Tuesday, October 15, 2013

Encuentros extraños


HOMERO CARVALHO OLIVA
La literatura me ha permitido extraños encuentros, tanto con autores y libros como con personajes literarios que, a veces, son más reales que los que vemos todos los días. Uno de esos encuentros lo viví en la ciudad de New York, en 1989. Nos habíamos mudado allá, porque a Carmen, mi esposa, la designaron cónsul.
Estuve algún tiempo buscando empleo y el único trabajo que pude conseguir fue en Latin american books, una importadora de libros. La dueña era Linda Godman, una simpática judía que conocía mucho de literatura latinoamericana; sin embargo, de Bolivia solamente había escuchado hablar de Alcides Arguedas. Así que cuando le dije que yo era escritor, me miró con desconfianza y me envío al depósito, como el chico de los mandados. Mi tarea consistía en recoger del correo cajas de libros que llegaban de los países latinoamericanos y clasificarlos de acuerdo con el género, novelas por aquí, cuentos por allá... Un día vino Linda a buscarme, traía un libro y una gran sonrisa, me dijo que había comprobado que en verdad yo era escritor. —Mirá, en esta antología (El nuevo cuento latinoamericano de Julio Ortega) estás tú y, luego me entregó el ejemplar. Yo me quedé paralizado por un instante y luego lo abrí y allí estaba mi nombre, junto al de varios escritores que yo había leído y admiraba, como Fogwill, Senel Paz, Ricardo Piglia, Antonio Skarmeta, Cristina Peri Rossi, Eduardo Galeano, Severo Sarduy, Alfredo Bryce Echenique y Julio Ramón Ribeyro. No era el único boliviano, también estaba incluido Alfonso Gumucio Dagron, mayor orgullo aún.
El estar incluido en esa antología me permitió, meses más tarde y con el apoyo de Rosario Santos, ser publicado en  Estados Unidos, convirtiéndome —a decir del escritor Claudio Ferrufino Coqueugniot— en uno de los primeros bolivianos publicados en el país del norte. También me habilitó para acceder a otro empleo, en el que leía mis cuentos en las bibliotecas públicas de barrios con población de habla hispana. Recuerdo que, en cierta ocasión, di una charla sobre literatura en la biblioteca de una cárcel, y uno de los presidiarios, que era experto en Borges y tenía formación académica, ante mi ingenuo cuestionamiento de qué hacía preso un hombre formado y culto como él, me arrinconó respondiéndome que él estaba allí por malo, no por tonto.
Mientras abría las cajas leía lo que podía, y una tarde de verano descubrí que entre los libros que habían llegado de la Argentina venía uno que se llamaba Antología del cuento extraño, selección y prólogo de Rodolfo Walsh, uno de los grandes escritores argentinos desaparecidos durante la sanguinaria dictadura de los 70. Abrí sus páginas y sonreí satisfecho al ver que Walsh había incluido el cuento Los buitres de Óscar Cerruto, extraordinario poeta boliviano y precursor del cuento fantástico, junto con narraciones de autores como Kipling, Josep Conrad, HG Wells y Miguel de Unamuno, entre otros. Sucedió que hoy, esos buitres se llevaron al cielo el tren de mis recuerdos y por eso escribí esta columna.
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De La Razón (La Paz), 10/10/2013  

2 comments:

  1. Conoci a Homero Carbalho, en mi adolecencia, recuerdo que soñaba con ser escritor,...feliz de èl lo consiguio, no lei nada de su obra; pero estoy segura que debe de ser muy bueno, me alegro que los paisanos que reciden en el pais del norte lo lean y seguramente añoraran la tierra al leer literatura boliviana, bonito escrito, me gusto recordarle a este entrañable amigo de mi juventud

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  2. Homero es un gran escritor y un hombre excelente. Tienes que leerlo. En la Red puedes encontrar varias cosas suyas disponibles. O sus columnas para periódicos, semanalmente. Saludos.

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