y fiscales hicieron desaparecer muchas pruebas que incriminaban a los investigados.

Rodrigo Herrera, que trabaja junto con Teresa Pérez, recuerda que la computadora y el material gráfico que se le incautó al ciudadano chino en Rurrenabaque ha desaparecido, dejando así dudas del proceder del sistema judicial, o por lo menos de la cadena de custodia de esos materiales.

- “Nosotros tenemos una copia que extrañamente nos fue impedida de mostrar en el tribunal que seguía el caso”, lamenta.

A pesar de eso, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua instauró 14 procesos penales en contra de ocho súbditos chinos y de dos bolivianos, a quienes se les sorprendió con piezas del felino en su poder o que habían depositado en Correos de Bolivia sobres o encomiendas a través de los cuales intentaban enviar a China los colmillos de jaguar.

Los procesos penales se están llevando también contra una boliviana que a través de una red social incentivaba la muerte, al igual que a dos emisoras, una de Reyes y otra de San Borja (Beni), por promover, a través de la difusión de mensajes, la venta de partes de animales silvestres y por emitir propagandas donde se ofrecía dinero por la compra de “colmillos de tigre”.

Las leyes cantan

Todos los procesos se amparan en las normas legales, la Ley 1333 de Medio Ambiente y en el artículo 223 de la Constitución Política del Estado, el Gobierno las está difundiendo con mayor fuerza desde el 2013, tras el descubrimiento de que los jaguares estaban siendo cazados para que se les arranquen los colmillos, las garras y hasta la piel.

Los primeros indicios empezaron a llegar a través de hallazgos que ponían en evidencia la trama mortal: papeles prendidos en paredes y postes de poblaciones cercanas a reservas naturales de la amazonia, avisos de compra que comunicaban a la población y a las comunidades campesinas e indígenas que se estaban comprando colmillos de tigre en buenas condiciones y a buen precio. A través de esos mensajes invitaban a las personas interesadas a acudir a un alojamiento para concretar el negocio.

En radios de Rurrenabaque y de San Borja, del departamento de Beni, se difundieron anuncios similares que fueron captados por la Dirección de Biodiversidad y, ante ello, se decidió tomar medidas inmediatas: procesar a los propietarios del medio de comunicación por apología del delito. Así, el 11 de diciembre de 2014 se inició un proceso contra la radio Eco del municipio de Reyes y el 20 de septiembre de este año se formalizó la denuncia contra la radio La voz del campesino, de San Borja, en ambos casos por difundir  mensajes donde se ofrecía dinero por la compra de colmillos de jaguar.

En la radio La Voz del campesino, a media cuadra de la plaza principal de San Borja, Erwin Escalante responsable de prensa de la emisora, asegura que es conocedor de las leyes que protegen a los animales y que es cierto que una mañana una persona llegó para solicitar que le difundan un comunicado que incentivaba la matanza del jaguar.

-Pero nosotros no emitimos ese texto. Me llama la atención grandemente por el juicio y me preocupa esta situación, dice, sin esconder que en San Borja y alrededores “es normal que se comercialicen los colmillos del tigre, entre otros animales silvestres”.  

Las piezas de los traficantes

Incentivar la matanza del jaguar a través de emisoras locales es solo una parte de la trama. En esta red de tráfico existen los compradores pequeños o minoristas que se dedicaban a recorrer los poblados y comunidades rurales preguntando si “alguien tiene colmillos de tigres”, tentando con dinero a quien levante la mano.

Marcos Uzquiano está en su oficina como director interino del Parque Nacional Madidi, en San Buenaventura, población del departamento de La Paz, tendida a un costado del río Beni y al frente de la beniana Rurrenabaque. Desde ahí, Uzquiano recuerda que  una vez él hizo seguimiento a una mujer de San Borja que se dedicaba a la compra de colmillos y que mantenía vínculos con ciudadanos chinos. La siguió por varios pueblos, hasta que la hizo detener en flagrancia en la terminal de Ixiamas (La Paz). La puso frente a un fiscal donde ella admitió que tenía colmillos en su poder.

- “Sacó cinco unidades y los puso en la mesa. El fiscal me preguntaba cuál era el delito por portar colmillos de un animal. Senté la acusación formal pero antes de las 24 horas la dejó en libertad y le devolvió su teléfono donde tenía fotos de cráneos y de colmillos que enviaba a un ciudadano chino que, según ella, trabaja en una de las empresas que está construyendo un tramo de la carretera San Ignacio-El Sena”.

Las autoridades de la Dirección de Biodiversidad han negado la posibilidad de que los chinos que trafican con colmillos de jaguar estén relacionados con las empresas que están construyendo los tramos carreteros y los puentes entre Trinidad y poblaciones de Pando. Pero varios testimonios recogidos en el trayecto, tanto de cazadores como de dirigentes indígenas y campesinos de Santa Cruz, Beni y Pando, coinciden en que la demanda por los colmillos apareció con fuerza desde que las compañías chinas empezaron a llegar a la zona.

A esta afirmación se suma la bióloga y especialista en conservación y manejo de vida silvestre Ángela Núñez, que lanzó la alarma a medios extranjeros asegurando que debido a los crecientes vínculos comerciales entre Bolivia y China llegaron al país un gran número de ciudadanos chinos que fomentan la caza ilegal del jaguar y crean redes de tráfico ilegal.

Preocupación internacional

La bióloga dijo a BBC Mundo que comenzó a notar el problema cuando trabajaba en la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente. Tras dejar esa entidad, en 2015, se dedicó de lleno a tratar de frenar este tráfico ilegal.

Núñez estima que hasta ahora se han matado 140 jaguares como consecuencia de la demanda del mercado chino y que el problema es más evidente en el Parque Nacional Madidi.

Las evidencias con las que sustenta su afirmación son el hallazgo de 300 piezas, en 16 envíos, decomisadas por el correo boliviano desde 2014. En todos los casos, los paquetes tenían como destino China y 14 fueron enviados por ciudadanos chinos que trabajan en Bolivia.

En el campamento de una empresa que construye un tramo carretero, un trabajador chino accedió a referirse a este tema.

- “Ya no compramos, hace muchos años. Creo que hace tres años unos pocos chinos, pero ahora ya no, está prohibido. Medioambiente nos ha dicho que no podemos comprar, que es grave. Ya no”.

Un boliviano que también estaba en el campamento y que dijo trabajar para la empresa, salió a defender a los ciudadanos chinos que trabajan en la carretera.

-“Más bien son los cazadores los que han venido a ofrecerles, pero ellos no compran porque Medioambiente no deja porque está prohibido”.

Rubén Laime, director de Medioambiente del municipio de Riberalta, organizada ferias para hacer conocer la importancia de la fauna silvestre de la Amazonía.

-”Se hacen talleres, charlas con colegios, spots publicitarios y se dan a conocer las normativas sobre la cacería de animales silvestres”, explica.

Laime habla de la cacería en general: de chanchos troperos y venados, de lagartos y de monos, de serpientes y de tortugas para venderlos en el mercado de Riberalta. Sobre los jaguares, sabía que años antes los mataban solo para arrancarles la piel. Hace poco tiempo se enteró por las redes sociales que ahora los cazan para quitarles los colmillos, que son cotizados en China.

Laime se siente con las manos atadas, un llanero solitario que poco puede hacer por la caza furtiva. Su gran pena es que en ningún pueblo alrededor de la selva existen policías forestales a los que pueda acudir para realizar operativos. Ha intentado trabajar con la intendencia y la guardia civil, pero ha sido muy poco lo que se ha podido hacer.

Pocos policías

Laime no miente. Los policías forestales no se ven por el horizonte. Los únicos que existen están a cientos de kilómetros de Riberalta, en Trinidad, la capital de Beni. Y ahí cada vez son menos. De los cinco uniformados que se dedicaban exclusivamente a combatir el tráfico de vida silvestre, solo quedan dos. Dos policías para un territorio extenso, carente de vías de transporte y que está sometido ahora a traficantes que han visto en los colmillos del jaguar una forma creciente y rentable de hacer dinero.

