Juan Antonio Alonso Velarde
El Premio Nóbel de Medicina de este año ya tiene un ganador indiscutible. Tras muchos años de estudio por parte de los científicos más prestigiosos y con más renombre que El Bulli (esa especie de timo-restaurante del falseador de comidas, Ferrán Adriá), ahora un sencillo indígena boliviano, afecto a los ponchos y jerseys multicolores, el presidente Evo Morales, acaba de dar con la tecla, con la relación causa-efecto entre la ingesta del pollo y la Coca Cola y el hecho automático de quedarse calvo y, al mismo tiempo, volverse homosexual. Vamos, ni Einstein habría dado jamás con la fórmula que ha hallado, tras sesudos estudios, el mandatario de Bolivia. Ahora, sin duda, los hombres de poca o nula cabellera y aquellos que sienten querencia afectiva por los de su propio sexo ya saben que tendrán que echarle la culpa al señor Coca Cola y, en el caso del pollo se pueden dirigir a Calimero.
Desde luego, el señor Evo Morales, a la hora de echarnos unas risas, es mucho mejor que los cómicos de la Paramount Comedy. Junto con Hugo Chávez o nuestro nefasto Zapatero, pueden darnos un curso acelerado de cómo causar la risa y la hilaridad en apenas dos tardes (que es el tiempo que tardó nuestro presidente en asumir los conceptos económicos, tal y como le dijo Jordi Sevilla). Sin embargo, fuera de bromas, resulta lamentable que los ciudadanos bolivianos tengan que soportar a un elemento de dudosa reputación, casi hasta de la peor calaña porque, qué duda cabe, haciendo las veces de un buenismo hipócrita, acabó en el poder aplicando los mismos métodos dictatoriales que sus maestros venezolano y cubano.
Pero vamos, que volviendo a la ridícula y surrealista intervención del presidente de Bolivia, lo cierto es que no sé si el pollo o la Coca Cola, combinados ambos, tienen efectos más demoledores que las de una rica digestión a base de eructos, pero lo que sí está demostrado es que la coca que el amigo allí presente se desayuna debe presentar alguna alteración genética de bastante importancia. Sólo así se explica que el caballero, micrófono en mano, sea capaz de desbarrar de esa manera. La próxima de este elemento será que los billetes de euro y los dólares provocan cáncer de piel o que la televisión y el Internet son creaciones del maligno.
Todo puede pasar, qué duda cabe, pero esto nos tiene que hacer caer en la reflexión del nivel al que hemos llegado con ZP en el poder. Nuestros principales amigos son un fumado boliviano, un tiranosaurus cubano y un mangante venezolano. Sí señores, este es el selecto club que conforma nuestra red de relaciones internacionales, los campeones de la destrucción de los valores democráticos y fundamentales. Como el ejemplo abunde, cualquier día nos quitan el Cola Cao porque, vaya usted a saber, igual produce impotencia.
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Del Blog del autor (Desde mi escaño), Islas Canarias, 24/04/2010
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