MAURIZIO BAGATIN
Me
autoexilié. Un día nos sentimos defraudados por la política, por la sociedad,
por la vida. Tal vez, no teníamos el coraje de admitir que éramos solamente
disolvencias. Yo adherí al movimiento que optaba por el exilio en caso de una
victoria de la fuerza soporífera. Las elecciones se celebraron en abril, con
algunos de mis libros (entre ellos no olvidé llevarme al Céline tan amado) en
mayo (sí, los adormecedores, habían acertadamente ganado) ya me encontraba a
mucha distancia del desastre… y, miraba de lejos el embarque del nuevo que
llegaba: a todo chancho le llega su san Martín, y seguía en mi corajuda lucha
idealista, entre el bellaco que abandona el barco, y el que ha visto, mi lucha
seguía sintiéndola como una encrucijada poética y/o una vuelta a la insustentable
levedad de nuestro ser: nada de todo eso, naturalmente. El hombre, esta especie
a veces insospechable, narra lo que ni al verse se logra (y se debe) creerle.
Estaba hablándole de algo que ocurrió, de algo que es Mito. Y hoy ni siquiera
me acuerdo a cuanto tiempo, y kilómetros de distancia ha ocurrido. Sigo
exiliado, de mis raíces, de mi tierra y de mis sueños.
noviembre 2017
No comments:
Post a Comment