Pero en otros pueblos, en otros rincones, donde también se les necesita, como en San Borja y en San Ignacio, en Rurrenabaque y en San Buenaventura, en Reyes y en Santa Rosa, en el Yata y en el Sena - que son las puertas por donde se entra a las guaridas del jaguar, a uno de los territorios ancestrales del gran felino de América-  a las autoridades encargadas de ayudar a velar por la vida de los animales silvestres nadie las ha visto poner un pie en el último tiempo.

Para el 1.098.581 km² de superficie del territorio nacional solo hay 50 policías encargados de resguardar la vida silvestre. No están asignados a provincias, sino solo en las ciudades capitales de los nueve departamentos, confirmó el director de la Policía Forestal y de Medioambiente de La Paz, Wálter Andrade Sanjinés.

Fortunato Pachacopa, responsable de Medioambiente del municipio de Rurrenabaque, es un hombre informado y también la pasa mal por la ausencia de policías forestales. Él sabe que la Ley 1333 le permite luchar contra el tráfico de animales silvestres y de la venta de sus partes.

Pero solo con una norma jurídica no es posible cambiar el mundo y a Fortunato tampoco le ha servido para hacer su trabajo. Fue un domingo del año pasado cuando intentó decomisar varias partes de animales y artículos artesanales que se vendían en una feria.

-Casi me linchan, es grave la cosa, la gente vive de eso, traen carne de tatú, de animales silvestres. Encontré billeteras de jaguar y cinturones de lagarto, carne de tatú y de chancho montés. No encontré colmillos de tigre porque sé que ahora los exportan. Quise explicarles que la ley lo impide, pero por poco y me pegan. Tuve que retirarme; qué iba a hacer. Ellos son hartos y hasta están organizados en asociaciones.

Su voz, la voz de Fortunato, es calmada, pero sus brazos refuerzan sus intenciones. Cuando habla hace ademanes como si estuviera por levantarse para ir a buscar a los traficantes.

La voz de un acusado chino

Fortunato Pachacopa también está informado que el Ministerio de Medio Ambiente le sigue un proceso judicial a un ciudadano chino, al que se le acusa de comprar colmillos a cazadores.

-Dicen que traficaba con partes de animal. Me enteré cuando llegaron los del Ministerio de Medio Ambiente el 17 de noviembre (del 2017).

Jabín. Así llaman al ciudadano chino que está en líos con la justicia. En Rurrenabaque, de Jabín se dice de todo. Se dicen cosas malas y buenas. De las malas, que es un hombre que vivía del negocio del tráfico de colmillos de tigre, que incentivaba la matanza del felino, que les ofrecía buena plata a los cazadores, a los campesinos que viven en las puertas del Madidi. También que ya son años que se dedica a esa ilegal actividad y que un día, de un rato a otro, Jabín fue detenido, encerrado durante varios meses en la celda del pueblo, que también de un rato a otro salió libre y que se marchó a otro lugar de la Amazonía.

Pero también se dice que Jabín es un hombre bueno que no mata ni una mosca, que si bien no iba a misa los domingos, era solidario y que transmitía una paz interior cuando se le miraba a los ojos. Eso comentan, pero lo hacen sin dar la identidad porque Jabín, por más que se diga de él que era un hombre bueno, ahora que está atravesando un juicio, es una mala palabra en Rurrenabaque.

Doña ‘Choca’ es la dueña de un restaurante que extraña a Jabín, especialmente en las noches.

-Nos reuníamos con él y otros amigos para jugar a las cartas. El chino era muy bueno y costaba ganarle una partida, dice, incrédula de todo lo que se habla de su amigo.

- Era un ciudadano que no le hacía mal a nadie. Yo lo iba a visitar a la cárcel y él me contaba que se había quedado sin dinero, que todo lo había gastado en su abogado, en los trámites del proceso judicial.

Desde que se enteraron que Jabín está en problemas con la justicia, en los restaurantes de Rurrenabaque se han deshecho de cráneos, esqueletos y cueros de animales silvestres que tenían como adornos en las paredes y mostradores. Doña ‘Choca’ también ha tomado sus previsiones y el otro día, cuando un cazador llegó a su puerta para ofrecerle una parte de jaguar, ella lo ha parado en seco:

-Meta eso a la bolsa de donde lo sacó que puede perjudicarme.

El nombre verdadero de Jabín es Jian Fang Xiao y Marcos Uzquiano, el director interino del Madidi ha sido el hombre que  armó un operativo para hacerlo meter preso. Ahora que está defendiéndose en libertad, no le quita pisada.

Uzquiano inició la lucha frontal a favor de los jaguares desde el 2015, cuando asumió la dirección interina del parque Madidi. Empezó a investigar, escuchó con atención los mensajes que se difundían en las emisoras locales y accedió a información que le revelaban que ciudadanos asiáticos estaban en Rurrenabaque, en Santa Rosa, en Ixiama, ofreciendo buen dinero a quienes les vendan colmillos del felino.

Tuvo paciencia, armó su plan y el 30 de mayo del 2016 supo que había llegado el día en poner tras las rejas a uno de sus investigados. Escuchó un mensaje de compra de colmillos que se emitió en una radio. Coordinó con guardaparques y la Policía y ejecutó el operativo. Uzquiano actuó como agente encubierto: llamó al teléfono que daban en el anuncio radial. Le respondió un hombre con acento extranjero que le habló sobre los detalles del negocio, que si el colmillo medía 8 cm le pagaría 150 dólares. Uzquiano le dijo que tenía varios. La cita fue en la terminal.

El agente encubierto llevó colmillos de cerdo para utilizarlos como cebo. Cuando Jabín los vio, no escondió su ira:

-Eso es basura.

Abrió su mochila y sacó siete colmillos de jaguar y gritó:

- Esto es lo que yo quiero.

Dos policías lo estaban viendo y escuchando todo. Se acercaron a Jabín, lo esposaron y lo pusieron tras las rejas.

Uzquiano hizo la denuncia a la Fiscalía de Rurrenabaque y durante un año Jabín estuvo detenido, hasta que en mayo del año pasado consiguió medidas sustitutivas para defenderse en libertad.

Jabín está en San Borja, la población beniana donde se desarrolla ahora el proceso en su contra. Está en una casa que alquila y donde ha puesto un restaurante que queda a la salida del pueblo.

-”Ahí lo van a encontrar”, dijo un hombre que lo conoce, el mismísimo dueño de la casa que le alquiló a Jabín para que viva y coloque un restaurante.

Jabín está en esa casa alquilada. Desde adentro, desde el otro lado del portón que da a un jardín, dice:

- No quiero saber nada, ahorita todavía estamos en el juicio. No quiero hablar a nadie ahora. Yo estoy tranquilo, todo tranquilo.

- ¿Es verdad que usted envía colmillos de jaguar hasta China?

- Yo no vendo colmillos.

- ¿Y compra colmillos a los cazadores?

- Nunca. La gente habla nomás. Hablan, hablan nomás.

- ¿Hace cuántos años que vive en Bolivia?

- 15 años.

Tras la pista de la mafia

El coronel Wálter Andrade Sanjinés, director departamental de la Policía Forestal y Preservación del Medioambiente en La Paz, tiene bajo custodia 200 colmillos, que en su mayoría fueron encontrados en sobres que estaban siendo enviados por correo a China, cuyos remitentes daban direcciones falsas de Cochabamba y de Santa Cruz.

Para investigar a los traficantes, Andrade hace un trabajo de inteligencia con informantes. Así ha descubierto que algunas veces lo reducen al animal con trampas para liquidarlos con armas de fuego y que ahí mismo, en plena selva, les arrancan los colmillos con cuchillos y alicates.

Andrade sabe que el tráfico de colmillos ha cambiado de ‘modus operandi’, que ya no es tan abierto como hace pocos meses, cuando de una manera “sin vergüenza” ofertaba la compra a través de mensajes de radio.

- Hoy ya no ocurre eso. Ahora lo hacen con más cuidado.

