Monday, November 28, 2022

nos hemos olvidado el incienso

 


PABLO CEREZAL


Quiero este lugar, me encanta este hueco. 

Pediré al rey que esta maravilla se llame el Bósforo de Almásy.

Ralph Fiennes a Kristin Scott Thomas, en El paciente inglés

 

Se aman los hindúes de canto contra las místicas piedras de los templos de Khajuraho. Se aman en creativo alarde de musculatura sinfónica y grave. Se aman de bies y del revés, con los labios buscando manantial de barro, o incendios, en la planta de los pies. Se aman, al fin, desmedidos de gimnástica bizarra que da bien inmortalizada en grabados, fantasías y tallas. Nosotros, sin embargo, tan poco imaginativos nos amamos, tan absortos en nosotros mismos, diciéndonoslo de frente con la boca cosida para fecundarnos bien dentro ese milagro de cíclope ambidiestro capturado como Alicia cuando cruza los espejos. Nosotros, reservando en barrica de plasma la imaginación, tallándonos poemas en los hombros y en todas las esquinas del cuello, labrando versos en nuestras pupilas cuando acunan océanos y la piel es un y verso constelado de ciervos heridos de flechas que, aunque les cerquen, nunca les aciertan. Siempre tan cercanos cuando entre otros, tan uno cuando nosotros, enredados en la espuma de este amarmarrarse dentilabial y salvaje. 

Dejamos los malabarismos hindúes para las paredes que nos miran. Las gimnasias soviéticas para estas pupilas en que abrevan los músculos henchidos de cafeína. Mis dedos en carne viva tañendo tu platisma y todas las otras guaridas que tu piel escabulló a otras pieles para descubrirlas, regias de voraz relieve, suturadas a la mía. 

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De VISLUMBRES DE EL DORADO, 14/11/2022

Fotografía: Pablo Cerezal

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