Llevo un par de
horas recorriendo estás páginas y no salgo de mi asombro. No voy a decir que no
entiendo nada, aunque sea así, pero me pierdo como quien se extravía de noche
en un bosque cerrado. La tarea de trasladar ese artefacto narrativo al
castellano me parece algo colosal, asombroso. Intentar leer esas páginas de una
manera convencional me parece inútil. ¿Hay otra forma de intentarlo?
Puedo decir que me dejo llevar por la escritura, tampoco funciona, ese torrente
está lleno de escollos y de escolios, la distorsión del lenguaje no siempre es
descifrable ni mucho menos, y el desafío de encontrar una perla rara tampoco es
un estímulo que se sostenga durante mucho tiempo. Te pone a prueba como lector.
Mentiría si dijera que me esperaba otra cosa porque conocía su edición francesa
y algún intento de traducción en castellano y el excelente trabajo académico de
Francisco García Tortosa (1992), exhaustivo y clarificador acerca del fragmento
de Anna Livia Plurabelle, amén de un edición inglesa que no puedo abrir más que
como si fuera un grimorio o para quedarme ante sus páginas abiertas como un
hombre primitivo enmudecido frente a su tótem (Apollinaire). Escritura en el
límite del enigma, sea, demasiados años de esfuerzo de escritura para ser un
texto inútil y por completo gratuito, más de 70.000 notas acumuladas, obra más
divertida de escribir que de leer… libro de culto… ¿Legible? A la pasa espero
la llegada de los listos.
__
De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 29/11/2016
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