La directora general de Biodiversidad y  Áreas Protegidas está preparando un “golpe certero” para desbaratar una gran red que sabe que existe gracias a toda la información que ha ido recolectando en los últimos años.

 - Tenemos identificada a esa red. Hay involucrados nacionales y chinos, adelantó.

Envíos por correo

Willma Pérez, de la Empresa de Correos de Bolivia, también hace su parte en esta cruzada. Entre el 15 de marzo y el 11 de noviembre del 2016 encontró 181 colmillos que estaban siendo enviados en sobres y encomiendas a China, camuflados en llaveros, collares, argollas y en cajas de chocolate.

- Cuando se encuentra un sobre sospechoso llamamos a la Policía Forestal y ellos vienen y levantan un acta y lo decomisan.

Pérez también dice que durante 2017 no hubo ningún decomiso en Correos. Una situación que no le da felicidad porque tienen información de que los traficantes ya no envían los colmillos a través de Ecobol, sino que están utilizando otros medios para burlar las fronteras.

Enemigo público

Vincent Vos es un holandés que vive en Riberalta desde hace 16 años. Es investigador,  apoya la lucha por el medioambiente y le gusta observar a los jaguares cada vez que se interna en la selva: mira su potente mirada felina, admira su pelaje que resplandece con el sol y su caminar elegante como si fuera inmortal, el dueño del mundo.

Vos está enterado de que al animal ahora lo persiguen por sus colmillos, un problema que se suma a la histórica mala relación que los ganaderos mantienen con el jaguar, quienes los cazan bajo pretexto de que este se come a sus vaquillas, porque se mete en esas haciendas donde antes la selva reinaba y no existían sembradíos ni ganado pastando en las praderas.

Cuatro vaqueros recorren por un costado de la carretera que lleva de San Borja a San Ignacio. Van montados en caballos y guían una tropa de vacas, de toros y terneros. Uno de ellos lleva un arma. Es una escopeta que, según dice, no está cargada.

- Con ella he matado varios tigres. Eso dice, mientras se hace el que apunta, el que dispara. Con su boca emite un ruido sordo, para emular el trueno de un disparo certero.

También explica que el tigre tiene la costumbre de atacar a las vaquillas, que las mata con sus dientes afilados, con sus garras de cuchillo, que el tigre, cuando mata, come a su presa cerca de la hacienda, que es flojo para arrastrarla hasta monte adentro, que con ese conocimiento los vaqueros preparan la venganza: van a buscarlo, no solo con armas de fuego, también con los perros entrenados que huelen sus pisadas, que detectan su olor misterioso.

- Tardamos hasta tres días para encontrarlo, en rodearlo, en eliminarlo.

-Los perros hacen su trabajo y nosotros también, cuenta lo que para él es una epopeya.

El trabajo de él es disparar cuando tiene al jaguar en frente. Tras la muerte del animal, el ganadero y el cazador se ponen contentos. El ganadero se siente vengado y el cazador se queda con el trofeo: con los cuatro colmillos y con su cuerpo, con sus garras y con sus testículos que sabe que tienen buen precio y que en la Amazonía boliviana se venden como pan caliente y se cotizan a precio de oro en el mercado asiático.

_____
De EL DEBER, 21/01/2018

Imagen: Kero en forma de cabeza de jaguar. 15011-1600, Cuzco

Saturday, January 27, 2018

La forma del agua o de la poética aristotélica

MAURIZIO BAGATIN

Es una continua transformación: los sueños vienen del mar, y el sabor salado de nuestra sangre nos lo recuerda, todos venimos de allí. Hasta los huevos duros se metamorfosean en metáfora, nos reconducen a nuestra sabia ignorancia: ¿quién fue primero, el huevo o la gallina?

Y metáfora es la historia, la política, los personajes, los objetos, menos el amor, el amor está allí como millones de mariposas que vuelan en el estómago, como una feliz alucinación, un sueño, una esperanza, una posibilidad. Poética aristotélica como la de un axolotl cortazariano, poética como la de un King Kong o de un otro monstruo, tal vez de lo desconocido, de lo misterioso, de la vida que aún intentamos descubrir, decodificar, compartir. Dejarnos llevar por su narración epicúrea, dejarnos transportar por su espontaneidad y suavidad en un viaje sin retórica, es una oportunidad de La forma del agua. Nada se crea ni se destruye sino todo se transforma, darle forma al misterio, a nuestras vidas, al amor será nuestro desafío, después de esta poesía darle forma al agua será nuestra poesía.
Enero 2018


Friday, January 26, 2018

Cumplimiento cubano de Juan Ramón

GEOVANNYS MANSO

I.
Tenía que ser un relámpago, un sobresaltado ritmo, un verbo de infinitas significancias, un cosmos que trasuda su esplendor más claro, lo que acompañaba a Juan Ramón Jiménez, el día que desembarcó —junto a Zenobia Camprubí— en el puerto habanero aquel noviembre de 1936, pues no de otro modo se explica ese espíritu germinativo, de total simbiosis, de anagnórisis, que cohabitó en él y en todos aquellos que llegados a su encuentro, a su voz, jamás pudieron desasirse de la totalidad de su palabra.

Hay un «cumplimiento cubano de Juan Ramón», que se nos ofrece —para evitar otras coordenadas— en la mirada atenta, en el sutil develamiento que intenta definir y ahondar esa compleja verdad, ese complejo universo que fue Juan Ramón; miradas y textos de sobrio esplendor nacidos de la memoria, de la nostalgia de aquellos que compartieron junto a él sus días habaneros y cubanos, sus proyectos, sus tertulias, sus conferencias; advirtiendo, de inmediato, la historicidad impertérrita que cambiaría para siempre su percepción no solo de un hombre, sino también, de una tradición, tal y como lo advertía José Lezama Lima, cuando le escribía a Zenobia, en junio de 1955:

«¿Lo que representa para mí haber conocido en aquella oportunidad, a Juan Ramón? Algo como un permanente estado de conciencia, como la aclaración de mi destino, como la marca de mi incesante fervor poético. Creo haber sido siempre fiel a esas señales. Y haber engendrado en mi país, un movimiento poético que se ha hecho historia, imagen operando en la historia. Ese es mi orgullo, y eso es lo que tengo que defender. Lo que sigo defendiendo».[1]

Los trazos lezamianos sobre Juan Ramón, reaparecerán en las páginas finales de este esbozo. Antes, accederemos a esa sumatoria de voces que explicitaron su pasión y su orgullo hacia lo que Cintio Vitier definió como «la vida y la obra de un héroe».

Uno de aquellos jóvenes que por entonces escribía sus primeros poemas y que más tarde se convertiría en uno de nuestros principales poetas, era Gastón Baquero; luego, aquí en España, tendría la suerte y el deseo de acercarse más y mejor al autor de Platero y yo. En una entrevista concedida en 1987, en Madrid, confesó:

«Su presencia en La Habana fue para mí, como para todo amigo de la poesía, un espectáculo maravilloso, una incitación al rigor, a la exigencia propia. Juan Ramón callado, solo, tranquilo, o leyendo sus prosas y sus versos era una lección de poesía viva. Él era un poema de Juan Ramón Jiménez. Con su sola mirada obligaba a tomar en serio a la poesía».[2]

No se contentó Baquero con «recordar». También escribió textos insustituibles, ensayos de una tesitura asombrosa. En «Eternidad de Juan Ramón Jiménez» escrito en 1958, tras la muerte del poeta, se adentra sin pausas en análisis literarios, éticos y estilísticos, señalando elementos puntuales, viscerales de su poética.

