JOSÉ LUIS DURÁN
Ricardo García
Camacho (1960) recorre los cementerios con un pleno conocimiento de los
mausoleos y las personas que descansan en el interior de estos; las cantinas
del norte paceño y los rieles opacos de polvorientas montañas de libros en descuento.
La suerte no es un objeto para comprar y si lo fuera, el costo sería elevado y
lejano a los límites del bolsillo. La suerte es selectiva y para un poeta como
Ricardo García, ésta no aparece sino en alguna nueva adquisición libresca. A
nadie se le ocurriría encontrar por cinco bolivianos un libro que contiene una
dedicatoria a Alcides Arguedas, con una fotografía escondida en medio de sus
páginas del intelectual boliviano al lado de Rubén Darío, y otra imagen sacada
por el propio Arguedas a Armando Chirveches, antes de su suicidio en 1926.
Estas reliquias, no importa si por causa del azar o la propia suerte, al
parecer estaban destinadas a ser guardadas por un grafómano del submundo
paceño, como García, quien no hizo más que comprar libros baratos (“Cada libro/
busca su depredador”) en, como las describía el propio Arguedas, “cajas
oscuras, sucias, polvorosas y llenas de microbios de estos libreros del aire
libre”.
Para contar la
historia de Ricardo, los jóvenes lectores debemos emplear todos nuestros
sentidos en un proceso retrospectivo, a un tiempo tan heterogéneo al que
vivimos ahora, que parece que los años son más remotos de lo que aparentan en
sus dígitos. La bohemia de la década de 1980. Un tiempo en el que el arte en
Bolivia tenía una relación directa con las tendencias políticas y que las
expresiones subversivas a la considerada “alta cultura” se mostraban a través
de las expresiones literarias.
En palabras de
Ricardo, “una generación que se ha dedicado a la política, la literatura, la
joda, pero sin ninguna visión de futuro. Era el momento y había que vivirlo muy
intensamente. El resultado también ha sido jodido, porque el chiste consistía
en que te mueras ahí. Si sobrevivías, cagabas. Para nuestra generación; los que
no hemos optado por vendernos, la vida ha sido difícil y nos teníamos que
refugiar en las tabernas y el alcohol. Y cuando has hecho todo con la intención
de morirte y no te puedes morir, llega la vejez y todo cambia”.
“Demasiado batán/
para un triste locoto”. Escritor, poeta, se autodefine como “un grotesco
trovero, un tenor de los charcos”, como reza la letra de una famosa zamba
argentina, y se identifica en las palabras del periodista Javier Badani como
“un piropeador callejero de mala poesía”, Ricardo García es ante todo un parodiador
de la realidad por medio del verso. La parodia: una categoría que se sobrepone
a la realidad que finge un orden causal que perdió hace mucho. Carácter que
expone en el tercer poemario que publicó Debajo de otro te he visto (2009),
título que hace alusión a una célebre kullawada, su obra mayor difundida, la
que él considera una “poesía erótica y más directa”. Un minucioso trabajo con
el lenguaje.
Su aproximación
con la literatura comenzó al salir del colegio, época en la que escribía y
arrancaba sus primeras páginas, momento en que entró en relación con las
movidas literarias de aquel entonces. Entabló amistad epistolar con René
Bascopé (1951 - 1984), que se encontraba exiliado en México. “Yo quería saber
su comentario sobre mis escritos para ver si mandaba todo a la mierda y me
dedicaba a otra cosa. Era un crítico muy generoso, muy comprometido con las
nuevas generaciones literarias y eso hizo que, en algún momento, a través del
periódico Aquí se publicara a muchos jóvenes”, recuerda Ricardo.
“Aprendí mucho de
René Bascopé, me dio libros, me enseñó bastante. Gracias a él conocí la
literatura norteamericana y muchos otros libros que me prestaba, orientándome
acerca de otras lecturas. Además que las personas que trabajaban con él en el
periódico eran muy accesibles en su movida editorial, tenían talleres
literarios, revistas, coloquios, etc. Una vida muy activa en términos políticos
y literarios”.
Estas ideas y
espacios los compartiría con otro pupilo del activista cultural René Bascopé, y
uno de sus más entrañables amigos: Víctor Hugo Viscarra, de quien fue “asesor
legal”, describiéndolo como un “gran lector e investigador”, ante todo. Las
legendarias tabernas paceñas que pasaron al recuerdo de sus visitantes como El
Averno, La Oficina, El Acuario, La Guerra o La Curvita y Las Carpas, entre
otras, serían los espacios en donde ambos escritores, durante mucho tiempo,
comentarían los percances del azar en sus vidas y las lecturas de cada día.
“Hablas de otro;/
con un pie quebrado/ giramos sobre la huella”. El erotismo es una naciente del
romanticismo. Apostar a las emociones en el verso es un trabajo de un
formidable recorrido al lenguaje, para no fastidiar a nadie con confesiones por
las que nadie preguntó. Mas Ricardo García ya no trata las palabras para generar
una sensación de esperanza, sino que crea una imagen del deseo que no es más
que un sentir en tiempo presente. No le escribe al amor ni a la emancipación de
los sueños románticos, sino que su erotismo se pretende como respuesta a la
feromona. Refleja imágenes, que como secreto a gritos, emanan de la libido, con
la grosería y la liquidez que se muestran en el texto.
“Un hombre sin
cuernos/ es un jardín sin flores,/ un templo sin pecadores;/ donde el desnudo
amor inclinado/ no anima la fiesta de la traición”. Debajo de otro te he visto,
es un poemario que visita cada rutina, sexual o de deseo del solitario, y se
estampa al frente como un espejo de reflejo crudo. Un vidrio lleno de polvo que
nadie quiere ver ni limpiar, porque nos contentamos con la parte central del
reflejo, la más clara y lúcida, a la que todos estamos tan acostumbrados a
dirigir nuestra mirada.
Ricardo nos
invita a indagar el lado grotesco de la sexualidad y es uno más de los testigos
presenciales de aquello que las nuevas generaciones hemos mistificado tanto: la
noche paceña de finales del siglo XX. Representante de una generación dedicada
a la escritura, la contracultura (como movimiento político en contra de lo
establecido y los beneficios del poder) y el alcohol.
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De LA RAZÓN (La
Paz), 25/09/2019
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