No es verdad,
como quieren hacer creer los hinchas de The Strongest y Bolívar, pero también
los de Wilstermann, Oriente Petrolero y Blooming, que el futbol boliviano es
apasionante o de “gran nivel”. Quizás lo sean los clásicos, aunque esos
partidos son más emotivos por los hinchas que por la propia calidad de juego.
El futbol boliviano es generalmente lento, poco fluido. A diferencia de otros
países, como Italia y su “catenaccio”, Holanda y el “futbol total”, Uruguay y
su “garra” o los jugadores alemanes que física y mentalmente son insuperables,
el futbol boliviano varía de acuerdo al
contexto: dentro del país, se juega con 4 defensores, 4 mediocampistas y 2
delanteros, mientras que en Copa Libertadores y Copa Sudamericana, los equipos
tienden mayormente a jugar en un esquema mucho más defensivo, entre 3
defensores, 5 mediocampistas y 2 delanteros o 5 defensores, 3 mediocampistas y
2 delanteros. En resumen, a nivel nacional, el futbol boliviano es trabado
porque centra su juego en un par de mediocampistas (los de más edad y por eso,
los más lentos), mientras que a nivel internacional es defensivo y depende
enormemente de delanteros veloces que son casi por regla, argentinos o
brasileros.
A nivel macro, es
decir, entre Federación Boliviana de Futbol, Liga Profesional de Futbol y
Asociación Nacional de Futbol, el panorama es casi tan polémico como lo
político en Bolivia: han existido demasiados dirigentes corruptos en cada club
e institución y es probable que haya muchos partidos arreglados y árbitros
pagados. En la historia reciente, Carlos Chávez, antiguo presidente del Club
Oriente Petrolero y ex tesorero de la Confederación Sudamericana de Futbol, fue
uno de los pocos a los que se pudo comprobar que había enriquecido cuando era
dirigente. Pero también están los casos de Mauricio Méndez y Kurt Reintsch, dirigentes de Wilstermann y The Strongest, respectivamente. Hay veces en
que futbol y política se mezclan: como el alcalde de Warnes, Cronenbold, ex
dueño de Sport Boys y acusado varias veces por algunos vínculos con
narcotraficantes en Santa Cruz, el actual ministro de Gobierno, Romero, ahora dueño del mismo equipo, o algunos
dirigentes universitarios trotskistas en Universitario de Sucre quienes,
curiosamente, enfrentan denuncias de corrupción.
Pero la crisis
que vive el futbol en Bolivia, mantiene como referencia a la clasificación del
equipo nacional al mundial de 1994 en Estados Unidos, aunque esta selección
mantenía como base a varios jugadores que ya jugaban desde el campeonato
sudamericano para jugadores de 16 años o menores, de 1986 en Perú, y ganado por
la selección boliviana. Juan Manuel Peña, Marco Antonio Etcheverry, Erwin
Sánchez destacarían en ese campeonato y años después, en la selección que
llegaría a perder en el partido inaugural del mundial en Estados Unidos, contra
el campeón vigente, Alemania, con un gol dudoso de Jürgen Klinsmann. En esa
selección, a cargo de Xavier Azkargorta, destacarían otros jugadores,
extranjeros que para jugar en eliminatorias y en el mundial, debían
nacionalizarse: Leonel Trucco, Gustavo Quinteros, Darío Rojas y –el que importa
aquí- Luis Héctor Cristaldo. Todos jugadores que habían destacado en la liga
boliviana y casualmente, argentinos.
El Amparo Constitucional de 1998
Los jugadores de
la selección de 1994 no solo destacan por la clasificación a la copa mundial de
Estados Unidos. Por un lado, Milton Melgar, Erwin Sánchez, Marco Etcheverry,
Marco Antonio Sandy, Carlos Borja y Juan Manuel Peña logran en 2004, luego de
muchos años, que se reconozca a FABOL (Futbolistas Agremiados de Bolivia) como
una mediadora entre futbolistas y clubes, para hacer que éstos cumplan
cualquier contrato deportivo de trabajo con los futbolistas que, como bien se
sabe en Bolivia, han sufrido y sufren por la corrupción de los miles de
dirigentes, vividores, que existen en el país. Antes, por su lado, lo habían
hecho Milton Melgar, Carlos Aragonés, Edwin Romero y Víctor Hugo Antelo en
Santa Cruz, en 1984 y Carlos Borja, Ramiro Vargas, Ramiro Castillo y otros en
La Paz, en 1987. Por otro lado, Luis Héctor Cristaldo y Darío Rojas –aunque más
el primero que el segundo- iniciarían un debate que hasta hoy, con el reciente
caso de Nelson Cabrera y los puntos perdidos por Bolivia frente a Perú y Chile
en las eliminatorias- no termina de cerrar: el estatus de los jugadores
extranjeros, los jugadores nacionalizados y la Constitución Política del
Estado.