«Este hombrazo, Juan Ramón —enfatiza Baquero—, es de un vigor, de una fuerza, de una reciedumbre, insólitas. Lo que se propuso fue lo más difícil y lo más arriesgado. Responder a la llamada de un espeso misterio, darle frente de por vida y aceptar el reto de guerra a muerte, no es una empresa que los humanos admitan corrientemente».[3]

Y culmina esas páginas diciendo:

«Ante el puente de su Obra total, puente hacia el cielo, hacia la libertad, hacia la creación, podemos reconocer el milagro, y tocar la encarnación de lo inefable, y confesar que por fin hemos visto, en nuestra lengua, cómo es cierto, cómo es verdad, cómo es así, que allí ha estado la poesía. Pues la obra de Juan Ramón Jiménez pregona la realización de una experiencia esencial, y sentimos dentro de ella que la Extraña se hizo presente al fin, que el dios volcó su parusía, que la fugitiva dejó tomarse las huellas y el temblor. Esta obra nos lleva de la mano, de la mano de la muerte, a repetir la palabra, la oración que nos reclama desde su silencio un hermoso jardín: sí, Dios ha estado aquí de visita esta mañana».[4]

Esa visitación juanramoniana propició otros textos no menos lúcidos, como aquel cuando supo de la entrega del Premio Nobel y, aprovechando las páginas del Diario de la Marina, donde laboraba, les advierte a sus lectores:

«Por dentro, en silencio, mirando hacia todas partes con grandes miradas, sin párpados, insomne y a ritmo con el último temblor de un junco o de una estrella, Juan Ramón ha hecho su mundo cuantioso e incesante».[5]

¡Qué sonoros! ¡Qué vivos!, cada uno de los textos que dedicara Gastón Baquero a Juan Ramón: perpetuando en ellos esa memoria deificada por su ausencia y deificada también por su presencia. Baquero no deja de ser suscitante y activo, proclamador y dialógico; tanto como lo fue Cintio Vitier, ese otro atenazado por la auroral estancia del poeta andaluz.

En su «Homenaje a Juan Ramón Jiménez», escrito entre noviembre y diciembre de 1956, Cintio se acerca a instantes casi íntimos, de secreta complicidad con Juan Ramón, relatando poéticamente sus primeros encuentros, en el Hotel Vedado, mientras esperaba, sobresaltado, la crucifixión o la salvación de sus primeros poemas, dados al maestro:

«Con un 1 hermosamente deformado —recuerda Cintio—, como la torre o la palmera en el temblor del agua, me calificaba los poemas mejores; con un 2 que era el cisne salvado de los lagos de Darío, me premiaba los poemas peores. Yo iba pasando mi examen como una fiebre atroz, larguísima, dichosa».[6]

Luego, se va adentrando, de a poco, entre pequeños párrafos subtitulados: «Las nubes», «Los colores», «El oro», «La extrañeza», «El milagro» en muy disímiles zonas de su obra, su poética, su legado, su eticidad; yendo de un libro a otro, de una época a otra; de un sobresalto a un nuevo sobresalto, para llegar, quizás, al instante de mayor fervor dentro del conjunto, cuando advierte:

«Tu vida y tu obra, en su lucha jadeante con la tentación de lo divino, son la vida y la obra de un héroe. Tu poetizar es una gesta larga, dichosa y dolorosa, lentísima en su intensidad, como fue una gesta fulminante el poetizar adolescente de Rimbaud. No perteneces a la línea de los fruitivos artesanos, sino a la de los conquistadores vehementes de la poesía; y entre ellos, en un sentido, no tienes par. Nadie ha llevado, hasta la ancianidad —enfatiza Cintio—, una vida tan absolutamente trasmutada en poesía, instante por instante, nube por nube, fuego por fuego, como tú».[7]

Al leer «Homenaje a Juan Ramón Jiménez», percibimos inmediatamente a un Cintio Vitier muy apropiado de un vasto universo juanramoniano. Estamos ante un autor que ha leído, comprendido, asimilado, dialogado, discutido y analizado cada minúscula gradación en los lenguajes, sistemas y dictámenes que fue desarrollando Juan Ramón en su largo decursar por los mares de la Poesía. Un texto vital, necesario, consciente del valor que entraña como texto, al hacernos partícipes de semejante grandeza; al mostrarnos variaciones incesantes: un Juan Ramón múltiple, intenso siempre, lacerado por el tiempo e iluminado por la palabra. Como si hablara con su padre, Cintio concluye:
«América y el sufrimiento hicieron de usted otro poeta, ejemplo áureo de vitalidad creadora, continuador diferente de su único destino. Y ahora veo que su semilla cierta en nosotros fue la sed, el deseo, la ambición de una fama del ser que está siempre, despedazada y fiera, en los límites del idioma, a las puertas de la huraña, gloriosa e indecible Realidad».[8]

Fina García Marruz, en cambio, nos devela «otro» poeta en su ensayo «Juan Ramón». Junto a Cintio, Baquero, Lezama y Florit, ella vivió el privilegio de aquel primer encuentro y nos entrega un texto lírico y ferviente, vivencial y analítico, y casi azorada, entre signos de admiración, confiesa:

¡Otoño de mil novecientos treinta y seis, que nos trajo al poeta y a su mujer, de la tragedia de la guerra a nuestras playas! ¡Tener por primera vez, entre las manos, aquel paraíso de esencias, más real que todo lo que mirábamos, repasar, absortos, toda la tarde, a la salida del Colegio, en la casa que estaba cerca del mar, aquellas páginas![9]

Fina se detiene y nos detiene en algunos de sus libros esenciales, en ciertas zonas muy americanas de su poesía: «La América dio a Juan Ramón la noción de Espacio que faltaba a su poesía»[10], nos revela Fina, y luego agrega: «En Juan Ramón no había un poeta, sino varios. No es el caso de Antonio Machado, violonchelo nobilísimo, pero de una sola entonación».[11]

Leer a Fina García Marruz mientras nos traduce sus lecturas juanramonianas, sus cercanías y otredades, es avistar una voz fidedigna y locuaz, que muy sagazmente retrató la grandeza y el vigor de los verbos de Juan Ramón.


Citas

[1] José Lezama Lima: Como las cartas no llegan…, Ediciones Unión, La Habana, Cuba, 2000, p. 54.
[2] Felipe Lázaro: «Conversación con Gastón Baquero», en Entrevistas a Gastón Baquero, Editorial Betania, Madrid, España, 1998, p. 17.
[3] Gastón Baquero: «Eternidad de Juan Ramón Jiménez», en Una señal menuda sobre el pecho del astro, Gastón Baquero, ensayos, Ediciones La Luz, Holguín, Cuba, 2014, p.407.
[4]Ibídem. p 412.
[5] Gastón Baquero: «La poesía viviente en Juan Ramón Jiménez», en Gastón Baquero, Geografía Literaria (1945-1996), Huerga y Fierro Editores, Madrid, España, 2007, p. 155.
[6] Cintio Vitier: «Homenaje a Juan Ramón Jiménez», enPoética, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba,  1997. p. 143.
[7] Ibídem, p. 160.
[8] Ibídem, p.162.
[9] Fina García Marruz: Ensayos, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 2003, p. 59.
[10] Ibídem, p. 70.
[11] Ibídem, p. 66.

_____
De INMEDIACIONES, 26/01/2018


Una crítica moderada al siglo XXI

WIM KAMERBEEK ROMERO

En círculos intelectual(oides) locales , César Rojas es un escritor bien conocido por sus críticas a la sociedad sucrense. Con “La Ciudad Vagón: los hilos negros de la Ciudad Blanca” (2001) y el recorrido intelectual del autor, Rojas goza de amplio reconocimiento. Aunque “Multicrisis Global” (2017) apunta, como el título dice, a otra dirección -una reflexión amplia sobre los problemas que aquejan al mundo- es posible que los argumentos no sean nuevos, sin que eso no quiera decir que es un libro pedagógico y bien redactado. Cosa difícil en el mundillo intelectual boliviano, paceño.

