Sunday, January 22, 2012

La otra mitad de Borges


Criticada y polémica, María Kodama, viuda y heredera de Jorge Luis Borges, habla de su relación con el autor y anuncia que escribirá un libro sobre quienes la han "difamado".

GABRIELA VAZ | BUENOS AIRES

Como en un cuento, el motivo del cruce fue casi icónico. Él salía de una librería ubicada en la calle Florida. Ella entraba y casi se lo lleva por delante. Al levantar la mirada y reconocerlo, sólo atinó a decir "hola".

- Hola - contestó él.

- Yo lo escuché una vez, cuando era chica - continuó ella.

Él se rió. Casi ciego, no la podía ver con nitidez, pero la voz adolescente le indicaba que ese cuando no podía ser muy lejano; en efecto, ella tenía 16 años.

- ¿Usted trabaja?

- No, estoy en el colegio.

- Ah, ¿no quiere que estudiemos anglosajón?

- Sí... Bueno, no sé qué es eso.

- Es inglés antiguo.

- ¡Shakespeare!

-No, mucho más antiguo, del siglo IX.

- Ah, pero debe ser muy difícil.

-Yo tampoco lo sé. Podemos aprender juntos.

Si se escribiera un guión del primer diálogo entre Jorge Luis Borges y María Kodama, podría parecerse a este. "Y me dije: ¡Este señor es genial! Así empezamos a juntarnos en distintas confiterías que ya habrán dejado de existir, por ejemplo en La Fragata, que estaba en Corrientes y San Martín. También en una de la esquina de la casa de él. Nos íbamos encontrando los fines de semana en distintos lugares. Él venía con libros, diccionarios y la pasábamos bomba", recuerda ella de aquellos primeros acercamientos con el que luego sería su maestro, su mentor, su compañero, su marido y el motor diario de su vida aún 25 años después de muerto.

No conocemos el año exacto de aquel episodio porque Kodama no revela su edad. Ni su lugar de nacimiento, ni detalles sobre su familia, ni ningún otro dato personal. Si se la busca en Internet, hay mucha información contradictoria. Que nació en 1937, que en 1941, que en 1945. Que su padre japonés era químico, que era fotógrafo. Que sus padres se llevaban nueve años de diferencia, que en realidad eran 30. Algunas notas periodísticas incluso señalan que es uruguaya.

Ella escucha atenta estas observaciones, alza las cejas y contesta entre la resignación y la firmeza. "Cualquier cosa inventan. No voy a decir nada porque es mi vida. Yo no soy una persona pública; Borges era una persona pública".

- Pero, ¿nació en Montevideo?

- (Apenas levanta los hombros) Cuando yo escriba, sabrás si es Montevideo, Pakistán o dónde. No todos los periodistas, pero la mayoría distorsionan todo.

Más adelante, se explaya: "¿Tiene alguna importancia saber eso de alguien: dónde nació, cuándo, qué hacían sus padres? No tiene. Qué hizo esa persona, eso es lo que importa, lo que queda".

Kodama es de contextura menuda y gestos delicados. Aunque sobre muchos temas se expide con dureza, su registro de voz es amable y ríe con facilidad. En la entrevista, a la que llega puntualísima en un café porteño, se vuelve recurrente el tema de su relación con la prensa, así como las acusaciones, adjetivos e intenciones que se le han adjudicado por parte de personas allegadas o no al célebre escritor argentino, desde que éste murió en 1986. "Habrás leído todas las cosas que han dicho sobre mí, inventadas, falsas, muy perversas. Yo estoy para difundir su obra más de lo que ya lo estaba en vida de él, para mantener viva su presencia. Es un trabajo que me lleva la vida y es muy mal reconocido por la prensa, que se deja llevar por un grupo de personas totalmente tristísimas porque no tienen vida propia, que se ocupan de vivir a costa de hablar mal de mí. Y me cansé de todo eso. Tengo derecho a cansarme después de 25 años".

Heredera universal de los bienes y derechos de autor del escritor (algo que Borges había dejado estipulado años antes de casarse), ha cosechado enemistades a costa de juicios contra biógrafos y editoriales. Su calvario, según ha relatado infinidad de veces, comenzó con el fallecimiento de su marido, dos meses después de contraer matrimonio, aunque ya entonces la prensa se escandalizó por la unión entre dos personas que tenían una diferencia de edad cercana a los 40 años. Se le recrimina que mantenga los restos del escritor en Ginebra (Suiza), donde murió, en lugar de llevarlos a Buenos Aires, pero ella asegura que esa era su voluntad.

Públicos fueron sus enfrentamientos con Epifanía Uveda, más conocida como "Fanny", mucama de la familia Borges por décadas -en el correr de la entrevista asegura que de lo único que se arrepiente en su vida es de, en un momento, "haber asumido" su "defensa, para que no la echara" y la describe como "un monstruo"-, y con Adolfo Bioy Casares, amigo del escritor durante décadas, a quien no le perdona las infidencias cometidas en un libro. Lo define como "el Salieri de Borges" y dice con énfasis: "Era la envidia; él le debe su carrera y su nombre a Borges y lo que hizo me parece la peor de las cosas que un ser humano puede hacer a un amigo: es la traición".

Pero lo único irrefutablemente cierto es que el escritor argentino más prestigioso e indiscutido por la crítica internacional la eligió a ella. Y ella lo sigue eligiendo a él. Hoy, Kodama dirige la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y dedica todas las horas de su día al hombre que todavía la acompaña.

