Monday, August 30, 2010

Encuentran nuevas poblaciones de dos especies de aves en peligro de extinción


Yáscara Rivera

Biodiversidad: El cachudito pechicenizo y la remolinera real están incluidos en la “lista roja” de la UICN y en el Libro Rojo de los Vertebrados de Bolivia. Los pajaritos fueron hallados en bosques de queñuas de los Yungas.

Nuevas poblaciones de dos aves en peligro de extinción fueron halladas en julio. Se trata del cachudito pechicenizo (Anairetes alpinus) y la remolinera real (Cinclodes aricomae) que habitan los queñuales (árboles ornamentales) ubicados en los páramos de los Yungas, cerca de la Cordillera Real.

Ambas especies están incluidas en la “lista roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en el Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia.

La cantidad existente de ambos grupos de aves es actualmente reducida. Se presume que en el mundo sólo hay unos 1.000 individuos del cachudito pechicenizo y 250 parejas de la remolinera real, según la bióloga Isabel Gómez, quien participa en el proyecto Conservación de las Aves de los Bosques de Queñua, impulsado por el Museo Nacional de Historia Natural, el Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y la Asociación Civil Armonía.

Gómez explicó que después de un estudio realizado durante nueve años (2001 a 2010), por los investigadores Kazuya Naoki, Arely Parabral y ella, se determinó la existencia de entre 150 y 250 individuos del cachudito pechicenizo y 50 a 100 ejemplares de la remolinera real.

La especialista destacó que una de las principales características de estas aves es que habitan sólo en bosques de queñua, que se encuentran en Bolivia y Perú, a una altura de entre 3.700 y 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Las nuevas poblaciones de aves descubiertas por los investigadores están ubicadas en las cordilleras de Apolobamba y de La Paz, incluyendo las áreas protegidas de Cotapata, Apolobamba y Madidi. Algunas regiones donde se las puede hallar son cercanas a las localidades de Pongo, el valle de Zongo y Pelechuco.

Gómez recordó que anteriormente se hicieron algunos estudios en Bolivia de ambas especies. Por ejemplo, la remolinera real fue observada por primera vez en 1876, y el cachudito pechicenizo en 1935, ambas en una localidad cercana a los Yungas paceños.

De acuerdo con los estudios de esa época, las dos especies estaban consideradas extintas, hasta que fueron redescubiertas posteriormente por otros investigadores: el cachudito pechicenizo, en el año 1993, y la remolinera real, en 2000.

“Se conocía la existencia de algunos ejemplares; sin embargo, en ese momento se desconocía su estado de conservación, su biología y su ubicación exacta”.

Ésta fue una de las motivaciones para que en 2001 este grupo de investigadores inicie el estudio para conocer la distribución y el estado de estas poblaciones en Bolivia. El proyecto se realizó con el apoyo de Conservación Internacional.

El estudio se inició con un rastreo satelital para mapear la distribución de los bosques de queñua. Para esto se usaron sistemas de información geográficos.

Posteriormente —continúa la experta—, se hizo el trabajo de campo con búsquedas “intensivas” en cada bosque, para determinar las poblaciones de aves. También se realizó un censo y se midió el bosque para calcular su tamaño.

El análisis satelital mostró la existencia de 61 bosques semihúmedos de queñua, en 55 de los cuales se halló a las aves. Se observó la presencia de individuos del cachudito pechicenizo en 31 bosques y ejemplares de la remolinera real, en 14.

La investigación puso en evidencia que existe un incremento en la cantidad de estos pájaros en las zonas antes citadas. Sin embargo, el tamaño de las poblaciones es pequeño, y éstas están fragmentadas entre los bosques de queñuales. Cabe mencionar, además, que estos lugares son de difícil acceso para los investigadores.

Sobre lo último, en criterio de la bióloga, es de gran preocupación la paulatina depredación de los bosques de queñua, único hábitat del cachudito pechicenizo y de la remolinera real, debido a la extracción de leña para el uso doméstico.

Conservación de los queñuales

Una vez detectadas las poblaciones de cachudito pechicenizo y de la remolinera real, se inició el trabajo de conservación de estas aves y de su hábitat, que son los bosques de queñua, según la investigadora Isabel Gómez.

“Los bosques semihúmedos de queñua (Polylepis pepei) son prioritarios y es necesario conservarlos. Estos bosques albergan poblaciones importantes de especies de otras aves amenazadas”.

Los queñuales son bosques que están distribuidos en los Andes, en laderas, cañones o terrenos escarpados y rocosos, que cumplen una función ecológica, incluyendo el control de la erosión, la regulación climática e hídrica.

En este marco, la especialista considera que es prioritario disminuir el impacto de las actividades humanas que los dañan, las que deben contar con la participación de las comunidades locales o próximas a los queñuales.

Entre las principales amenazas que afectan a los bosques de queñua, están la extracción de madera para leña, carbón y material de construcción, y la conversión en tierras agrícolas.

De esta manera, ya se emprendieron acciones para contrarrestar estos peligros, por ejemplo, el fomento al uso de cocinas “energéticamente eficientes”, cuya principal característica es la menor utilización de leña. A esto se suma la forestación de zonas cercanas a las comunidades con especies alternativas para que sean utilizadas como fuente de leña, campañas de reforestación de los bosques nativos y talleres de sensibilización y educación.

Imagen 1: Yungas: el perfil del cachudito pechicenizo
Imagen 2: Remolinera real, Perú

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