César Rojas y Lo Político
A lo largo del libro, Rojas nos presenta una tensión con ideologías que él denomina “centrifugadoras”: desde una perspectiva histórica, el comunismo, el socialismo y el fascismo han puesto en amenaza a la consolidación de la democracia en el mundo occidental; desde una perspectiva geográfica, la democracia y los valores liberales han encontrado límites en el Islam y (también) el comunismo. Esto, como es de suponer, revela que el autor sostiene a lo largo del libro una defensa acérrima de la democracia, aunque en contraposición al, sobre todo, comunismo.
“Multicrisis Global” recrea algunas críticas que ya conocemos: el núcleo en la argumentación de Rojas está en la relación entre democracia y capitalismo. Que, en principio, la expansión del capitalismo permite las condiciones para la democracia aunque hoy –esto explica la multicrisis global- esta relación favorece considerablemente al primero. En palabras de Rojas: “(…) debido a la muerte del oso [comunismo], que derivó en la “embriaguez de la omnipotencia” capitalista, el equilibrio se empezó a desbalancear a favor de un repentino capitalismo agigantado (multinacional y globalizado), y precisamente a raíz de que este se iba haciendo más corpulento.”, “(…) A su sombra y bajo su influjo imperativo, la democracia se fue empequeñeciendo hasta el punto que la política devino en el arte de ocultar la impotencia justamente ante ese capitalismo vigoroso.” (pág. 158). Este desbalance explica, en gran medida, las seis crisis mundiales que la humanidad vive: geopolítica, europea, intercivilizatoria, medioambiental, económica global y del humanismo (Rojas presenta además, un análisis sobre América Latina en la última parte del libro).

No obstante, la argumentación de Rojas merece una mirada crítica. La atenuación es un tema recurrente en su argumentación y, probablemente, aquí se encuentre lo más confuso: si bien el autor es optimista en lo que respecta a las democracias en crisis –o sea, que a pesar de las crisis, la democracia se mantiene aún como paradigma- y que, en la lógica del autor, la única vía de consolidación de la democracia es la atenuación ideológica –en contraposición, obviamente, a las “ideologías centrifugadoras”- César Rojas no considera que la vía de renovación de las democracias modernas u occidentales, se encuentra justamente en lo centrífugo: ya sean los partidos ecologistas, los nacionalistas de derecha o bien los partidos piratas –tan de moda en Europa- su vigencia revela en los últimos años, la falta de renovación del centro político (principalmente la socialdemocracia, pero también el liberalismo), aunque también un nuevo fenómeno en los países europeos: el de la volatilidad, que quiere decir que en países europeos, los votantes ya no eligen a sus partidos de acuerdo a cuestiones de fidelidad ni compromiso, sino por una combinación de un “creciente índice de felicidad con un saludable escepticismo respecto al poder” (Ver “Varietes of Democracy”, pero también estudios de Freedom House y The Economist al respecto), lo que por otra parte, favorece a los partidos más centrifugadores, aunque todavía no toman el centro político. Esto contrasta entonces dos puntos en “Multicrisis global”: a) que la democracia degenera no solo por su rela-CVción con el capitalismo, sino también porque su ciclo habría concluido, dando lugar al populismo, ultraliberalismo y mesianismo, en vez del pueblo, libertad y progreso como elementos constitutivos de cualquier democracia (pág. 149-150) y b) que, en la lógica de Rojas, por la vigencia de la democracia a pesar de las crisis, los movimientos ciudadanos que responden a un estado en crisis, son necesariamente atenuados porque se ha entendido que la atenuación “permite que la incertidumbre y la inestabilidad inherentes a las crisis, no evolucionen hacia conflagraciones bélicas en lo externo ni hacia revoluciones o guerras civiles en lo externo” (pág. 156).

El empoderamiento de la ciudadanía y el fracaso del centro
Para discutir los dos puntos mencionados, es necesario explicar primero qué entiende Rojas por democracia y por atenuación. Un concepto sobre democracia en “Multicrisis Global” es inexistente, pero se infiere que el autor la entiende como el resultado de la disponibilidad a negociar entre partes con alguna similaridad entre sí. Por atenuación (moderación), se entiende algo similar. Dice Rojas en su “narrativa de la atenuación”, que ésta permite la “negociación permanente y las compensaciones pactadas”, que gracias a ella, se tiene “una casa más habitable, pero todavía muchas habitaciones desvencijadas” (pág. 24). En otras palabras, Rojas es crítico: la democracia no ha sido lograda en todas partes, pero evita los radicalismos y estos solo conducen a un estado de crisis. Por esto será que el Islam es una suerte de “nuevo marxismo” (pág. 101), porque solo la democracia permite negociación, no el radicalismo.

Muchos de los puntos del autor parecen verdades irrefutables, pero no son siempre verificables. Creo, a diferencia de Rojas, que las crisis no se explican solo por la vigencia del capitalismo (“turbocapitalismo” en Estados Unidos) en relación a la democracia, sino también por el empoderamiento del ciudadano. Este punto debería conducirnos a replantear un concepto de democracia: ¿no sería necesario pensar a la democracia como ese momento en el que, conceptualmente al menos, un sistema se dota a sí mismo de otros sentidos? O sea, ¿la posibilidad de nuevos sentidos políticos? Este es el punto débil en la argumentación de Rojas: asume a la democracia como negociación, un punto en el que lo ideológico no importa, cosa que los todos los casos estudiados –Europa, Estados Unidos y Latinoamérica- refutan, porque ya sea el Estado de Bienestar, el Neoliberalismo o Socialismo del Siglo XXI fracasan o entran en derrota porque por un lado, sus centros políticos no responden a los márgenes que, al mismo tiempo, son más ideológicos y por otro, porque como tendencia general, los puntos de control ciudadano se multiplican por una evidente crisis de representación de ese centro político. Cabe decir, en esta línea que una “atenuación ciudadana” no existe per se, las condiciones exigirían más bien mayor carga ideológica o discursiva en contra de un centro agotado. PODEMOS o SYRIZA, estudiados por Rojas, no pertenecen a algo atenuado, pero su vigencia radica en un permanente juego entre dotar de nuevo sentido a ese centro y jugar a tomarlo.

Es posible que, como dice Rojas, las democracias están vigentes a pesar de las crisis pero, más importante, es que la conceptualización –que puede cambiar de acuerdo a cada contexto- fracasa casi siempre que se intenta asumirla como proceso de negociación ya que, como la experiencia demuestra, la negociación implica a una parte y no al todo y acelera cualquier proceso de deslegitimidad porque, contraria a su concepto original y motivo de desgaste en las democracias occidentales, acaba por ser una “cuestión de pocos”. En suma, es la centrifugación la que permite la renovación en la política, mientras que la atenuación –al menos, lo que se desprende del razonamiento de Rojas- favorece a grupos de poder y legitima algo así como a lo tecnocrático y lo neoliberal, algo a lo que Rojas se enfrenta constantemente porque es como una “degeneración del liberalismo”.

César Rojas Ríos en breve
César Rojas Ríos, comunicador social, sociólogo y conflictólogo. Cursó estudios de doctorado en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y un Practice of Social Conflict Resolution en el Institute for Conflict Analysis & Resolution (ICAR) de la Universidad George Mason de Washington. Fue cofundador y gerente sociocultural de la Fundación Unir Bolivia y Director de Capacitación y Derechos Ciudadanos (CDC). Expositor en diversos congresos mundiales de mediación, experto del roster en conflictos para América Latina de Naciones Unidas y consultor de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Autor, entre otros, de Eclipse histórico y ofensiva ideológica(1989), Campanarios de la ira (2001), Democracia de alta tensión (2007), Geografía del conflicto (2008), Democracias callejeras (2013) y Conflictividad en Bolivia (2015).

_____
De PUÑO Y LETRA (Correo del Sur/Sucre), 22/01/2018


Wednesday, January 24, 2018

Nicanor

FESAL CHAÍN

Yo tenía 15 años, era el año 1981 y era un niño joven muy nerudiano que venía de Temuco. En la casa de mi padre y de mi madre había tres libros de poesía: las obras completas de Neruda en su primer tomo, uno de Antonio Machado y otro de Nicolás Guillén. Una tarde cualquiera visité a un amigo que vivía a algunas cuadras de mi casa. Encima de su cama desplegado, había un libro enorme de tapas de cuerina, la Obra Gruesa de Parra, primera edición, con fotos de Sergio Larraín. Fui muchas veces con la excusa de conversar con mi amigo, pero en realidad iba a escudriñar lo que me parecía una extraña criatura de palabras. Finalmente le pedí prestado el ejemplar que abracé hasta llegar a mi casa. Lo tuve unos días en mi pieza. Lo investigaba de noche hasta muy tarde, incluso con linterna. Desde esa Obra Gruesa y como un descubrimiento esencial, supe que al fin podía escribir lo que quisiese y como quisiese y no desde unas reglas implícitas que yo suponía existían como una camisa de fuerza. Mi alegría fue desbordante. Entonces comencé con pasión a construir una voz propia, porque era posible, porque había un poeta que lo estaba haciendo y se reía a carcajadas desde su montaña rusa. Han pasado treintaisiete años y no he parado hasta hoy. Eso fue Parra para mí.


