Friday, April 30, 2010

La genealogía ilustre de un poeta trascendente


La cuestión. ¿Qué papel cumplieron en el Río de la Plata los antepasados
de Julio Herrera y Reissig? La respuesta / La mejor de las fieras humanas

Esta exhaustiva biografía de Julio Herrera y Reissig escrita por Aldo Mazzuccheli es fundamental y está muy bien escrita. La mejor de las fieras humanas (Taurus, 480 pesos) es el producto de una investigación que se revela completa y que no sólo repasa la vida del poeta sino también sus orígenes y el Uruguay que le tocó vivir. Profesor en la prestigiosa universidad de Brown, periodista y poeta Mazzuccheli ya se había dedicado al tema en un trabajo sobre el Tratado de la Imbecilidad del país de Herrera y Reissig con el que se doctoró en Stanford.

La historia de un hombre comienza mucho antes de que este nazca, en las palabras aprendidas o heredadas con las que se ve situado a hacer algo. En el caso de Julio Herrera y Reissig, las palabras familiares e íntimas vienen de antemano mezcladas con las palabras de la comunidad en la que nació, porque sus antepasados -un número anormalmente grande de ellos cualquier estándar concebible- fueron personalidades de la más importante figuración política en la región. Sin una conciencia de tal genealogía, la vida de este hombre no alcanzaría la dimensión, ni el poder, ni la callada dosis de tragedia que tiene. El punto de inflexión en la larga genealogía familiar es quizás el momento, justo al entrar el siglo XIX, en que el bisabuelo paterno del poeta, Nicolás Herrera, se casa con una mujer excepcional de la que aún no hay biografía ni justa noticia, Consolación Obes. Pues hay que decir que, en materia estricta de genes, y sin hacer de esta historia asunto meramente biológico, lo que claramente hace una diferencia en toda esta saga familiar parecen ser siete hermanas de apellido Obes. Esas hermanas Obes, dicho sin sombra de exageración, parieron o hicieron de abuelas o bisabuelas de
una porción apreciable del siglo XIX en el Río de la Plata. Tenían un hermano, Lucas José. Venidas de familia establecida de muy antiguo en Las Palmas -igual que los Herrera, también de aquellas Islas Afortunadas, luego conocidas como Islas Canarias- sin esas siete hermanas no habría habido batalla de Caseros, ni habría caído Rosas en el año cincuenta y dos; no habría habido Teatro Solís en Montevideo ni diario El Siglo; ni voto secreto y obligatorio en 1912 en la Argentina; ni Julio Herrera y Obes, ni Los éxtasis de la montaña, ni La Nueva Troya de Alejandro Dumas (h), ni El león ciego, ni los maravillosos retratos en que aparece, una y otra vez, Manuela Nébel, ni los turbulentos años sesenta del siglo XIX en Uruguay habrían tenido el aspecto que tuvieron. La enumeración es arbitraria, pero ni por un momento fantasiosa. Revisémosla brevemente. La batalla de Caseros, a consecuencia de la cual cae Juan Manuel de Rosas, es ganada por un ejército que es fruto de una alianza para la que Manuel Herrera y Obes, hijo de Nicolás y Consolación, juega un rol diplomático decisivo; el diario El Siglo no
solo es órgano de difusión de los Ramírez o los Herrera y Obes, sino que es administrado por Cayetano Alvarez y Obes, y es en su momento inicial propiedad de Miguel Álvarez -y tanto los Ramírez como los Álvarez son descendientes de Pascuala Obes y Julián Álvarez-; el Teatro Solís es una iniciativa en la que Manuel Herrera y Obes es fundamental; es, además -aunque aquí el parentesco es político- realizado por una comisión en la que el elemento decisivo es Juan Miguel Martínez, cuñado del mismo Manuel Herrera y Obes; el voto secreto en Argentina está directamente ligado a Roque Sáenz Peña, el presidente que hizo aprobar la ley n° 8871, de reforma del sistema electoral bajo su mandato, el 10 de febrero de 1912. Era hijo del doctor Luis Sáenz Peña y de doña Cipriana Bonavía Obes; la novela de Dumas surge a partir de los relatos de Melchor Pacheco y Obes, hijo de Jorge Pacheco y Dionisia Obes, este enviado a París por el gobierno de la Defensa de Montevideo; El león ciego es la obra de teatro más famosa de Herrerita, el primo de Herrera y Reissig, bisnieto pues de Consolación Obes; y los retratos que toman como modelo a Manuela Nebel son los de Carlos María Herrera, artista de primera magnitud del Novecientos montevideano, también primo del poeta; finalmente Jorge Pacheco Areco desciende por línea directa de los ya mencionados Jorge Pacheco y Dionisia Obes. Y conste que en esta arbitraria enumeración se refieren unas pocas entra las muchísimas consecuencia directas de los gozos y las sombras y los partos de estas siete señoras.

FAMILIA PATRICIA
Julio Herrera y Reissig era, además, hijo del doctor Manuel Herrera y
Obes y sobrino del ex presidente Julio Herrera y Obes. Murió a los 35
años.

Publicado en El País/Montevideo-Uruguay

Imagen: Julio Herrera y Reissig

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