Sunday, November 1, 2020

Tragedia y oxímoron boliviano


MAURIZIO BAGATIN

La literatura es una caja de herramientas, entre utensilios que nunca deben faltar, el martillo, el alicate, la llave inglesa, un desarmador, hay cachivaches, clavos, tornillos, empaquetaduras, que algún día tal vez servirán, hay un Victorinox, con la lima de Rousseau, la lupa oenegenista, el sacacorchos new age de los viajeros trasnochados…

Live dead de los Grateful Dead, para entrar en sintonía con el oxímoron boliviano, vida y muerte en sintonía con el léxico familiar de un fracaso único: la revolución democrática, en un proceso de cambio que nunca fue, que jamás será, empezamos con Ollantay, un drama a buen fin que ni Hollywood nos ofrece hoy día…

Aquí vive la tragedia en el acuchillador viento de la puna, en el bullicio de las ciudades al borde del colapso demográfico, en el bochorno de la selva. Hay una tragedia en los incendios, en la falta de agua, en el poder que nunca respeta al otro, hay una tragedia en lo parmenídeo ser boliviano; en las montañas míticas, el Thunupa, el Illimani, el Sajama, en la selva profunda y en el jaguar, en el caimán y en el valle fértil, las terrazas cultivadas a papas y coca.

El Mariscal Sucre que avisaba en su última carta a Bolívar, la del 25 de mayo del 1830… Dios bien sabe cuánto hemos luchado por la libertad de todas estas tierras y cuán mal nos han pagado. Sé que al alejarme no me guía ningún síntoma de cobardía y de traición, sólo el gran amor y cariño a mi esposa e hija… y luego ¡la traición!

Es El círculo de Oscar Cerruto, lo más kafkiano entre nuestros escritores, y Tirinea en su imaginario clandestino, es también el Chaupi p’unchaypi tutayarka del desarraigado Medinaceli, El dictador suicida y El presidente colgado, cabeza bifronte de Jano, nuestras tragedias y nuestro oxímoron… 

La tragedia griega son las culpas de los padres, pagadas por los hijos; siempre habrá una poesía dictada por la violencia, siempre perderemos si no aceptamos lo que somos; el Mito penetra nuestras cotidianeidades, un día es el Caballo de Troya - o las elecciones, dicen, democráticas - otro día el mito de la caverna de Platón - o el día después a todos los días - siempre habrá esta contradicción: “Separado se escribe todo junto y todo junto se escribe separado”.

31 octubre 2020    

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Imagen: Alfred Kubin    

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