_____
De POESÍA PARA ALENTAR CORAJE (blog del autor)


Ursula K. Le Guin: la utopía anarquista

MANUEL HIDALGO

Quienes no hayan oído hablar de Ursula K. Le Guin, amén de no ser lectores de fantasía y ciencia-ficción, pueden pensar que se trata de una escritora rara, minoritaria y de culto. De culto, sí, desde luego, pero después de haber vendido millones de ejemplares de sus obras en todo el mundo y de gozar no sólo de una alta consideración literaria, sino también de influencia en los ámbitos políticos, sociales e, incluso, científicos.

Harold Bloom la menciona en El canon occidentalJohn Updike y Grace Paley han alabado la calidad de su narrativa, que trasciende los géneros. Sus entrevistadores -como Jacinto Antón- suelen preguntarle por J.K. Rowling y James Cameron, pues es más que evidente -casi escandalosa- la influencia de sus novelas Un mago de Terramar (1968) sobre la saga de Harry Potter y de El nombre del mundo es Bosque (1972) sobre la película Avatar (2009). Le Guin reconoce inevitablemente esa influencia con la modestia y beatitud que le caracterizan, pero también con algo de incomodidad, incomodidad que se transforma en rechazo si se le menciona Cuentos de Terramar (2006), la película de dibujos animados de Goro Miyazaki, en la que, a su juicio, el hijo de Hayao Miyazaki, maestro de la animación japonesa, traicionó el espíritu de sus relatos.

Le Guin se sitúa a sí misma en el terreno de la "ficción imaginativa", que comprende tanto la fantasía como la ciencia-ficción. En el imaginario archipiélago de Terramar, habitado por marinos y navegantes de reminiscencias prehistóricas, se sitúan las cinco novelas del ciclo Historias de Terramar, publicadas por Le Guin entre 1968 y 2001, y que narran una única historia.

Por el contrario, las ocho novelas principales del ciclo de Ekumen, que transcurren en la federación galáctica del mismo nombre, compuesta por diversos planetas, son narraciones independientes que fueron escritas por Le Guin entre 1966 y 2000. A esta serie pertenecen novelas que son reconocidas, al margen de la ciencia-ficción, como obras maestras de la literatura: además de El nombre del mundo es Bosque, La mano izquierda de la oscuridad (1969) y Los desposeídos (1974).

Ahora Minotauro, la editorial que más obras de Le Guin ha publicado en castellano -con RBA-, ha sacado La rueda celeste (1971), novela de ciencia-ficción que se desarrolla en un futuro violento y catastrófico. Y Nórdica ha publicado El día antes de la revolución (1974), un relato breve ilustrado por Arnal Ballester, que está en íntima conexión con Los desposeídos -como explica Le Guin en su prólogo-, al ser su protagonista la vieja Odo, la mujer que creó el odonianismo, la forma de sociedad anarquista que rige en uno de los planetas de Ekumen.

Ursula K. Le Guin, que no se considera una activista, ha trasladado a varios de sus libros su ideario político, básicamente integrado por el anarquismo, el pacifismo, el feminismo y los elementos de la filosofía taoísta. Escribe: "El blanco principal del anarquismo es el Estado autoritario (capitalista o socialista); su objetivo práctico-moral principal es la cooperación (solidaridad, asistencia mutua). Es la más idealista, y para mí la más interesante, de todas las teorías políticas".

Igualmente, sus novelas son deudoras de sus vastos conocimientos en materia científica, psicológica, lingüística, antropológica, histórica y sociológica.

No por casualidad, El día antes de la revolución está dedicado in memoriam al pensador anarquista Paul Goodman, miembro de la Nueva Izquierda americana y cultivador de la Terapia Gestalt, de quien, en los años 70, pudimos leer en Kairós su influyente libro La nueva reforma. Otro pensador anarquista americano con influencia en Le Guin fue Murray Bookchin, publicado y leído en la misma editorial.

Ursula K. Le Guin nació en 1929 en Berkeley (California), con tres hermanos, y tuvo la inmensa suerte de ser hija del eminente etnólogo y antropólogo Alfred Kroeber y de su segunda esposa, Theodora Kroeber (de soltera, Kracaw), escritora, psicóloga y también antropóloga.

Le Guin estudió en las universidades de Harvard y Columbia, donde se especializó en lenguas romances y en la literatura italiana y francesa del Renacimiento. Viajando a Francia para ampliar su conocimiento de la cultura francesa, conoció al historiador Charles Le Guin, con quien se casó en París en 1953 y con quien vive todavía, y desde 1958, en la ciudad de Portland (Oregón). Ella dice que su vida ha consistido fundamentalmente en cuidar de su familia, de su marido y sus tres hijos, en leer y en escribir.

Premiada multitud de veces con los más importantes galardones destinados a la literatura fantástica y de ciencia-ficción (el Nébula, el Hugo, el Locus...) y traducida a los más relevantes idiomas del mundo (a más de dieciséis), Ursula K. Le Guin ha tenido una incesante actividad como escritora: más de veinte novelas, seis poemarios, una docena de libros para niños y jóvenes, cuatro recopilaciones de ensayos y más de cien narraciones breves, varias de ellas vinculadas a sus series de Terramar y Ekumen, el principal vehículo para sus formulaciones utópicas muy centradas en la idea de la igualdad, especialmente de la igualdad entre hombres y mujeres, y en el rechazo de la competitividad, la violencia y el abuso de poder.

No sé si será correcto decir que se nota que El día antes de la revolución ha sido escrito por una mujer. Creo que sólo una mujer puede mirar así a la anciana Odo -que se siente vieja sin paliativos- y contempla fastidiada sus feos pies, evocando su pasado, antes de una apoplejía, como trabajadora y pensadora revolucionaria. Y como amante y compañera fiel del hombre que amó y que la muerte le arrebató.

_____
De EL MUNDO, 24/02/2017 

Tuesday, January 23, 2018

En una realidad alterna...

DANIEL AVERANGA MONTIEL[1]
Para comenzar, no hubieran hecho desaparecer (¡malditos fascistas!) a Isaak Bábel, Galeano sí hubiera citado con coherencia y seriedad histórica cada uno de sus libros, se homenajearía más a Diego Rivera que a Frida Kahlo, Ernesto Guevara atentaría (y sería ejecutado) en Estados Unidos y sí se le reconocería el heroísmo, Trump hubiera seguido siendo un payaso y El Exorcista sí hubiera recibido el premio a la mejor película, en 1973; la vida sería perfecta, porque los consuelos estarían allí, metidos donde nadie los sacase de nuevo, y de paso nos evitaríamos tanto dolor y tristeza. El niño sirio estaría todavía vivo y con su madre y no ahogado con su ternura fría en una playa; Adam Lanza sería otro adolescente más y no un asesino, mi prima Daniela no se hubiera suicidado tan joven y se resolvería de una vez y para toda la eternidad quién mató al bebé Alexander.

