Tuesday, November 29, 2022

Curzio Malaparte: Baile en el Kremlin y otras historias


PAULO GARCÍA CONDE

 

Cuando un autor decide bautizarse a sí mismo como Malaparte, por llevar la contraria a Napoleón, podemos esperar sin demasiada cautela que sus escritos y trabajos guarden una estrecha relación con la polémica. Con Curzio solo se trataba de aguardar y contemplar por qué derroteros le apetecería inmiscuirse para comenzar a agitar la pluma y hacer tambalear lo que con sus palabras describía y con su mirada analizaba. Malaparte fue una de esas figuras que en realidad destacan en cualquier época en que vivan (incluida la actual, que cuenta con relevantes personajes que a mayor o menor gloria se hacen todavía hueco en periódicos y papeles en blanco): de militar en las filas fascistas y de mostrar casi adoración por Mussolini, pasó a arrimarse al Partido Comunista. Por supuesto, el trayecto recorrido de un extremo a otro no solo dejó las experiencias y perspectivas singulares propias de una personalidad de esa naturaleza, sino que brindó una obra que, tanto en lo periodístico como en lo literario, dio mucho de qué hablar. Y, lo que es más importante, aportó una visión propia y a la vez concienzuda sobre la guerra, sobre las clases sociales y sobre la esencia misma del ser humano.

Tusquets recupera ahora varios de los textos inéditos en español del autor italiano. Por lo que se nos cuenta, parece ser que la obra inédita del escritor es copiosa, si bien en muchos casos se trata de trabajos inconclusos. Baile en el Kremlin y otras historias recoge varios de esos textos y relatos que no llegaron a su punto y final, pero que aun así tienen mucho que ofrecer. El primero de ellos, y que se lleva el mejor bocado del título, es un retrato extravagante sobre las extravagancias de la alta sociedad marxista que por el año 1929 bullía por Moscú. Las fastuosas veladas donde los nuevos ricos y los advenedizos se cogían del brazo, o los amplios salones de embajada que aguardaban con ansia la entrada de la bailarina del momento, la Semiónova, son el escenario que brinda a Malaparte la ocasión perfecta para hacer un perfecto recorrido por las arterias de la nobleza de una Unión Soviética cuyo derrumbe no tardó en llegar.

 

Se ve en estas líneas a distintos personajes históricos que el periodista y escritor nacido en Prato (lugar al que reserva su hueco en otros relatos del presente libro), maneja a su antojo para brindar a los lectores una visión panorámica, para poner en marcha acciones que podrán traducirse en comentarios sobre la Historia, la que de verdad ocurrió y la que, al fin y al cabo, cuenta. La figura del poeta Maiakovski, a cuyo suicidio asistimos bajo la propia piel de Malaparte; la del político Lunacharski, reconocido por su juicio a Dios por sus crímenes contra la humanidad; la descripción de diferentes madames, esposas de hombres destacados y respetados, enfatizando sus maneras y actitudes en aquellos círculos donde todo era puesto en entredicho con un tono de secretismo y bisbiseo perfectamente ensayados. Todo ello se suma a la causa de esbozar un gran cuadro, un “espejo esperpéntico” como el propio autor refiere, de una haute societé de la que él pudo rodearse, en la que él pudo tomar parte.

Los otros relatos que siguen a este abandonan esa atmósfera soviética para centrarse en sus raíces personales, en la Italia que vivió y que quiso recordar. Se muestra en ellos al Malaparte más novelesco, dando forma a historias con intención de aportar algunas reflexiones de manera subrepticia. Quizá la selección de relatos sea un tanto irregular en su calidad, algo de lo que incluso avisan los propios editores. Son éstos textos que no llegaron a publicarse, pero que tampoco pasaron por la corrección de su autor, siendo este un apartado que tenía en alta consideración dentro de su técnica y proceso creativo. No obstante, el material aportado luce en diferentes aspectos. Algunas de las historias recrean su lugar de nacimiento, la pequeña localidad de Prato, evocándolo con tintes fantásticos y misteriosos. Malaparte apuesta en varios de ellos por personajes jóvenes, que sirvan para esbozar lo que para él era una generación desligada de las anteriores. Un campo de cultivo adecuado para tocar temas como el incesto, el narcisismo, o los dilemas morales que plantea la figura de Cristo.

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De EL IMPARCIAL, 11/11/2016

 

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