Lecturas de
tarde. Cendrars, en el prólogo a ese guión cinematográfico, se pregunta a dónde
habrían ido a parar los manuscritos de las memorias del chevalier de Seingalt,
que él había comenzado a publicar en la mítica La Sirène, después de los
bombardeos de la R.A.F. sobre Alemania. Pierre Berger, al hablar de su amigo
Robert Desnos, solo apunta que todos los poemas escritos por Robert Le Diable
en cautividad, salvo el último, se perdieron en los caminos de la deportación,
entre campo y campo de concentración. Cendrars había perdido a su hijo Rémy,
aviador, en combate, y libros y manuscritos, expoliados por los «alemanes de
Hitler», como precisaba Desnos en su gran poema «Le veilleur du
Pont-au-Change», en el que saluda a esos aviones que poco antes de su detención
por la Gestapo llegaban en la noche... algo más que «Literatura, amigo
Thompson».
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De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 09/06/2016
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