En una realidad alterna, hace casi tres lustros, no se invitaría a un egresado con antecedentes penales a ser docente de universidad, o mínimo, se le exigiría antes un título para que ejerciera el trabajo que le diera, años más tarde, el calificativo de “intelectual”; se apoyaría más a la cultura, Pikachuri no hubiera sido tratado como se le trató y no se hubiera inmolado, como efectivamente sucedió; los presidentes serían más responsables con sus familias (o con los hijos que tuvieran con otras mujeres que no fueran su pareja sentimental o “su último compromiso”) y apoyarían la idea de la evaluación pedagógica permanente a los colegios y a las leyes educativas; la derecha no sería tan imbécil y clasista (no racista, CLASISTA) y se reconocería más al Gran Sandy, antes que viajara al exterior para morir, olvidado; el Chavo Salvatierra ganaría algo en su vida, además de dinero; Azkargorta hubiera hecho menos comerciales y se exigiría una rendición de cuentas al gobierno sobre las canchas que se estaban haciendo, hasta el año pasado, en todo el país. El presidente haría caso al resultado del “NO”; los del MAS no hablarían de “blancos abusivos agentes del imperialismo” para que se terminara odiando a los que son así y, de paso, no se activaría ese racismo a la inversa que ahora tanto marca límites, incluso cuando uno facebookea. Se apoyaría más a los estudiantes que escriben o producen, que a los que saltan como monos en sus festivales de caporal; las maestras de inicial no les meterían reggaetón a sus niños como música infantil y si hubiera realmente un proceso de cambio, todos los estudiantes conocerían el legado de Leandro Nina Quispe y se recomendaría leer en los colegios “El señor don Rómulo”, como dicen que apoyan la “descolonización”... Se reconocería a Sebastiana Kespi, dotándole de ayuda de verdad y no de un papelito de mierda, que como nos enseñó Urquiola en esta realidad avinagrada, no sirve ni para comprar diez panes; no habría más programas basura y se fomentaría la libre expresión. Se conocería al hijo de Gabriela Zapata y el PROFOCOM no tendría tanto facilitador desubicado, más delicado que himen de Scheherezade. Nadie molestaría a Paola Belmonte por hacer algo que muchos (muchísimos) hacen, pero no estamos en esa realidad alterna, que parece tan paradójica como imposible: estamos acá, atrapados en nuestras propias decisiones.

La oposición de este gobierno criticaría los hechos más que la piel y el modo de hablar de los gobernantes; Félix Patzi no hubiera hecho adobes para quedar bien con El jefe; Las mentes ociosas ganarían un Grammy, no habría roscas estrechas en producción literaria nacional, ni supuestos escritores atenidos a su posición social o su privilegio de amistad para considerarse así; “Las malcogidas” ganarían un Globo de Oro y hasta clasificaríamos al mundial...

Si viviéramos en una realidad alterna, el caballo Bóxer no se sacrificaría por la granja rebelada y por los cerdos líderes en esa novela triste; Bradbury sería más apreciado y no seríamos tan idiotas al confundir raza con cultura. Estudiaríamos más a Levi-Strauss, a Scorza, a José María Arguedas, en vez de decir que leemos más de 25 mil libros... Consumiríamos más literatura y menos ideas alborotadoras, empujados por los complejos. Seríamos más sensatos y no haríamos de una postura política un pretexto para ser visto y likeado en Facebook o Twitter; educaríamos mejor a nuestros hijos, nos despediríamos mejor de quienes murieron, no habría tanto asilo para ancianos abandonados. En fin, haríamos mejor las cosas.

Por mi parte, no hubiera dejado que esa tarde de abril de 2003 ella se fuera sin un beso mío; quizá no escribiría más y estaría casado, viviría en Mallasa, sería educador las veinticuatro horas del día y molestaría con artículos pedagógicos en ciertos blogs nomás...

Pero eso no sucederá.

Sí, sé que hay cosas que pueden cambiar, mejorar y transformarse.

Si estuviéramos en otra realidad, sería posible todo lo escrito líneas arriba.

No obstante, estamos en esta realidad, con errores y aciertos, con tristezas y hambre de justicia: hagamos lo que necesitemos hacer, señores; no es una obligación, pero déjenme recordarles que Bertold Brecht dijo alguna vez que los imprescindibles son, más que todo, los que luchan.

_____
[1] Escritorzuelo de sexta, de sexta avenida 

Imagen: Shepard Fairey/Big Brother City, 2008

Le Père Lachaise, el laberinto de los vivos

MAURIZIO BAGATIN

“No hay puertas, hay espejos” - Octavio Paz -

Me dejé guiar por el intenso aroma a cannabis hasta el bloque número 6, allí la tumba de Jim Morrison está siempre rodeada de rebeldes con sus causas generacionales, fumando y bebiendo todos los riders on the storm posibles; en la esquina Rodolphe Kreutzer sigue su sonata para violines dedicada a lo absoluto de Beethoven; el inigualable laberinto dedálico de Père Lachaise me atrae hacia el frente, en el bloque 17 todo el positivismo que generó Monsieur Teste está ahí, Auguste Comte firme, disciplinado y austero, dos ciencias abrazándose al infinito… y luego siguiendo a la derecha, un hilo de Ariadna sin fin conduce, no sin haber pensado a un nuevo invento, a una nueva forma de comunicación, hasta Claude Chappe, la ilusión óptica abrió caminos a Alexandre Dumas, y a la posibilidad de soborno de su Conde de Montecristo. Me doy la vuelta, los dramas abren sus cortinas, un Barbero de Sevilla ya está abofeteando al Bartolo de turno y - como un seguir dramático, un Fígaro ya se perfila en esposo - Beaumarchais está presente, sus comedias no caducan; Rossini, Minotauro permitiendo, sigue componiendo desde el bloque número 4, siguiendo tout droite desde la avenida principal veo dirigiendo el trafico al Barón Hausmann, ya no hay salidas, la modernité parisina está en el alma de este laberinto, recorro a un fabulista, a Jean de La Fontaine, sueños fantásticos hasta el bloque 97 adonde Paul Éluard casi se excusa de haber adherido al comunismo, el surrealismo de este movimiento no podía ser artístico. Me perdí un rato, tal vez desde sus molinos Daudet extraña su Provenza natal y a su héroe Tartarín de Tarascón… el laberinto se hace un marasmo, Gay-Lussac mide el grado alcohólico de nuestras bebidas, Molière denuncia todos los hipocondriacos y Gustave Doré quiere grabar la Comedia Humana de Balzac, y él casi en plena soledad, desde el bloque 48, espía burgueses apresurados de ayer y turistas mochileros de hoy, deja abierto el camino a que sea Géricault en ofrecer una balsa de salvación y a Delacroix que la libertad nos guie…

En este laberinto, que no es lo de Creta y que ni Borges reconocería, si me introduzco siguiendo la Avenue Saint-Morys me encuentro justo frente a la Chapelle con Thiers, tres repúblicas francesas narradas siempre por los ganadores, si vuelto a la izquierda el fundador de Il Giorno, Cino del Duca me reconduce a las provincias italianas, a su Ascoli Piceno, y Gustave Caillebotte me deslumbra con sus cepilladores de parqué, realismo que solo Félix Nadar se permitió retratar en vivo así tan auténticamente. En el bloque 87 vibra aún el canto altísimo de María Callas, mientras el surrealismo de Max Ernst inspira a una Isadora Duncan encantadora, poesía de Esenin en un baile posmoderno sui generis; frente a ella Simone Signoret recita desde su cumbre, allí la acompaña su inseparable Yves Montand. De lejos, desde una esquina esquiva su descubridora, Edith Piaf, canta La vie en rose, Ícaro sin plumas ya no está aquí.

Moverse, entre árboles que han abandonado a su destino hojas multicolores, en otoño, mientras un Georges Bizet enamorado de su gitana y de las obsesiones de Nietzsche, se postula como un maudit suplicado por los dioses a recitar una poesía de Pallanda.

Y poesía es la de Apollinaire, casi solo en el bloque 86, poesía es el grito de Jules Vallès, que mira aquellos puntos de Seurat  transformarse en imágenes llenas de colores y de nostalgias, nostalgias de una amante como fue María Walewska, amante de Napoleón Bonaparte. Me miro alrededor, Colette y sus gatos, sus amantes y sus elegantes extravagancias conspiran con el amor apasionado de un de Musset aún sofocado por George Sand. Lastricados caminos, Teseo irreconocible, Minos enclaustrado en su poder, Miguel Ángel Asturias con su presidente, y muy cerca el piano de Chopin - imaginando entre teclas el retorno de George Sand - que busca las sonatas de Kreutzer, laberínticas imaginaciones para un recital de Sarah Bernhardt en convulsa con el dandy por excelencia, Oscar Wilde, allá arriba hacia el Jardin de Souvenir.