En un amparo
constitucional de 1998, ambos jugadores denunciaban que el futbol boliviano no
permitía que jugadores que habían adquirido la nacionalidad boliviana, nacionalizados,
puedan participar como bolivianos en un partido. En otras palabras, que el
artículo 275 del Reglamento General de la Federación Boliviana de Futbol
permitía que en cada partido, cada equipo no podía presentar “menos de 6
jugadores nativos” y 3 extranjeros. Pero la Liga Profesional del Futbol
Boliviano, entre sus reglamentos, en 1997 permitía la participación de 8
jugadores bolivianos “nativos” y 3 extranjeros, los naturalizados, es decir,
Cristaldo –que había nacido en Formosa, en 1969, y vivía en Bolivia desde sus 15 años,
naturalizado oficialmente en 1991, a pesar de que su madre es boliviana- Rojas (nacido en Buenos Aires, llegado a Real
Santa Cruz en 1989 y naturalizado en 1992), o Pablo Escobar, o Nelson Cabrera
figuraban y figuran para la LPFB en 1997 y en 2017, 20 años después, como
jugadores no nativos. Extranjeros o naturalizados, da igual. Aunque cabe decir
que hoy, según la Federación Boliviana de Fútbol, se permite en cada partido y por equipo, la
participación de 7 jugadores bolivianos y 4 extranjeros/naturalizados. El tema
para Cristaldo y Rojas, en 1998, era que jugadores naturalizados y extranjeros
no podían ser tomados como lo mismo en el futbol boliviano. La Constitución
Política del Estado en ese entonces decía:
“Art. 37.-
II. Son bolivianos por naturalización los
extranjeros que habiendo residido 2 años en la República, declaren su voluntad
de adquirir la nacionalidad boliviana y tengan la carta de naturalización
conforme a ley. Ese tiempo se podrá reducir a un año tratándose de extranjeros
que se encuentren en los siguientes casos: a) Que tenga cónyuge o hijos
bolivianos; b) que se dedique regularmente al trabajo. “
Podríamos decir
que sea Añez, o todos los dirigentes del futbol boliviano en los años 90 de la
Liga Profesional del Futbol Boliviano, la Federación de Futbol de Bolivia o la
Asociación Nacional de Futbol hacían caso omiso de lo dispuesto por la Sala
Civil Segunda de la Corte Superior de La Paz en 1998 –fallo procedente- lo que
era anticonstitucional pero además, sobre todo, ilegal y xenófobo: un jugador
argentino de futbol que tenía pocas probabilidades de jugar por la selección de
su país de origen –la liga argentina es, en gran medida, elitista, se
diferencian por un lado, los equipos de Buenos Aires con los de otras ciudades
del país, y por otro, se diferencian los jugadores de Boca Juniors y River
Plate, con los jugadores de otros equipos de la misma ciudad- que además, había
optado por adquirir la nacionalidad del país donde trabajaba, debía enfrentarse
constantemente a los dirigentes de clubes bolivianos que “impugnaban” todo
partido en el que sospechaban de “irregularidades”, en los que participaban los
“no nativos” junto a los extranjeros, dentro del cupo de 3 jugadores que podían
jugar cada partido, por equipo. Las impugnaciones, o sea, que algunos partidos
no sean ganados en cancha sino en “mesa” porque extranjeros y “no nativos”
(naturalizados) son “lo mismo” son una constante en el futbol boliviano, y se
han dado en el 2016 también. Luis Héctor Cristaldo, en 2004 va a enfrentar una
extraña suspensión de 8 meses por un resultado positivo en una prueba
antidoping –cuando según reglamento debían ser solo 6 meses- , y al mismo
tiempo, su equipo, The Strongest, va a perder un campeonato porque uno de sus
jugadores, aparentemente “no nativo”, juega junto a 3 extranjeros el partido
final contra Wilstermann.
The Strongest 2004
En el torneo
Clausura del año 2004 (es decir, el que empieza en agosto y termina en
diciembre), Oriente Petrolero y The Strongest disputaban el primer lugar del
octogonal final de la Liga Profesional del Futbol Boliviano con poca diferencia
de puntos. The Strongest jugaba contra Real Potosí en Potosí, Oriente Petrolero en Oruro, contra San José.
Oriente Petrolero perdió 4 -1 y The Strongest perdió 3 –2 con Real Potosí. A pesar de los resultados, The Strongest y
Oriente Petrolero se enfrentaron en una serie de 3 partidos finales porque
ambos equipos tenían 31 puntos al final del torneo. A pesar de que el arquero
Mauricio Sahonero tapara un penal a Erwin Sanchez y que con esto, The Strongest
ganaría la final en Cochabamba por 4-3, la Liga Profesional del Futbol
Boliviano y la Federación de Futbol de Bolivia, deciden quitar 8 puntos a The
Strongest por la actuación de Marcelo Robledo. Los equipos que habían impugnado
al equipo paceño eran Unión Central, Wilstermann y el propio Oriente Petrolero.
Hasta 2009, Oriente Petrolero era campeón del Torneo Clausura del año 2004.
