Friday, April 15, 2022

CORAZÓN, ¿HUMANO?


ELIANA SUÁREZ 


De boca en boca, sobre los tejados,

rodaba este clamor:

-¡Echadle piedras, eh, sobre la cara;

ha dado el corazón!

Alfonsina Storni

 

Cae el sol como párpado cansado sobre la extensa y llena de sombras pampa húmeda. Todo el horizonte se torna anaranjado, tanto como ninguna paleta humana podría reproducir. Un techo de grises nubes con pinceladas doradas fija la mirada, perdida y casi ausente, hacia un infinito jamás definido.

Eso es lo que somos, indefinición. ¿Cuáles son nuestros límites? ¿Hasta dónde llega nuestro poder? ¿Qué sentido tiene nuestra existencia? Quizá ninguno. O, tal vez, todo cuanto hacemos. Se nos quedaron en el camino las miradas y las risas de la niñez, las únicas y originales, irreproducibles como el atardecer de un otoño cualquiera, en un despliegue obsceno de belleza.

¿Cuál es el centro de nuestro universo? Desde la Antigua Grecia hasta nuestros días hemos especulado al respecto. Sí, especulado porque, ¿dónde reside la verdad última? Guerras, discusiones, enemistades, banalidades… Lista absurda e inútil de eterna búsqueda sin hallazgo. No es que no haya, es que no hemos aprendido a encontrar.

Cae un atardecer casi carmesí y lo ignoramos, ausentes, ahogados en medio de palabras que se pierden en el ruido. Ruido que nos ciega y nos idiotiza. Busca hombre, tu verdad. Sigue caminando, penitente de la infamia.

Ahora el sol se ha ocultado y arde la lágrima en la piel. En días de pasión, patíbulo y redención queremos burlar al destino. Algo dentro nos anima, nos destroza, nos construye y vuelta a iniciar el errático deslizarnos sin pisar la realidad.

¿Acaso es nuestra vida una parodia? Borges nos dirá en “El otro”: Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar. Sábato nos pedirá no resignarnos y hallar un modo de resistir. Denevi, ya lo sabemos, nos tendrá piedad.

Un telón de estrellas pone fin al espectáculo del mundo por hoy. Disco de plata marca un final que será comienzo en apenas unas horas.  ¿Y para qué? Un niño calla y pregunta, ríe y pregunta, calla y vuelve a preguntar y a reír.

Quizá mañana el atardecer se tiña de violetas y de rosas o de blancos, grises y esmeraldas. La luz es generosa en esta pampa mancillada por el egoísmo. Canta el gallo, la mirada acaricia el horizonte. La pregunta oprime la garganta. 

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Fotografía: Mariano Srur

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