Reencontré el tiempo, Marcel Proust con todas sus madeleine, haciendo introspecciones con su esnobismo tout court… y me reconduzco al camino - abandoné lo de Swann - y como en una alquimia me dejo seducir: academia de Ingres (del cual Degas no admitía discusiones) y  encantos de Corot, la pureza y la originalidad al tramonto. ¿Cómo no intentar una evasión? Me dirijo lentamente hacia el bloque 96, busco un asiento y abro un cuaderno, en él me había anotado una de las rocambolescas aventuras de Amedeo Modigliani, el linaje de su familia alcanza al filósofo holandés del siglo XVII, Baruch Spinoza, y no encuentro la nota; en la tapa del cuaderno hay un epígrafe: “Todos sois una generación perdida”, es de Gertrude Stein, ella está en el bloque 94, no muy lejos de adonde me encuentro, Scott Fitzgerald y Hemingway fueron icono de esta generación… París su alcoba en los años veinte.

Me duelen las piernas, mi aliento está en débito, aquí si no fumas Gauloises fumas Gitanes, en un tacho de basura hay botellas de Pernod y de Pastis vacías, en otras rosas secas, rosas rojas escarlatas como el amor escandaloso de Raymond Radiguet, su presencia en el bloque 56 me tranquiliza aún más, una estremecedora Medea compuesta por Luigi Cherubini e interpretada por María Callas invade el bloque 11, armonía y pulcritud antes de dirigirme hacia el misterio: en el bloque 49 está Gérard de Nerval, todas las inquietudes del alma humana. Me alejo de ahí. Sully Proudhomme, el parnasiano que defendió a Dreyfus está, con su estética poética-filosófica, en el bloque 44. Me quedo un rato más y cruzando la Avenue Tranversale nº1 alcanzo el bloque 52, tomando un callejón no tan ancho, Maurice Merleau-Ponty no admite exclusiones, toda su fenomenología de la percepción es una pincelada hacia el amor por el arte, por el amor a la belleza…así un toque poético de jazz del maestro Michel Petrucciani, cerca de Chopin reviven todas las melodías imaginada y forjada en su piano, soñando Nápoles y su Ellington… mientras el patafísico George Perec sigue inspirando escritores y cineastas.

Miro el reloj de una chica, pálida, triste y solitaria, sentada frente a mí, ya son las 5 de la tarde, es otoño, las nubes forman figuras de cuervos, de dragones, de animales imaginarios, no sé si  Allan Kardek sigue aquí, del espiritista en la librería del cementerio podemos encontrar todos sus libros, pero no hay La fiesta del chivo de Vargas Llosa, Leónidas Trujillo está ahí muy cerca, y no muy lejos está el cuñado de Napoleón Bonaparte, aquel Joaquín Murat que fue rey de Nápoles, mientras su esposa se hizo nombrar Duquesa de Lipona (el anagrama de Napoli, ciudad que la fulguró).

Me voy hacia la salida y el aroma a cannabis sigue envolviendo este laberinto sin soledades y con mucha vidas… me compro una guía para no perderme, en el caso volviera otra vez, con el hilo de Ariadna no me encontré muy bien, sigo mareado… y me marché hacia el Métro, otro increíble laberinto… del cual hablaremos luego, Minotauro permitiendo.
Enero 2018 

_____
Imagen: Jerry Di Falco/Pere Lachaise Cemetery in Paris at Night, 2012

NICANOR PARRA, HASTA EL FIN, AMBULANDO EN EL BARROQUISMO SENTIMENTAL

PABLO MENDIETA PAZ

No alcanzo a comprender por qué a la poesía de Parra se la llama antipoesía: “…¿Hay algo, pregunto yo, más noble que una botella de vino bien conversado entre dos almas gemelas?...” Si eso es antipoesía ningún poeta existe; por lo tanto no puede haber premios Nobel ni homenajes a invisibles que arman frases. No dudo que en eso ha pensado Parra cada vez que rehúsa galardones, o manda al “Tololo” a recibir el Cervantes. Lo suyo no es antipoesía ni nada parecido; es poesía sin antifaz y sin máscaras antilacrimógenas. No alcanzo a comprender por qué a la poesía de Parra se la llama antipoesía: “…Hace cuarenta años que quería romper el horizonte, ir más allá de mis propias narices, pero no me atrevía…” Si eso es antipoesía la poesía no existe; pero poco o nada le interesa a Parra la urdimbre de enredos, asuntos espinosos, y hasta de ovillo vilipendioso cada vez que juega con palabras ciertas. Lo suyo no es antipoesía ni nada parecido: es poesía sin antibióticos y sin aspirinas contra infartos. No alcanzo a comprender por qué a la poesía de Parra se la llama antipoesía: “…Si me dieran a elegir entre diamantes y perlas yo elegiría un racimo de uvas blancas y negras...” Si eso es antipoesía la magia es quimera, por lo tanto es de absoluta urgencia no vivir si admitimos que el ilusionismo es el principio y fin de nuestro destino. No dudo que en eso ha pensado Parra cada vez que colorea términos encantados. Lo suyo no es antipoesía ni nada parecido: es poesía con realismo crucial y a veces con fatalidad. No alcanzo a comprender por qué a la poesía de Parra se la llama antipoesía: “... El hombre imaginario vive en una mansión imaginaria rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario…” Si eso es antipoesía la creatividad está de más, por lo tanto es recomendable borrar el pensamiento si aceptamos que el talento es el supremo entendimiento. No dudo que en eso ha pensado Parra cada vez que trasciende dimensiones escondidas. Lo suyo no es poesía ni nada parecido: es poesía sin poses ni subterfugios. No alcanzo a comprender por qué a la poesía de Parra se la llama antipoesía: “… Nunca pensé, creédmelo un instante, volver a ver esta querida tierra, pero ahora que he vuelto no comprendo cómo pude alejarme de su puerta...” Si eso es antipoesía la estética es solo una palabra, por lo tanto que nadie diga que la nostalgia es un prólogo, si advertimos que el libro del yo vivo es el presente del indicativo del verbo vivir. Lo suyo no es poesía ni nada parecido: es poesía sin plazos fatales y sin hipotecas. Es poesía nacida antes de su tiempo, como germen de las revoluciones. Viendo así las cosas, pienso que sin este pretérito perfecto no habría existido un Zapata, o un Pelé o una Marilyn Monroe, si estamos al tanto de que ya ha sido superada la práctica del trueque (sonrío). Lo de Parra es poesía sin grilletes, ese “artefacto” que brutalmente asegura la garganta del pie de un presidiario de cualquier poesía: no se halla encarnada en el centenario y dos años más del prestamista de ensueños (como graciosa concesión, superrealista, versolibrista, y por ahora nada “quebrantahuesos”) Nicanor Parra, nacido en San Fabián de Alico, expulsor de las matemáticas y la física, y también de Bob Dylan...


Hoy la tarde oscurecerá lentamente. Poco a poco comenzarán a aparecer luces mortecinas bajo un crepúsculo que distribuirá uniformemente fuegos fatuos en cada corazón de los vecinos de San Fabián de Alico, gente de camposantos y almas en pena en su interior. Dirán, junto con el padrenuestro y el avemaría: “Si de verdad, Nicanor, rapsoda de los 103 versos de camino, disimulaste con distinta apariencia el arte estético de la palabra, que tu antipoesía se aferre a la tierra y descanse en paz en la empírea Violeta y de Ángeles que se descuelga del Nido de Parras… Anduviste tu larga jornada sin pedirle permiso a nadie. Por eso brillas en la noche eterna".

_____
Imagen: Fotografía de Parra en la edición de su Obras Completas en LUMEN