Thursday, June 5, 2014

LA COCINA DE BEATRIZ ROSSELLS


Miguel Sánchez-Ostiz

POR pura casualidad, y sin saberlo que es peor, he tenido el honor y el placer de sentarme a la mesa de la historiadora Beatriz Rossells, la autora de La gastronomía en Potosí y Charcas, siglos XVIIIXIX y XX (1995 y 2002).
Ese es un libro magnífico y premiado que publica los recetarios de unas mujeres notables de origen vasco, el más antiguo el de 
Josepha de Escurrechea yUndosgoyti, condesa de Otavi y marquesa de Cayara.
El libro lo descubrí en mi viaje del año pasado, entre las mesas y fogones, nunca mejor dicho, porque fogones eran y de llama bien viva, de 
Cochabamba.
A la mesa de 
Beatriz Rossells, un plato llamado Qoqo, que puede hacerse con chicha o con vino, de origen chuquisaqueño (Sucre), servido en olla de greda, acompañado de quinua.
El encuentro en casa del matrimonio 
Baptista Gumucio-Rossells, ha sido para mí uno de los momentos más felices y memorables de esta viaje.
Pero no solo ellos. A la mesa se sentaron la historiadora y catedrática de la 
SorbonaMarie-Danielle Demélas (con quien con asombro mutuo pude hablar de Elizondoporque ella vive a ratos en el valle de Axpe), una americanista cuyos trabajos te invitan a callarte y autora de un libro absorbente que estoy leyendo en este momentoNacimiento de la guerra de gerrilla. El diario de José Santos Vargas (1814-1825), el tambor Vargas, y René-Danilo Arze Aguirreex director del los archivos y biblioteca nacionales de Bolivia.
En la conversación aparecieron viajeros naturalistas como el gran 
Alcides d’Orbingy, nuestro Jiménez de la Espada, obispos absolutistas de armas tomar, piratas…
Yo no sé qué tienen esos encuentros en los que la erudición, la chispa, la gracia, la puesta en juego de saberes e imaginación, las pistas de nuestra historia no recorrida con la intensidad y la afición que se merece, pero siempre abren amplios ventanales a la curiosidad. Nada como que alguien comparta contigo sus saberes, sus gustos, sus curiosidades.
Por si fuera poco, Mariano 
Baptista me suministró un dato que desconocía: la presencia en La Paz, al tiempo de la Revolución de 1952, de Blanca Luz BrumElizalde y su encuentro con Paz Estenssoro.
SOMOS lo que comemos (idea explorada por Josep Pla) y en la comida, en los recetarios, se quedan jirones de nuestra historia particular y social, mucho menos banal de lo que parece. Detrás de un plato, hay mercados y hay mesas, casas, cocinas, usos sociales, profesiones, azares … Entre las líneas cortas de la receta pasa la vida. Eso lo sabe bien BeatrizRossells, autora de un amplio y magistral trabajo introductorio que se sostiene por si solo, no como un prólogo, sino como un buen ensayo de asuntos gastronómicos y sociales.
Ese libro abre una ventana a la curiosidad de aquella España 
virreinal, remota más que lejana, a la que salvo estudiosos poco frecuentados hemos dado la espalda.Beatriz Rossells es una mujer estudiosa cuya curiosidad intelectual la lleva a interesarse por la literatura española de hoy, como por esas joyas de la música popular que son la chacona y la zarabanda, de las que habla con la sencillez y la falta de arrogancia de quien sabe tanto de folclore americano como de cocina.
LO mejor de los viajes son las personas con las que te encuentras. Las maravillas de la naturaleza pueden esperar y ahí quedarán, las personas no, somos fugaces y tenemos cosas que contarnos, desde el taxista de ochenta años que da gracias al cielo por estar vivo, al que se ha dejado las pestañas en el Archivo de Indias o ha conocido la cárcel y la tortura.
Todos tenemos grandes cosas que contarnos, a ser posible alrededor de uno de esos platos domésticos, sin pretensiones, felices, como me decía el inolvidable Juan
Perucho.
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De vivirdebuenagana, blog del autor, 18/04/2009

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