Sunday, December 19, 2021

El Mito es todo lo que existe


MAURIZIO BAGATIN

 

El Mito es todo lo que existe. Una noche estrellada como en un cuadro de Van Gogh o el miedo y el deseo que mueve al ser humano, el dolor que lo frena. Caminar es el destino del hombre, todo el empirismo que miles de años han ido acumulando en una valija que llevamos y un día dejaremos.

“Dejamos las huellas de nuestro pathos. Todo fue platónico, solo la pasión del momento, el incalculable daño que mañana nos consignará nuestra improbable conciencia, nuestra imperceptible moral. Ayer fue solo el deseo.

Nos dejamos llevar más allá de un límite, la locura de lo imposible. Todo desborda, el amor, el animal humano retrocede a su plenitud, se mancha, se autodestruye, se arruina, renace.

Éramos el adolescente que se inicia, el villano impuro, el héroe decadente.”

Salimos temprano de Puerto Aurora, el barquito podía llevar máximo 6 personas, rumbo a Todos Santos, ahí como en todas las anteriores excursiones hacía de Cicerón criollo, visitar las ruinas del pueblo, mostrar los signos de una aún perceptible pista de aterrizaje, los ladrillos ya negros y envueltos en un musgo perennemente verde, los de la iglesia y los del hospital, todo lo que resistió al desastre. El recuerdo de cuanto escribió Rudy Henrich: Tragedia y destino. Las familias que salieron de Europa con hambre y esperanza y ahí se asentaron, y un día tuvieron que abandonar. Todos Santos, nombre de muerte en el río Chapare del 1961, de la leishmaniosis de la cual me enfermé en el ’97 mismo, ahí; “espundia” y “botón de oriente” la llaman los habitantes de la zona, los que gracias a una hierba local y diagnosticándola a tiempo, se curan sin llegar al Glucantime, el medicamento desarrollado como tratamiento. Me curé con 63 inyecciones de antimoniato de meglumina. Un pedazo de metal en el cuerpo.

El Mito son las grandes cosas, la ignorancia, el universo, el amor y el odio, nuestras emociones. El Mito son las pequeñas cosas, un mortal mosquito, una tarde de ocio, esta poesía de Wislawa Szymborska: “Nada ocurre dos veces/ y nunca ocurrirá. /Nacimos sin experiencia, / moriremos sin rutina”.

En Bella Flor de Pucara hay Pucara Punta, allá arriba, caminando unos quince minutos se alcanza la antigua fortaleza aymara, enclavada en la cumbre del cerro. Algunos túneles comunicaban a los atrincherados frente al ataque de los pueblos guerreros del sur, los chiriguanos. Ayer fue arqueología e historia, fue trabajo y convivencia, toda la narrativa de Juan Rulfo que es la quimera de una comunidad, momentos que el hombre desea y destruye adentro de sus manos. Unas posibles reciprocidades, luego alguien lavará los platos.

El poeta advierte, siempre, el retorno de las cosas que se fueron, las que se transformaron en recuerdos. La nobleza del beso a la primera enamorada, la fuga de niños, en el sótano o en los diseminados campos de alfalfa, detrás de todo lo que era aquella vez tan grande, para ser hoy tan chico.

Nos advierte que “tenemos que comenzar recordando más allá de la historia…”, de aquella tabula rasa que es toda nuestra posible imaginación, nuestra ilusión, nuestros sueños, nuestras tentativas de felicidad ¿Y si fuera así?

18 diciembre 2021

Foto: Desde Pucara Punta

 

 

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