AMAIA TORRES
En 1956 se
publicó la correspondencia que mantuvieron Virginia Woolf y Lytton Strachey
durante 25 años, interrumpida por la muerte de él. Buena parte de los textos
fueron censurados por el marido de ella y el hermano de él, para no herir
sensibilidades. Ahora, podemos leer en español por primera vez las cartas
íntegras y otras inéditas descubiertas en años recientes. Una joya de la
literatura. Un duelo literario de primera categoría entre dos genios que
reflexionan sobre literatura, la sociedad y la vida cotidiana.
Virginia
Woolf (1882-1941)
fue una de las renovadoras de la literatura moderna que encarnó como nadie la
conciencia femenina. Una de las voces más destacadas del siglo XX y colocada en
el mismo pedestal que James Joyce o Thomas Mann. Lytton Strachey (1880-1932)
fue el gran innovador de la biografía. Llevó a cabo una nueva manera de
escribir el género destacando la personalidad del personaje y diseccionando las
costumbres victorianas. Su obra maestra y la más representativa en este género
fue La reina victoria (Queen Victoria, 1921).
La relación
entre Virginia y Lytton comenzó en casa de ella, centro de reunión del Círculo
de Bloomsbury al que ambos pertenecían. Un conocido grupo de los más brillantes
intelectuales británicos de la época. Intelectuales de diferentes disciplinas
pero pertenecientes a los mismos círculos y clase social, que se caracterizaban
por la crítica a la moral victoriana. Precisamente, el tema y los comentarios
en muchas de las cartas que intercambiaron Lytton y Virginia giran en torno a
la crítica a una sociedad anticuada para sus mentes.
Virginia
Woolf y Strachey sin censura
600
libros desde que te conocí compila las cartas que intercambiaron entre 1908 y 1931, donde
hablan de sentimientos y la vida cotidiana. Lo divino y lo humano. El tiempo y
la literatura. Reflejan opiniones sobre sus propias obras y las ajenas, y
critican con audaz ironía y sarcasmo a sus contemporáneos. Estas misivas
reflejan la amistad y complicidad de dos genios de la literatura, de dos mentes
brillantes. No siempre benévolas pero sí divertidas, que van por delante de su
sociedad, su moral y costumbres.
Si bien
algunas cartas tienen menos interés por sí solas, en su conjunto revelan la
estrecha relación entre ambos escritores, el tono en el que se comunicaban o
sus estados de ánimo. Hastío y tristeza. En otras, sarcasmo o ironía como un
juego de niños. Y espacio para la seriedad y el intercambio de consejos.
La ironía
no esconde una crítica mordaz, que en la primera publicación de estas cartas (Letters,
1956) debió de censurarse. Sus editores Leonard Woolf, marido de Virginia, y
James Strachey, hermano de Lytton, suprimieron nombres e incluso párrafos
enteros para no herir las sensibilidades de personas que aún estaban vivas.
Algunas de sus víctimas fueron nombres de primera línea como
el economista John Maynard Keynes, el también escritor T.S. Eliot, E. M.
Foster, Dora Carrington, Roger Fry, Duncan Grant, Clive Bell o Bertrand
Russell.
Las cartas
de Woolf y Strachey son textos de sumo interés y valor, incluso con la censura.
Aumenta ese valor la versión íntegra, y por primera vez en español, sin tacha
alguna. Incluyendo además cartas inéditas que se descubrieron en años
recientes, y nuevas notas ampliando las originales de sus editores. Un
excelente trabajo de documentación de Jus Ediciones y la traducción de Socorro
Giménez, indagando en la correspondencia completa de Virginia Woolf editada por
Nigel Nicolson y en la de Lytton Strachey editada por Paul Levy. Además de la
edición francesa de estas cartas elaborada por Lionel Leforestier.
600
libros desde que te conocí vuelve a despertar interés por la obra de Virginia Woolf (si es
que en algún momento se disipó) y redescubre a Lytton Strachey a nuevo público.
Un modo de recuperar el legado de estos dos genios a través del género que
tanto idolatraban.
«Las
cartas son el único género realmente satisfactorio». ―Lytton Strachey.
«La vida se desintegraría sin cartas». ―Virginia Woolf.
_____
De
AMANECEMETRÓPOLIS, 26/02/2018
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