DANIEL MOCHER
Tania vuela
a Rusia para resolver unos asuntos familiares ineludibles. Le pedimos que tenga
cuidado, bromeamos para destensar un poco los nervios, te tratarán como a una
espía, los del FSB. Sometida a interrogatorios extenuantes nuestra Mata Hari
ucraniana y sexagenaria será enviada a la prisión de Butyrka o a la Siberia más
gélida en un pasaje arduo y lento como las cadenas de un tanque sobre la
tundra, nuestra inocente Tania atrapada, y además sin retorno posible.
Fabulaciones. Risas para ahuyentar el miedo, recurso muy humano, abrazos y
besos, cariño sincero en la despedida. No sabe cuándo estará de regreso. Le
digo que si puede nos traiga unas matrioshkas, símbolo de maternidad,
fertilidad y unión familiar. Pienso en pedirle también un gorro de trampero ruso
pero me contengo a duras penas.
Mientras
Tania va rumbo a Moscú, acuden hacia mí, en esta tarde ociosa de chimenea y
relajo, viejas historias eslavas al galope como una caballería cosaca cruzando
la estepa hacia el pillaje en aldeas débiles y remotas. Incendios azotando las
sombras. Me sacude la muerte de Pushkin en un duelo de honor y poco después la
de Lérmontov en las mismas circunstancias. Isaac Bábel fusilado por orden de
Stalin, tras el fallecimiento de su protector, el intocable Maksim Gorki. Osip
Mandelstam y tantos otros, asesinados, cuánto talento destruido. Eran tiempos
de violencias rápidas, explícitas, descubiertas, de un salvajismo que no era
preciso ocultar. Hoy tal vez ignoramos, felices o un poco estúpidos, que en el
mundo actual tenemos una trama de violencia parecida, intuimos alguna similitud
que nos parece más lenta, menos brutal, reptiliana, encubierta, cobarde y
diplomática, refinada y cargada de sofisticación, siempre lejana, a nosotros no
puede pasarnos, hasta que se nos cae encima con todo el equipo, aplastándonos,
una violencia idéntica a todas, y ahora, además, también se asesina en vida,
por si fuera poco, sin derramar una gota de sangre, con mayor ensañamiento y
crueldad si cabe. Un asco superlativo sin salida aparente. Soñaremos con algo
mejor, pero otro día.
Sombras de
otros tiempos desfilan por la mesa entre tazas de café y copas variadas. La
lucha despiadada del viejo mundo de los zares y el nuevo mundo proletario, lo
pronto que las ideas se pudren como manzanas cuando son tocadas por la mano del
hombre, anarquistas insurgentes, como Néstor Majnó, ganándose a pulso la
persecución, el exilio y la muerte por tuberculosis junto al Sena, bolcheviques
contra mencheviques, todo bien mezclado, los tiempos y los espacios, Iliá
Ehrenburg hablando en sus memorias de pogromos salvajes, de una antigua Zona de
Asentamiento creada por Catalina la Grande, a petición de los celosos
comerciantes moscovitas que no querían competencia, en donde los judíos tenían
permitido residir, se ordenó la prohibición de la enseñanza del idioma ruso en
sus escuelas y además la injusticia de los numerus clausus que
tenían que soportar en las universidades. El odio tan actual que siempre se
repite. Las montañas se doblan ante tamaña pena y el gigantesco río
queda inerte, que decía la Ajmátova.
También
aparecen en el salón los 304 años de reinado de la dinastía Románov que
terminan con Nicolás II y su familia fusilados por los bolcheviques en
Ekaterimburgo, sus cuerpos, mutilados, empapados en ácido y quemados, son
escondidos en dos fosas que se descubren en 1991 y en 2007. La sangre del duque
de Edimburgo, sobrino nieto de la zarina Alejandra, fue necesaria para,
mediante análisis de ADN, llegar a la conclusión de que ningún miembro de la
familia había sobrevivido. Las leyendas y especulaciones sobre una posible
huida de Anastasia se desvanecieron en el río revuelto de la historia junto a
la falsa palabra de todas aquellas mujeres que alguna vez juraron ser ella
buscando notoriedad y fortuna.
He pasado
horas de fiebre y obsesiones, agitado, sin moverme de la silla, creando túneles
y comunicaciones entre libros y personajes, épocas decisivas, en un período tan
cruel, convulso y sanguinario como el presente que nos ha tocado vivir. La
historia es cíclica y a veces calcada hasta el terror como dos gotas de
cianuro. Así me he entretenido hoy, acariciando un gato de Angora que me
muerde. Tania no habrá llegado todavía al Óblast de Kursk, hace frío y es de
noche, communication breakdown, solo quedan cenizas y pavesas en la
chimenea, voy a encender con ellas un nuevo fuego que me lleve a Lublin junto a
Isaac Bashevis Singer tras los pasos de un mago singular o con Claudio
Ferrufino hacia el oriente, a Tashkent, en busca de sangre fresca sobre
la nieve. Sangre de fantasmas.
Imagen:
Matrioshkas.
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De LOS
PROPIOS PASOS, blog del autor, 09/12/2023
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