El arquero
Marcelo Robledo se formó como jugador profesional en Argentina. Hay varias
notas de medios de comunicación bolivianos que dicen que Robledo se ha formado
en Jujuy o que ha nacido en Sucre, aunque lo cierto es que Robledo nació en
Santa Fe en 1979. En 2004, luego de una exitosa carrera en equipos de Sucre,
Robledo es el arquero de The Strongest; pero aquí radica todo el problema: la
situación ambigua de ciudadanía de Robledo, entre haberse nacionalizado
boliviano y presentar estos papeles a la Liga Profesional de Futbol de
Bolivia, fue el motivo para que Carlos
Chávez –presidente de Oriente Petrolero en 2004, ahora en la cárcel de
Palmasola por un gran escándalo de corrupción- decidiera impugnar el partido de
The Strongest y Wilstermann; decía Chavez que Robledo había falsificado su
(nueva) nacionalidad boliviana. Se encontraban en cancha 3 jugadores
extranjeros/nacionalizados y Robledo por The Strongest. Los meses que siguieron
a esta disputada final, se encontraron con que el conflicto debía resolverse en
la CONMEBOL. Carlos Chávez, sin embargo, demandaba un “resarcimiento de daños”,
o sea, el pago de 105.000 dólares de parte de The Strongest a Oriente
Petrolero. Walter Castedo, presidente de la FBF, decide “congelar” ese monto en
la cuenta de The Strongest. Así y todo, el conflicto no contemplaba un amparo
constitucional de 2003.
Cuando Cristaldo
pasó a The Strongest en 2002, se enfrentó no solo a Wilstermann –entre otros
varios equipos- sino también a una impugnación del presidente del club de
Cochabamba que alegaba que en el equipo de The Strongest jugaban 5 extranjeros
y no 4, como permitía el Artículo 120 del Estatuto de la FBF. La cantidad de
extranjeros que podían jugar en cancha ya había sido modificada en julio de
2002, pero la disposición todavía era ambigua: se permiten, sin especificar que
sean de origen o naturalizados, 7 bolivianos en cancha y 4 extranjeros. Para el dirigente cochabambino, los jugadores
que infringían la norma eran los argentinos Gustavo Geloz y Raúl Gigena, el
brasileño Sandro Coelho y dos naturalizados,
Alex da Rosa y Luis Héctor Cristaldo. Luego de que los dirigentes de
Wilstermann acudan a todos los tribunales –lo que en Derecho se dice “agotar
instancias”- y que el Tribunal de Justicia Deportiva de la LPFB, no declare
procedente, pero sí el Tribunal Superior de Penas de la FBF la impugnación de
Wilstermann. Ante esto, el presidente de
The Strongest, Sergio Asbún, presenta un amparo constitucional en contra del
Presidente, Decano, Secretario y Vocales del Tribunal Superior de Penas de la
FBF, porque el tema respecto a Cristaldo se habría solucionado en 1998. El
Tribunal Constitucional, en la sentencia 1055/2003, declara a este recurso,
procedente.
Si bien Mauricio
Méndez, presidente de la Liga Profesional del Futbol Boliviano en 2009, dice
que el caso de Robledo trataba sobre una supuesta falsificación de los papeles
del jugador respecto a su nacionalización y que por no haberse comprobado las
acusaciones de Carlos Chávez en 2004, The Strongest recibe de nuevo, la copa
del Torneo Clausura del año 2004; el caso es ilustrativo respecto a primero, el
trato que reciben los jugadores extranjeros sin importar que estos se
nacionalicen o no, y segundo, que el futbol boliviano demuestra que al tratarse
de jugadores extranjeros, los dirigentes ejercen algo parecido a una “cacería
de brujas”: la forma más efectiva de ganar un partido, teniendo un resultado
adverso en los 90 minutos, es “impugnar”, siendo que los reglamentos de la LPFB
y la FBF son ambiguos, a pesar del amparo constitucional de Cristaldo y Rojas
en 1999 y The Strongest en 2002, los directores técnicos tienden generalmente a
confundir las reglas en lo que respecta a jugadores “no nativos” y extranjeros.
Esto ha resultado beneficioso para algunos clubes, pero es, en esencia, una
cuestión anticonstitucional y xenófoba.
Cabe decir, por
otro lado, que el presidente actual de la FBF, Rolando López, ha prometido
discutir el tema respecto a la situación de jugadores nacionalizados y
extranjeros. Pero López ha dicho recientemente, respecto a la actuación de Cabrera frente a Chile y
Perú, que FIFA no había restado puntos a
Bolivia y que esa institución mandaba dos notas, una que decía que no
restaba puntos y otra que sí, mientras que el abogado de la FBF, Victor Hugo
López, decía al mismo tiempo, en otro medio de comunicación, que Cabrera era
“culpable”, por “no haber comunicado que Cabrera jugó un partido amistoso en
2007 por su selección (Paraguay)”. En otras palabras, si el futbol boliviano
necesita un “cambio”, como se dice tanto en los últimos años, meses y días,
parece que debe, necesariamente, empezar por los dirigentes de fútbol en el
país.
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