Su vida es la literatura. Se describe apolítica y cuenta que ni siquiera tiene televisión (tentaciones lejos; "No soy más fuerte que el resto del mundo", alega). Una perla de su personalidad: comenzó a fumar ("muy poco") desde que se prohibió hacerlo en espacios públicos cerrados, justamente a raíz de la restricción. "Es un principio de vida. ¿Para qué sirve la prohibición? Para nada. Hay que enseñar", dice.

DIOS DETRÁS DE DIOS.

-¿Cuándo comenzó la relación amorosa entre ambos? ¿Sobre los últimos años?

-Los últimos no. Para algunos, la relación se inició post mórten (se ríe). Yo he leído cada cosas, alucinantes. No fue en los últimos años, claro que no.

-Ha descrito la relación como "compleja". ¿Fue un vínculo difícil de entender para los demás?

-Era compleja en el sentido de una persona genial, que no es una persona común. No es una relación en la que puedes hablar de que llueve, tengo hambre o qué vamos a comer. Eso no existía. La relación, y la conversación, era continuamente intelectual. ¿Te das cuenta?

-¿Todo el tiempo?

-Pero no es una cosa terrible. Para mí era normal. Los otros lo viven así, como ¿en serio, todo el tiempo? Para mí, no. Yo adoraba eso. Vivía en un aprendizaje.

-¿Por qué cree que a Borges le gustaba estar con usted?

-Habría que preguntárselo a él (se ríe). Él decía que porque yo le recordaba a su abuela inglesa. Yo tenía el mismo placer ante la vida, la misma alegría. Y la misma capacidad de asombro.

-¿Por qué cosas discutían?

-No discutíamos. Era muy difícil discutir con Borges. No era un hombre belicoso. Además, yo pensaba en la mayor parte de las cosas como él. Coincidíamos porque, como él decía a veces, mi padre me había educado para él. Por la forma de ser. Nunca molestar al otro con preguntas que no te gustaría que te hicieran a vos, nunca invadir la vida del otro, respetar su privacidad.

-Elsa Astete, la primera esposa de Borges, dijo que no fue feliz a su lado y lo describió como "introvertido, callado, poco cariñoso, etéreo, impredecible". Opinó que "no vivía en un mundo real".

-Yo la conocí y la defendí siempre mucho porque me daba cuenta de una cosa: ella lo quería. A su modo, que era el modo normal de una señora normal, que quiere que llegue su marido del trabajo, charle y se siente a mirar televisión con ella. ¿Comprendes? La vida normal. No era una bruja, como dicen. Nada de eso. Su modo de quererlo era un modo normal, común. En cambio, él no podía llevar esa vida. Jamás podía sentarse frente al televisor y mirar el programa de Tinelli de la época, por
ejemplo, que a lo mejor es divertido y fascina a todo el mundo o es muy respetable, pero a él no le interesaba.

-Ha dicho que no cree en el matrimonio, ¿por qué aceptó casarse? ¿Fue algo simbólico?

-Yo no creo en el matrimonio. A mí me asombra que una persona joven como vos me lo pregunte. Actualmente ves que todos viven en pareja. No entiendo por qué toda esa cosa de por qué te casaste o no te casaste. Me divierte mucho en el fondo. Para mí el matrimonio debería de ser al final de una vida. Como terminar 30 materias y que te den el título. Para mí el matrimonio tiene que ser eso. Porque lo que ha hecho la prensa es un acoso. ¡Me miras como si estuvieras en otro planeta!

-No, entiendo. Creo que el matrimonio es un contrato que resuelve temas legales y financieros. Pero para ustedes tampoco venía por ahí porque eso ya estaba resuelto. Por eso le pregunto si tenía una carga más simbólica.

-Él quería. Para él, partir feliz era eso, como un caballero victoriano. Pasa que, como caballero victoriano, él decía que querer a alguien era casarse con alguien. Ser feliz era casarse conmigo.

-¿Escribirá un libro sobre su relación con Borges?

-No sé si sobre nosotros. Voy a escribir un libro aclarando todo y dando las biografías reales de todos los individuos que me han acosado durante 25 años. Va a ser muy divertido para mí.

-¿Y la historia de ustedes?

-No, eso es distinto. Para empezar, quiero dejar claras todas estas cosas, con toda esta gente deleznable, uno por uno. Están todos vivos, claro. Yo no hago libros después que mueran. No soy cobarde.

-Ha dicho que no tiene instinto maternal, pero ¿nunca se arrepiente de no haber sido madre?

-No, no. Siempre digo que, si como Borges decía, uno vuelve, se reencarna, que según él es lo más lógico, voto por ser mujer y por no tener hijos de nuevo. Un hijo es una hipoteca de por vida. Borges decía que yo era la primera prisionera de la libertad, porque para ser libre cortaba no importa qué, todo. Y decía que esa era una forma de prisión. Yo le contestaba: "Tiene usted toda la razón, pero esa es la única que psicológicamente yo soporto". Con esa lógica cartesiana, imposible continuar la discusión.

-Hace 25 años que dedica su vida por entero a otra persona. ¿Nunca le resulta agotador?

-Ah, pero yo lo amo. Si amas a alguien esa es tu vida. Es la mitad de mi alma.

-Pero eso nunca le permitió rehacer su vida con otra persona.

-Pero si vos tenés… no sé, ¿cuál es el brillante más importante del mundo? La Peregrina… Cuando los dioses te han dado eso en tu vida, ¿qué vas a hacer? Ya está. Yo no puedo arruinar eso. No quiero.

Publicado en El País, Montevideo, Uruguay, 2012

Imagen: Autorretrato de Jorge Luis Borges

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