MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ
Contento y
agradecido. Agradecido a su editora, Pilar Rubio porque ha creído en ese libro
de patiperreo urbano por una ciudad que me seduce como ninguna hasta ahora; y
contento porque salga en España la edición de un libro que se publicó el año
pasado en Bolivia, con éxito, y que fue desdeñado aquí por motivos poco claros.
Para la edición
española se han hecho las correcciones pertinentes porque el lector no es el
mismo: no le vas a explicar a un paceño obviedades y a un español no puedes
dejarle in albis con detalles importantes que le resulten incomprensibles por
desconocidos. Confío en ese libro porque su editora confía en él y porque
está escrito con la pasión que contagia una ciudad y un mundo, La Paz, Bolivia,
del que me siento inseparable. Espero que haya resultado, como me decían con
sorna inútil hace años, «un libro muy tuyo».
Escribe la
editora:
«Si hay una
ciudad amada en las geografías vitales de Sánchez-Ostiz, sin duda es esta
Chuquiago, el nombre aymara de la capital boliviana, a la que va y viene desde
2004. Una ciudad de barrocos excesos, de realidades inabarcables, de
acumulativa humanidad que impregna sus calles como trazadas a cordel. Recuerda
el autor que Gómez de la Serna la hubiera bautizado como cataclismática. Así
son estas derivas por sus laberintos callejeros en medio de un griterío
inacabable donde bulle la vida de sus habitantes, así como la de un puñado
de personajes inolvidables. Aquí la realidad es pura fantasía, nos recuerda el
autor, «¿para que inventarse mundos imaginarios si están en La Paz?». Pura
vida.»
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De VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 15/01/2018
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