Saturday, December 12, 2015

El populismo y sus últimas pataletas

JOSÉ CRESPO ARTEAGA

Extraordinaria: te vamos a extrañar Cristina” fue sólo cosa de dos. Parece que había corrido el rumor de que la viuda se sentía más sola que nunca en su palacete rosado y mucho más después de gemir a los cuatro vientos que el pérfido Macri la había maltratado por teléfono por el asunto de la transmisión de mando. Ella toda generosa y sensible hasta se había preocupado de ordenar que plantaran flores amarillas (el color de los macristas) en los jardines de la residencia de Olivos como gesto de bienvenida al nuevo inquilino. Pero el caballo ganador no había estado preparado para trotes elegantes sino que quería entrar como el caballo de Atila, pisoteando todo a su paso. 

Enterado de todo ello, el emperador de las 36 naciones partió raudo al rescate de la dama mancillada en su honor, tal como se lo vio este miércoles bien pegado a su lado, mientras la arrugada reina patagónica explicaba a sus acólitos y simpatizantes que había llegado el momento de la despedida. Como Su Excelencia no tenía nada que hacer en Bolivia (otros dicen que se largó, como siempre, para escapar del escándalo del Fondo Indígena que sigue supurando pus por todas partes), se hizo invitar a la inauguración del busto del finado Néstor Kirchner, ya que le encanta romper cantaritos y cortar cintas cuando se estrenan coliseos o mingitorios dentro de sus revolucionarias labores de estadista, que han trascendido fuera de las fronteras a tal punto que Cristina lo llamó urgentemente para que le ayudara a levantar el trapo que cubría la flamante estatuilla depositada en el ilustre “salón de los hombres justos”, justamente porque el tuerto Kirchner había sido muy justo en señalar el camino de cómo incrementar al menos ocho veces el patrimonio familiar desde que eran un pobretones gobernadores de provincia.

O tal vez son los extraordinarios rendimientos de su faceta de “abogada exitosa” que gusta recalcar la señora en su palmarés personal. Como sea, inmortalizar a su marido fue el último acto como jefe de gobierno, mientras sus cortesanos propalaban la infausta noticia de que el opositor Macri, coludido con fiscales y jueces, estaba efectuando un mini “golpe de estado” en su afán de sentirse presidente desde las cero horas del jueves 10 de diciembre y no desde las 12: 00 de ese mismo día que la presidente saliente pensaba trasmitir el bastón de mando. Entretanto, de acuerdo a fuentes kirchneristas se temía que el caos se apoderara del país en ese lapso, ya que no habría presidente alguno. Pudieron llamar a la AFA para que presidiera el país futbolero pero coincidentemente también se encontraba en medio del escándalo de su propia sucesión. Pero sin duda, doña Cristina se ha ganado un lugar en la historia al contagiar su histeria al siempre flemático Macri, en la pulseta infantil que ambos sostuvieron estos días por el lugar en que se debía efectuar el traspaso de poder. Como al parecer hay un vacío legal sobre estos menesteres, se sugiere que para la próxima vez se tome el juramento presidencial al pie del Obelisco para que quepan hasta las hinchadas de Boca y River. Y todos contentos. Che, qué desconsideración con las delegaciones extranjeras que hasta último momento no sabían a dónde debían enviar a sus representantes. Lo sufrió el rey de España como lo sufrió el emperador plurinacional. Auténtica América Latina del disparate.

Como los estertores de la aventura populista ya han comenzado por Argentina, hay fuertes signos de que el resto de regímenes va a correr la misma suerte. Se viene claramente un efecto dominó en toda la región. Maduro ha sufrido una humillante derrota en las recientes elecciones legislativas y no se sabe a ciencia cierta con qué triquiñuelas querrá aferrarse hasta el último día de su mandato; quizá saldrá con los pies por delante o en calidad de momia descompuesta como el comandante supremo. Dilma Rousseff, con la popularidad por los suelos se aferra al último trazo de legitimidad que le queda luego del pavoroso escándalo de corrupción en Petrobras y afronta el riesgo de ser destituida por vía constitucional; con ella muere el lulismo y entierra la opción de retorno del patriarca Lula. En Ecuador, el cacique Correa recula en sus intenciones de perpetuarse porque habrá olido que se viene la resaca económica y querrá hurtar el bulto hasta nuevo aviso; en el ínterin quiere asegurarse de dejar el terreno preparado para su vuelta pero las condiciones podrían cambiar irremediablemente.

Aseguran que Evo Morales es la excepción, que sus dotes de eximio estadista han blindado al país contra los embates de la crisis regional,  afirman sus áulicos y propagandistas. Y sacan a colación argumentos como la estabilidad política y monetaria, la industrialización y la modernización del país, el crecimiento nunca visto de la economía y demás etcéteras que nos están conduciendo por el camino del primer mundo, capitaneados, cómo no, por el insuperable liderazgo de S. E., que de no ser reelegido otra vez el país corre el riesgo de sumergirse en las tinieblas, en la larga noche neoliberal. Que si retorna la derecha será peor que el Armagedón, es la punta de lanza de la campaña del miedo que está emprendiendo el régimen masista.


Precisamente esa campaña a toda máquina, denota el nerviosismo de los jerarcas que ven con preocupación el ejemplo argentino y venezolano, atribuyéndole al imperialismo norteamericano como gestor de la “oleada contrarrevolucionaria” que amenaza con acabar con estas bellas revoluciones de verde esperanza. “O se profundiza los procesos desde los procesos o retornará la derecha cavernaria” resaltó categórico ayer no más el vicepresidente Linera, uno de los principales teóricos del marxismo-cantinflismo (que estuvo de boga especialmente en Venezuela según un columnista de aquel país), luego de haberse reunido con su camarilla de dirigentes de los movimientos sociales para “reflexionar profundamente” y no cometer los mismos errores, dicen. A pesar de las bienaventuranzas que nos cantan en televisión, a pesar de que la popularidad de S.E. permanece casi intacta (su halo de divinidad que le protege de los escándalos de corrupción); sin embargo, las recientes encuestas muestran que la población está mayoritariamente en contra de la reelección y el porcentaje de indecisos es muy bajo, lo cual no augura que la tendencia se vaya a revertir. Definitivamente, soplan vientos de cambio en el continente y el referendo de febrero pondría la puntilla para el masismo en sus abyectas aspiraciones de atornillarse al poder. A menos que el tribunal electoral haga otra vez de las suyas como nos tiene acostumbrados, aún con nuevos actores.

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De EL PERRO ROJO, blog del autor, 11/12/2015

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